El último desastre de Laporta: la inscripción de Dani Olmo se complica y el tiempo se agota
El presidente del Barcelona aseguró en agosto que su equipo no estaba en el Fair Play Financiero «porque no querían»
El pinchazo de Flick deja sin escudo a Laporta y la afición del Barça se lanza de nuevo contra su gestión
«No estamos en la norma del 1/1 porque no hemos querido, estamos a 60 millones». Así de contundente fue Joan Laporta en su comparecencia del mes de septiembre para explicar la ventana de fichajes que había realizado el FC Barcelona. Un mercado que decepcionó al socio culé, pues vio como regalaban a Gündogan al no poder pagarle y que nuevamente las promesas de Laporta fueron simplemente palabrería. Ni rastro de Nico Williams por mucho que sonara.
El presidente del club azulgrana se tiró toda la temporada pasada sacando pecho de su gestión y asegurando que ya sí podían fichar grandes futbolistas. A la hora de la verdad, el mercado fue igual que los últimos, que a esos a los que se ha acostumbrado el aficionado. No hubo manera de quedarse en propiedad a los cedidos, Cancelo y Joao Félix, Gündogan se volvió al City y únicamente llegó Dani Olmo.
Vaya por delante que la incorporación del internacional español fue uno de los grandes fichajes del pasado mercado. El problema está en que el Barcelona no tenía manera de inscribirlo –ni siquiera echando a Gündogan y Lenglet– y tuvo la 'suerte' de que se lesionó Christensen de larga duración y pudieron inscribir a Olmo hasta el 31 de diciembre.
El Barça desembolsó 47 millones de euros fijos más variables para hacerse con Dani Olmo, pero lo hicieron sin un plan para poder inscribirlo en LaLiga. La situación del club catalán es la que es y ni siquiera el contrato millonario con Nike (120 millones por temporada hasta 2038) da espacio a la entidad para inscribir de manera definitiva al futbolista de Tarrasa, que, en caso de no ser inscrito de manera definitiva, quedará libre el próximo 1 de enero.
El engaño de Laporta
Joan Laporta prometió a Dani Olmo cuando fichó por el Barça que no habría problemas para inscribirle este curso. Es cierto que no le garantizó la inscripción hasta 2030 (cuando acaba su contrato) pero sí le dijo que para esta temporada estaba todo bajo control. Pronto vio el futbolista que eso no era así y tuvo que ver las primeras jornadas en la grada porque no tenía ficha.
Por eso, en el contrato del futbolista hay una cláusula que haría que el internacional español quedara libre si no logran registrarlo de nuevo en el mercado de invierno o en cualquiera de las ventanas de fichajes hasta que finalice su contrato en 2030. Algo que el jugador –que solo piensa en el Barça– se guardó para garantizarse una salida sin problemas en caso de no poder jugar de azulgrana y que haría perder al Barça 47 millones de euros.
Esta situación, que evidencia un desastre más de la gestión de Laporta, es complicada que se dé porque se hace imposible imaginar que el Barça termine sin poder inscribir al futbolista, aunque algo tendrán que hacer y el tiempo pasa. El fin de año ya está aquí y el club azulgrana necesita 30 millones de euros para cumplir con Olmo.
Además, Athletic Club y Atlético de Madrid presionan a LaLiga para que no hagan la vista gorda y el Barça cumpla con las reglas del Fair Play Financiero, que son iguales para todos. El Atlético sabe que la falta de tiempo puede hacer que les 'regalen' a Lenglet definitivamente para tener espacio y por ello aprietan, ya que el central francés está dando un rendimiento muy por encima de lo esperado. Por su parte, el conjunto bilbaíno lo hace al estar en pie de guerra por lo sucedido con Nico Williams en verano.
Otras opciones
La opción de regalar a Lenglet a un rival directo es una de las últimas que pasan por la cabeza de Laporta. La primera es vender algún futbolista, siendo Christensen quien más papeletas tiene, por 30 millones. También se habla de la venta de la gestión de los nuevos palcos VIP del Camp Nou, aún en obras, para los próximos 20 años por valor de 200 millones de euros.
El problema para el Barça es que es posible que aun con estas operaciones no cumpla con la regla del 1:1, es decir, con la norma que fija la cantidad máxima que puede gastarse en recursos para su primer equipo. De ser así, le quedará un último recurso del que no quieren ni oír hablar, pero que ya empleó en un pasado. Se trataría de un aval personal por parte de Joan Laporta o de los directivos, una medida que quieren evitar , pero que tienen en la recámara para garantizar que Olmo siga siendo azulgrana.