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Fede Valverde está cuajando una gran temporada

Fede Valverde está cuajando una gran temporadaGTRES

Valverde, la estrella cuyo motor no se gasta y que no quiere brillar

  • Lo hace todo bien: de pivote y de lateral, de extremo y de interior, apoyado en un físico inagotable y en una ilusión por jugar que se traduce en una entrega ejemplar para todos

  • El uruguayo es un líder imprescindible para Ancelotti, lo ha jugado todo y el entrenador le busca descanso

Es el futbolista con mayor protagonismo del Real Madrid. Es imprescindible para Ancelotti. En la cabeza del italiano juegan Federico Valverde y diez más, porque el uruguayo está en todas las alineaciones, sea de pivote o de extremo, sea lateral o interior. Suma 41 partidos y 3475 minutos de competición y estamos en febrero. Va camino de pulverizar su plusmarca de 56 encuentros que estableció hace dos años. Su motor no se gasta. Juega siempre porque su poderío físico es un ejemplo, su voluntad es un espejo para los compañeros y su ilusión por estar en el once mueve montañas. Sencillamente, lo hace todo bien. Si 'el Halcón' cubre una ausencia en cualquier posición del esquema, hay tranquilidad. En el cuerpo técnico y en sus compañeros. Y eso es fundamental.

Para 'Fede', como le llama el vestuario, lo importante es ganarse la fe del entrenador y ser titular en cualquier puesto. Ha demostrado ser capaz de cumplir perfectamente cualquier misión. Es cierto: si el italiano le pide que sea el guardameta, dirá sí al instante, sin rechistar, con su alegría de siempre, porque estará en la alineación y observará que confían en él hasta de portero. Del Real Madrid al cielo.

Federico Valverde es imprescindible porque es la extensión de Ancelotti en el césped. Es quien lleva la batuta para que el equipo haga lo que tiene que hacer, arte con el balón y sacrificio sin él. Es el número uno en el trabajo sin la pelota, en la presión, pero también lo es en la incursión por la banda, en el centro al área y en el disparo.

El quid de la cuestión es que el uruguayo, en efecto, lo hace todo bien. Y su liderazgo en el sacrificio sin balón para morder y robar la pelota al contrario es clave, pues es la asignatura pendiente del equipo, la que han aprobado en los dos partidos frente al Manchester City.

Si no juega se nota

Es tal su despliegue físico que el Real Madrid lo acusa cuando no está. Por eso es intocable para el entrenador. Sabe que debe darle descanso y hasta ahora no ha tenido tiempo. Carlo no ha encontrado hueco para sentar al uruguayo. La razón de esta continuidad en el once es que su potencia y su disciplina hacen difícil quitarle del campo, porque su garra se contagia. Sus compañeros ven cómo lo da todo y tienen que emularle. Asumen que para ganar títulos hay que defender sin balón y vigilar a su rival individual. No solo se vence jugando bien con la pelota en las botas, se triunfa cuando se juega bien sin ella.

No es una estrella porque no va de estrella

Para los entendidos de este negocio es el mejor futbolista del Real Madrid, porque es el epicentro del esquema. Corre, muerde, presiona, roba, ataca, vuela con su zancada, centra y dispara a gol. Es una estrella y no tiene esa consideración.

Es sobre todo un excelente mediocampista, con una fuerza que arrastra al equipo, con un temperamento que rompe líneas y con un tiro a puerta muy peligroso si le dejan pensárselo.

Su ritmo es inaguantable

Su potencia se hace letal especialmente en el último tercio de los encuentros, cuando muchos adversarios están cansados y ven con la resignación de la impotencia cómo ese uruguayo sigue corriendo como si tuviera pilas Duracell. 'El Halcón' arrolla y es imparable.

Es una estrella y no quiere serlo. Es una figura que no va de figura. Basa su capacidad en el trabajo y ese es su lema. No se da pábulo. Es humilde y no se cree un líder ni el mejor, aunque Ancelotti le ha encomendado la misión de mandar en el campo y dirigir la estrategia de presión a sus compañeros, exigiéndoles ese sacrificio necesario para defender todos. Rodrygo y Ceballos, dos creadores puros, son sus mejores lugartenientes en ese trabajo destructor.

Renovado dos veces por méritos propios

Es una figura y no quiere serlo. Sólo costó cinco millones de euros al Real Madrid cuando lo fichó. Era menor de edad.

Hoy, su cotización alcanza los 150 millones, una cifra que el Liverpool estaba dispuesto a pagar hace tiempo, pero no pudo ni negociar. Tranquilos, que el Real Madrid lo considera intransferible. Es tal su rendimiento que la dirección deportiva le renovó dos veces el contrato, ampliando años y emolumentos. Tiene convenio hasta 2029. Se lo ha ganado a pulso.

En el ecuador de su carrera, en plena madurez

A sus 26 años vive la madurez de su trayectoria profesional en el Real Madrid. Está en el ecuador de su carrera, en el mejor momento, cuando a su calidad y poderío añade la experiencia.

Decía Zidane que Federico destacaba porque si se proponía ir a un balón, por muy complicado que fuera, iba a por todas, con toda valentía.

Ancelotti le ha enseñado a rendir en todas las posiciones, a funcionar en todos los cometidos, que no es lo mismo ser medio centro que interior derecho. Que no es lo mismo ser extremo que lateral.

Carlo cree en él. Es su extensión en el césped. Un motor incansable. Una estrella a la fuerza. La figura que se niega a serlo. Pero en el club sí lo saben. Le renuevan por muchos años. Fuerza y discreción.

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