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Alcaraz, antes de un partido esta temporadaGTRES

Los motivos que explican el bajón de Carlos Alcaraz, de ganar Wimbledon a decepciones en cada torneo

El pasado 16 de julio, en un partido que se fue hasta los 283 minutos, Carlos Alcaraz se impuso en cinco sets a Novak Djokovic en la final de Wimbledon, logrando el segundo Grand Slam de su carrera, tras el Abierto de Estados Unidos de 2022. Se postulaba así como el gran referente mundial del mundo del tenis, aprovechándose del ocaso de la generación de oro y la decepción de la NextGen.

Desde entonces Alcaraz ha disputado seis torneos y no ha podido ganar ninguno, englobándose en estas derrotas una ante el propio Djokovic en la final de Cincinnati y otra ante Medvedev en las semifinales del Abierto de Estados Unidos que luego, de nuevo, vencería Djokovic.

Las dos últimas derrotas han sido especialmente sangrantes. Una ante el búlgaro Grigor Dimitrov, número 17 del mundo, en los octavos de final de Shanghái; y otra ante el ruso Roman Safiullin, número 45 del mundo, en la primera ronda del Masters 1.000 de París, el último gran torneo del año a falta de la Copa de Maestros.

Como el propio tenista murciano ha manifestado, ser número 1 del mundo al finalizar la temporada es ya una utopía. «Después de esta derrota no tengo opciones, todas las que tenía para acabar número 1 al final del año se han ido. No vamos a pensar eso, creo que oportunidades hay cero», expresaba tras la derrota ante Safiullin.

¿Qué ha pasado para que Alcaraz haya sufrido este bajón en su rendimiento? ¿Por qué ha pasado de vencer Wimbledon, en un partido épico ante Djokovic, a no ganar nada en los siguientes meses?

Alcaraz empezó la temporada 2023 jugándolo todo, aupado por esa ingenuidad, o valentía, que te da la edad. Cargó a sus piernas y su mente de partidos, viajó por todo el mundo, y ganó varios torneos; cronológicamente, venció Buenos Aires en febrero, Indian Wells en marzo, Barcelona en abril, Madrid en mayo, Queens en junio y Wimbledon en julio. Seis meses seguidos ganando un trofeo, además de otra final perdida en febrero en Río de Janeiro.

Tener más a perder que a ganar

Con la victoria del Grand Slam londinense hubo quienes no dudaron en considerar a Alcaraz como la referencia mundial del tenis, desbancando a Djokovic, como si esa final hubiese significado un cambio de testigo, el final de una era y el comienzo de otra. A Alcaraz, entonces, le vino la presión.

Siempre es más propenso a salir derrotado aquel que tiene más a perder que a ganar, cuando las expectativas juegan a tu favor y no en tu contra. Considerando su edad, Alcaraz siempre había sido una alternativa en los trofeos, pero aún no la referencia en una época liderada por Djokovic y con los últimos coletazos de Rafa Nadal y Roger Federer.

Carlos Alcaraz, en París BercyEFE

Tras Wimbledon, las expectativas estaban sobre él, la responsabilidad de hacerles justicia, de seguir mostrándose como un tenista imparable, el mejor del mundo. Y para una mente de 20 años ese peso puede significar mucho.

El cansancio físico y mental hicieron mella, notándosele en sus últimos partidos que ha perdido la frescura que le caracteriza. Mats Wilander, antiguo número 1 del tenis, no dudó en recalcar esto y la presión a la que se está viendo sometido: «Ha perdido la sonrisa desde que ganó en Wimbledon. Se le ve mucho más tenso jugando, ya no se divierte y necesita volver a divertirse más en la cancha».

Ahora, a la temporada 2023 de Alcaraz, solo le queda por disputar la Copa de Maestros. Un bonito epílogo para lo que ha sido una temporada repleta de éxitos, pese a este regusto amargo que está teniendo la parte final. Tras eso, Carlos deberá descansar y desconectar, reencontrarse consigo mismo y volver con la mente cargada, dispuesto a recuperar sensaciones. Debe tener claro que, el único capaz de evitar que Alcaraz domine la próxima década, es él mismo.