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Alcaraz cabizbajo tras la lesión sufrida en Río de JaneiroEFE

El bache de Carlos Alcaraz, de la gloria de Wimbledon a la obsesión por volver a ganar medio año después

El pasado 16 de julio Carlos Alcaraz batió a Novak Djokovic en una final de Wimbledon para la historia. Cinco sets y casi cinco horas que se sintieron como un momento cumbre en la historia del tenis. No era únicamente un Grand Slam –que no es poco– sino que se sintió en el ambiente como un cambio de paradigma. La época dorada en el tenis, con Nadal, Federer y Djokovic como protagonistas, le pasaba el testigo y el trono del deporte a la savia nueva que había encontrado en Carlos Alcaraz a ese referente capaz de asumir el testigo y reclamar el legado.

Siete meses después, esa victoria en el Grand Slam londinense sigue siendo la última de Alcaraz en un torneo. Por el camino, Djokovic conquistó el US Open y las ATP Finals, dejando más la caída en Wimbledon como una anecdótica derrota en un año de leyenda que en el inicio del fin. Por otra parte, el italiano Jannik Sinner venció en el Grand Slam de Australia y se ha postulado, palabras del propio Alcaraz, como el gran referente de la próxima generación, quitándole esa consideración al propio tenista murciano.

¿Cómo es posible que en unos pocos meses todo haya cambiado tanto? ¿Por qué Alcaraz ha dejado de ganar?

Vaya por delante de cualquier juicio que Carlos es un chico de 20 años, un talento extremadamente precoz, que se ha visto en el ojo mediático y con la presión de los campeones desde muy pronto. Siendo menor de edad, ya estaba en el circuito tenístico, enfrentándose a varios de los mejores del mundo. Bajones de rendimiento, especialmente después de tocar el cielo y que tu entorno te haga creer que ya eres el mejor, son normales. La regularidad viene con la edad, lo que es importante tener innato es el talento. Y eso no hay duda que Carlos lo tiene.

La temporada pasada se le hizo larga a Alcaraz. La cantidad de torneos y de partidos acabó haciendo mella y eso explica el bajón de rendimiento en la segunda mitad del año, tras la victoria en Wimbledon. En los primeros meses del año, Carlos ganó en Buenos Aires, Indian Wells, Barcelona, Madrid, Queen´s y Wimbledon. Además de una derrota en la final de Río de Janeiro. Números espectaculares que chocan con sus registros en la segunda mitad de la temporada, donde solo alcanzó una final más, Cincinnati, y cayó ante Djokovic.

Wimbledon sigue siendo el último título de AlcarazAFP

Recargar pilas era importante. Jugar menos para ganar más era el lema de Carlos para la temporada de 2024. Seleccionar mejor las batallas que competir. El año empezaba con el Open de Australia y, aunque las sensaciones iniciales fueron buenas, la incontestable derrota ante el alemán Alexander Zverev en cuartos de final volvió a sumir en un mar de dudas al tenista y su entorno. Fue una derrota dura de la que había que reponerse lo más rápido posible.

El remedio de Alcaraz fue descansar, despejar la mente y volver a las pistas para un pequeño tour en competiciones menores que ya había ganado en el pasado. De esa manera, recuperando la sensación de la victoria, Carlos se prepararía para lo que viene, una temporada muy especial por la disputa de los Juegos Olímpicos de París.

Pero en Argentina tampoco ganó. Una derrota clara en semifinales ante el chileno Nicolás Jarry por 7-6 y 6-3. Y, de esa manera, lo que estaba destinado a convertirse en elixir para recuperar confianza, prolongó una agonía que se está convirtiendo en obsesión por la victoria.

Y el torneo de Río de Janeiro, que era una nueva oportunidad, siguió sumiéndole en la desesperación cuando sufrió una lesión nada más empezar el primer partido de la competición. Lo malo del mundo del deporte es que no espera a nadie, relativiza las victorias y magnifica las derrotas; lo bueno, que da muchas oportunidades. Y con casi la totalidad de su carrera todavía por delante, a Carlos le quedan cientos y cientos de torneos por disputar, con el objetivo de seguir haciendo historia.

Alcaraz busca volver a ganar y recuperar sensacionesEFE

Pese a lo aparatoso de la lesión, Alcaraz espera que todo quede en un susto y no tenga que estar demasiado tiempo fuera de las pistas. De hecho, tal y como él adelantó, su intención es estar en el partido de exhibición que jugará ante Rafa Nadal el próximo 3 de marzo, apenas unos 10 días después del percance. Los plazos son apurados y todo se esclarecerá cuando salgan nuevas noticias sobre la lesión sufrida por el jugador murciano.

Con 20 años, la era de las redes sociales ya se ha encargado de catalogar a Alcaraz como un juguete roto, preso de las expectativas. Y si bien su juego necesita una pequeña evolución, ser capaz de disputar diferentes tipos de partido y afrontar diversos retos, además de canalizar mejor las derrotas y la frustración, le queda todo el tiempo del mundo por delante.

Djokovic y Sinner no aflojan en sus respectivas cruzadas por ser el mejor de siempre y el próximo gran referente, pero mientras Alcaraz sigue a la espera, agazapado, aguardando volver a iluminar los ojos del mundo. Carlos ha perdido confianza y la sensación de que ya era su momento. Y es que el deporte, como una enseñanza de la vida, te enseña que la única forma de impedir que un inferior crezca sobre la idea de que hoy es su momento radica en sentir que tu momento es siempre.