España enmudece a Francia y se hace con la gloria olímpica

El 8 de agosto de 1992, Kiko Narváez se convirtió en el héroe nacional después de anotar el gol que le dio la medalla de oro a la selección española. Y 32 años y un día después ha sido Sergio Camello el encargado de marcar el tanto que quería gritar todo el país y de silenciar a un estadio que se las prometía muy felices. Los chicos de Santi Denia firmaron el mejor partido en el día que había que hacerlo y se llevan el oro gracias a los goles de Fermín (x2), Álex Baena y Sergio Camello (x2) (3-5)

Escenario hostil. Más de 45.000 espectadores. Una Marsellesa que sonó como nunca. Y una sonora pitada. Así recibió el Parque de los Príncipes a la selección española de Santi Denia. Los aficionados franceses tenían ganas de revancha. Esa eliminación en las semifinales de la Eurocopa dolió mucho y sabían que tenían la oportunidad de su vida para tomarse su particular revancha. En juego estaba la medalla de oro.

Francia sabía que tenía que salir con todo. No le valía otra cosa. En el fútbol, los inicios siempre son claves y Thierry Henry lo sabía. El técnico francés tenía muy claro cómo hacer daño a España y los futbolistas galos salieron con ese punto extra de motivación.

Los primeros cinco minutos fueron claramente galos. Jugaban en casa y era lo normal. España no estaba cómoda y lo que tenían que hacer los pupilos de Santi Denia era pausar el partido. Francia salió muy revolucionada. Y ese ímpetu con el balón en los pies les sirvió para adelantarse en el marcador. En una jugada sin aparente peligro, Millot se llevó el duelo con Juan Miranda y se aprovechó de un error clamoroso de Arnau Tenas para poner el 1-0 en el marcador.

El gol hizo reaccionar a España y tan solo siete minutos después, el líder de esta sub-23 se hizo enorme y logró el gol de la igualada. Fermín López (otra vez más) aprovechó un pase filtrado de Álex Baena para definir raso y con calidad. Restes no pudo hacer nada para evitar el gol del futbolista del Barcelona.

Empatar tan rápido le sentó de lujo a España. Los de Santi Denia crecieron con balón, empezaron a bordar el fútbol y siete minutos después, Fermín volvió a aparecer en el sitio perfecto para anotar otro doblete más y conseguir su sexto gol en estos Juegos Olímpicos. Menudo torneo estaba cuajando el centrocampista onubense. Contar con un futbolista así en un torneo tan corto es un lujo asiático.

Con el 1-2, se empezaron a escuchar los primeros pitos en el Parque de los Príncipes. España se estaba gustando con el balón en los pies y cuando el equipo de Santi Denia juega así, el éxito está asegurado.

Tres minutos más tarde, Álex Baena se sumó a la fiesta. El centrocampista del Villarreal botó una falta desde la frontal y el balón se coló por toda la escuadra. Habían sido 900 segundos de puro fútbol. El oro estaba encarrilado y los pitos empezaron a sonar con mucha más fuerza. Así se llegó al descanso.

El resultado era favorable para España. Sólo quedaban 45 minutos y lo que había que hacer era jugar con cabeza. La presión la tenía Francia. Para reaccionar, Thierry Henry sentó a Lacazette y metió en el campo a Kalimuendo, un delantero mucho más vigoroso y con más gol que el exjugador del Arsenal, ahora en el Lyon.

La segunda mitad no se pareció nada a la primera. El ritmo del encuentro decayó, España ya no tenía prisa y la afición francesa metió presión desde la grada para que sus pupilos recortaran diferencias. No les valía la plata. Querían el oro.

La selección española aguantó el tirón francés, pero sabían que los últimos 20 minutos iban a ser cardíacos. Olise se puso la capa de líder y de sus botas nació el 2-3. El Parque de los Príncipes se convirtió en una caldera, en un infierno. Solo les hacía falta un gol para llevar el partido a la prórroga. Sin embargo, los nervios les pasaron factura a los futbolistas de Thierry Henry.

Y cuando el partido estaba llegando a su fin, apareció el VAR para ayudar a Francia. Los jugadores franceses se quejaron de un agarrón de Turrientes a Kalimuendo dentro del área que el colegiado brasileño no consideró en primera instancia, pero el videoarbitraje dijo que había que pitar penalti. Mateta cogió el balón y anotó el 3-3. La afición francesa se volvió completamente loca. La final se iba a decidir en la prórroga.

Prórroga

No había tiempo que perder. España no podía lamentarse por ese gol tardío. Quedaban 30 minutos para intentar volver a ponerse por delante y para volver a silenciar al Parque de los Príncipes con un nuevo gol español. Y en esas,

Sergio Camello había entrado en la recta final del duelo por Abel Ruiz. El delantero del Rayo Vallecano sabía que iba a tener oportunidades y en el 100' apareció en el momento perfecto. El canterano del Atlético de Madrid se reencarnó en el Fernando Torres de 2008 contra Alemania y con una sutil vaselina superó a Restes y puso el 3-4 en el marcador.

El tanto de Camello le hizo mucho daño a Francia y los de Thierry Henry veían complicado volver a empatar. España se hizo fuerte en defensa, Arnau Tenas paró absolutamente todo y en el último minuto del partido, el guardameta del PSG le dio una asistencia de lujo a Camello para que anotase su doblete particular. El oro olímpico ya era una realidad.