La dura crítica de Tebas, presidente de LaLiga, por la «infame» ceremonia inaugural de los Juegos
La gala de bienvenida a los Juegos Olímpicos de París ha generado mucha polémica por la representación de La última cena con drag queens
Las redes sociales critican duramente la ceremonia inaugural de los Juegos: «El 'wokismo' decadente»
la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha dado la vuelta al mundo y ha generado infinidad de opiniones. Los hay que hablan de ella como la más espectacular de la historia, mientras que otros la han considerado ofensiva y muy alejada de los valores del deporte. Además, muchos cristianos, como por ejemplo Javier Tebas, han protestado por la representación de La última cena y consideran que se han pasado todos los límites.
«Inaceptable, irrespetuoso, infame ! Usar la imagen de la Última Cena en los Juegos Olímpicos de París es un insulto para los que somos cristianos. ¿Dónde queda el respeto por las creencias religiosas?», asegura el presidente de LaLiga en un post de X. Unas palabras que ha acompañado de los hastags 'Respeto' y 'Juegos Olímpicos', pues se supone que el espíritu olímpico debe respetar todas las creencias e ideologías.
Javier Tebas no ha sido el único en criticar este acto. Las redes sociales se han llenado de mensajes haciendo referencia a esta parte del desfile que cuesta entender y más si tenemos en cuenta que el tema de la religión es muy sensible en Francia.
En virtud del principio del laicismo, los funcionarios y representantes públicos en general deben observar una estricta neutralidad y no manifestar sus convicciones religiosas o políticas. Esto se cuidó mucho durante la ceremonia con los atletas franceses, pero no hubo problema en hacer una representación burda de un cuadro tan significativo para los cristianos de todo el mundo.
La presencia de Da Vinci
Toda la gala fue un repaso a la historia de Francia y además de La última cena también estuvo presente La Gioconda, la pintura más famosa del polímata italiano y de la que se escenificó su robo en agosto de 1911 y su posterior recuperación en 1913, cuando el ladrón, Vincenzo Peruggia, fue descubierto.