Valverde puede con el calor y desatasca al Real Madrid en un día gris

Las ligas no se ganan bordando el fútbol en cada partido, sino con victorias como la que ha conseguido este domingo el Real Madrid ante el Real Valladolid por 3-0. Con calor, en un día donde las estrellas blancas estaban secas de ideas por las altas temperaturas y donde el rival estuvo replegado sin apenas conceder espacios. Tres puntos que saben a gloria aunque esto no haya hecho más que empezar.

Los 11 futbolistas del Valladolid se encerraron atrás y fijaron muy bien a Mbappé, Rodrygo y Vinicius. Ninguno de ellos consiguió ser desequilibrante y allí que tuvo que aparecer Valverde para romper la zaga pucelana y dar un triunfo capital a los suyos, pues parece que no, pero un nuevo pinchazo habría dejado a los de Ancelotti bastante lejos de la cabeza.

Salió el Real Madrid con fuerzas, aupado por la grada, que después de festejar la Supercopa de Europa y vivir un amargo estreno liguero con el empate ante el Mallorca, quería disfrutar de un buen debut en el Santiago Bernabéu. Un gran domingo de fútbol para hacer más amena la vuelta al trabajo que muchos madridistas tendrán que afrontar este lunes. Qué mejor que hacerlo con tres puntos ante un recién ascendido como el Real Valladolid.

Pronto se vio que el duelo no iba a ser una fiesta. Los blanquivioletas (hoy enteros de morado) no fueron al Bernabéu de visita y tenían muy claro el plan para sacar algo positivo. De ahí que desde que el balón echó a rodar buscaron que apenas pasara nada en la primera mitad. Lo máximo que se vio fue a los cinco minutos, con una volea de Mbappé que repelió bien Hein y después, en el 17, la respuesta de los de Pezzolano con un disparo de Darwin que se envenenó tras tocar en Tchouaméni.

Nada más tuvieron los primeros 45 minutos. Unas molestias de Hein que obligaron a entrar a las asistencias, una amarilla a Marcos André por protestar y el aburrimiento de todo el Bernabeú. El calor era el gran protagonista y el Valladolid se sentía cómodo sobre el césped.

Zapatazo y problema solucionado

No sentó bien a la afición del Real Madrid la floja primera parte y Ancelotti lo sabía. Les tocaba reaccionar cuanto antes para no terminar el partido con prisas. La charla en el vestuario surgió efecto y nada más salir, en una falta directa que tocaron en corto Arda Güler y Rodrygo, apareció Valverde para meter un zapatazo al balón y mandarla como un misil al fondo de la red. Lo festejó con rabia el uruguayo consciente de la importancia del tanto.

Sentó bien el gol al Real Madrid y se desmelenó aprovechando que el Valladolid se tuvo que abrir un poco más. Salió entonces a relucir el talento de Güler –que fue el mejor del partido– y buscó sentenciar, pero Hein se lo negó. También tuvo una clarísima Rodrygo, que tenía para disparar o regalarle el gol a Vinicius y el pensar las dos cosas le llevó a no hacer ninguna.

Eso de regalar un gol también lo trató de hacer Vinicius con Mbappé, pero no era la tarde del francés y su taconazo también lo paró el estonio, que estuvo bastante inspirado. Así las cosas y viendo que el Valladolid también inquietaba a Courtois, Ancelotti sentó a sus dos cracks y dio paso a Endrick y Ceballos. También entró Brahim, que había salido un rato antes, para sentenciar con un contragolpe que definió con un toque sutil para superar al guardameta y asegurar un triunfo que terminó siendo abultado gracias al gol de Endrick en el descuento. Día gris, pero los tres puntos al casillero y el brasileño