Carolina Marín se lesiona cuando iba camino de la medalla y se marcha de los Juegos de la manera más amarga
La onubense se marchó llorando y sin poderse creer que otra vez más las lesiones vuelven a aparecer en su carrera
Los oros que España está cocinando a fuego lento y pueden suponer un impulso en el medallero
Carolina Marín es una leyenda del deporte español. Quizás no tenga la fama de los Rafa Nadal, Fernando Alonso o Pau Gasol, pero la onubense es irrepetible y hoy le ha tocado vivir la cara más amarga de la derrota. No es nuevo para ella, que ya se ha roto dos veces el ligamento cruzado y además le vuelve a tocar en el peor momento, en unos Juegos Olímpicos.
El deporte muchas veces no es justo, eso no lo vamos a descubrir hoy, pero duele mucho más cuando le ocurre a un deportista de los nuestros. Carolina Marín tenía a tiro asegurarse la medalla de plata y pelear por el oro ante la mejor del mundo. Bonito desafío y para el que estaba preparado la española viendo al nivel al que había llegado a París. Sin embargo, cuando tenía totalmente controlado el partido, apareció una nueva lesión y todo se fue al traste.
La onubense estaba a solo 11 puntos de volver a la final de unos Juegos Olímpicos. Ocho años después Marín iba a volver a pelear por una medalla de oro, ya la ganó en Río y quería la segunda. 21-14 y 10-5 dominaba la española sobre Bing Jiao He cuando ocurrió lo inimaginable. Otra vez las lesiones vuelven a frenar a una jugadora a la que solo ellas han podido tumbar. Así es a veces el deporte.
Las rodillas, que ahora por fin le estaban funcionando bien, le vuelven a jugar una mala pasada. Una rotura de ligamento cruzado en la rodilla derecha en 2019 y otra rotura de menisco y ligamento cruzado en la rodilla izquierda en 2021. Más mala suerte imposible y aun así Marín había conseguido volver y llegaba a estos Juegos en plena forma. Iba directa a por el oro y su nivel estaba siendo al que nos tenía acostumbrados antes de sus lesiones, el de una campeona.
Por desgracia, un mal apoyo terminó con su partido y lo que estaba siendo un cuento de hadas pasó a ser una pesadilla. Carolina Marín notó de inmediato que algo pasaba en su rodilla y que su partido había terminado. Se negó a aceptarlo en un principio y Fernando Rivas, su entrenador, fue a auxiliarla y a consolarla. Marín se puso una rodillera y trató de intentarlo, aunque se vio que era imposible. Iba con miedo y esa rodilla no le permitía moverse con normalidad.
Así, de esta manera tan cruel, se tuvo que despedir Marín de los Juegos Olímpicos de París. Se tiró sobre la pista de la Arena Porte de la Chapelle y rompió a llorar. No había consuelo posible, la onubense, como ya le pasó justo antes de Tokio, volvía a ver cómo una rotura le privaba de volver a pelear por el oro. Triste final para una leyenda como Carolina y que no se merece terminar así su historia en los Juegos Olímpicos. Los Ángeles son en 2028, queda mucho y tendrá 35 años, pero la aventura olímpica de Marín no puede acabar así.
Sus lágrimas son las de toda España, otra medalla que se esfuma, pero eso esta vez es lo de menos. La historia de superación de Carolina Marín es un ejemplo para todos. Una demostración de que nunca se debe tirar la toalla, aunque por desgracia, eso tampoco garantiza el éxito.