La ansiada reconstrucción del Atlético, un equipo hecho para pelear con el Real Madrid y el Barcelona

desde que consiguió el título de Liga aquella tarde primaveral en el estadio José Zorrilla de Valladolid, el Atlético de Madrid no volvió a ser el mismo y en los siguientes años se quedó bastante lejos de poder plantarle cara a los dos transatlánticos del campeonato liguero, como son el Real Madrid y el FC Barcelona.

Fue entonces cuando los aficionados colchoneros pidieron urgentemente una reestructuración de la plantilla. Había ciertas piezas que ya no servían y la edad le estaba empezando a pasar factura a algunos de los jugadores que años atrás fueron importantes en el conjunto rojiblanco. Pero el problema es que desde arriba no llegaban muchas soluciones. La directiva del Atlético de Madrid tenía otros planes y no estaban por la labor de rejuvenecer la plantilla. Vaya por delante que no era por falta de dinero. Al final, el clasificarse a la Champions año sí y año también ayudó (y mucho) económicamente hablando.

Pero lo sucedido la temporada pasada fue la gota que colmó el vaso. El Atlético se clasificó para la Champions League en cuarta posición y vio como el Girona, un equipo menos mediático, le había adelantado por izquierda, lo que le sirvió para acabar la Liga en tercera posición. Y ahí fue cuando los seguidores colchoneros dijeron basta.

Pidieron refuerzos a la directiva porque hacían falta. Para volver a pelear la Liga y llegar lejos en Champions, el Atleti sabía que no podía tener en plantilla a futbolistas como Savic, Morata, Saúl y compañía. Hacían falta refuerzos de verdad. Y, por una vez en la vida, Miguel Ángel Gil Marín, Enrique Cerezo y Andrea Berta se pusieron de acuerdo por el bien del club y decidieron tirar la casa por la ventana, pero sabiendo que no tenían dinero ilimitado como los clubes-estado.

Todavía restan poco más de dos semanas para que acabe el mercado de fichajes veraniego, pero el Atlético de Madrid ya puede decir que, por una vez en la vida, tiene en su equipo a jugadores diferenciales. El primero en llegar fue el delantero Alexander Sorloth. El noruego venía a suplir la marcha de Álvaro Morata, que se fue al Milan después de que el conjunto italiano abonara la cláusula de 13 millones que el delantero madrileño tenía en su contrato con el conjunto colchonero.

Luego llegó Robin Le Normand, reciente campeón de la Eurocopa con la selección española de Luis de la Fuente. El central español vino para cubrir la salida de Stefan Savic, un jugador que fue importante años atrás, pero que con 35 años había perdido fuelle. Y la joya de la corona llegó con el fichaje de Julián Álvarez. El delantero argentino abandonó el Manchester City y aterrizó en la capital española para ser la referencia ofensiva del conjunto colchonero.

En esos tres fichajes, el Atlético de Madrid se gastó una cifra aproximada a los 156,1 millones, algo que llevaba mucho tiempo sin producirse. Pero el objetivo del club rojiblanco es seguir reforzando la plantilla. La cuarta incorporación va a ser el centrocampista inglés Conor Gallagher, pero todo dependerá de si el Chelsea consigue llegar a un acuerdo con Joao Félix para ficharle en propiedad y sacarle del club madrileño.

En el centro de la defensa, el Atlético de Madrid quiere incorporar una pieza más. Su sueño es el central eslovaco David Hancko, pero la negociación con el futbolista del Feyenoord se ha ido estancando con el paso del tiempo. Lo que está claro es que lo van a seguir intentando. La otra opción que ha surgido para reforzar la defensa es la del francés Clément Lenglet, que es del gusto de Simeone, pero el problema es que lleva varios años lejos de su mejor nivel.

¿Qué pretende el Atleti con esta reconstrucción? Volver a ser competitivo y amenazar la lucha de dos que han protagonizado tanto el Real Madrid como el Barcelona en los últimos años. El conjunto colchonero sabe que tiene equipo de sobra para conseguirlo, pero en el fútbol puede pasar cualquier cosa. Muchas veces se han visto grandes desembolsos económicos por parte de los clubes que no han llegado a buen puerto. Pase lo que pase, el estado de ilusión se ha declarado en el Cívitas Metropolitano y los aficionados esperan que sea una temporada ilusionante para volver a ganar títulos en España y, quién sabe, si en Europa.