Mutua Madrid Open
Nadal compite hasta el final, pero cae ante Lehecka en octavos de final y se despide de Madrid
El balear compitió el partido, pero pagó el esfuerzo del día anterior y cayó 6-7 y 4-6 en poco más de dos horas de encuentro
El emotivo gesto de Nadal con Cachín tras acabar el partido y que engrandece su leyenda
No por esperado deja de doler. No por previsto deja de parecer increíble. Rafa Nadal, debilitado tras el tremendo esfuerzo del día anterior para superar al argentino Pedro Cachín en tres sets y más de tres horas, cayó en los octavos de final del Mutua Madrid Open ante el checo Jiri Lehecka y, atendiendo a sus palabras antes de empezar el torneo, se despide de Madrid para siempre.
Rafa empezó el partido bien, compitiendo mucho y mostrándose fresco dentro de lo que su cuerpo puede ofrecer a estas alturas. Él resolvía fácil los juegos en los que servía y Lehecka hacía lo propio en los suyos. El partido era una sucesión de buenos puntos con un Rafa al que se le veía potente desde el fondo de la pista y rápido subiendo a la red. Hasta que no le dio para más.
Con 5-5 en el primer set, encaminándose hacia un final muy competido, Nadal pasó por un bache horrible y tan solo venció un punto de los siguientes diecisiete. Dos juegos en los que se quedó a nada resolvieron la primera manga para el checo con un total de 7-5.
Cuando perdió en Barcelona ante Alex de Miñaur, hace unos días, Nadal confesó que en el segundo set se dejó ir porque, tras haber perdido el primero, no se sentía capaz de competir un partido a tres mangas. Pocos días después, ante Cachín en Madrid, demostró su mejora física no solo siendo capaz de ello, sino venciendo. Sin embargo, tras perder el primer set ante Lehecka, se abrió en el ambiente la pregunta de si sería capaz, en días sucesivos, de competir partidos tan largos.
Parece que el propio Nadal pensó eso, pues arrancó el segundo set muy dubitativo y concediendo un break a las primeras de cambio. El siguiente juego tampoco lo compitió y todo parecía encaminado a un angustioso final, pero entonces la Manolo Santana despertó, empezó a apoyar a su héroe y Nadal se prometió el al menos caer compitiendo.
Y así fue en el larguísimo tercer juego del segundo set, donde Nadal nunca le perdió la cara al partido, pese a que el contexto invitaba a ello, y acabó salvando un break que, ahí sí, habría dinamitado el encuentro.
Cuando servía el checo, sin embargo, no había opción. Potentísimo al primer servicio, no dejaba ni una opción a Rafa que veía las bolas pasar a una velocidad imposible de contestar. Conforme los puntos se sucedían, a Rafa se le empezó a ver algo más desesperado e impreciso, nervioso sabiendo que el encuentro se le iba.
El partido se encaminó, por tanto, a su inevitable final. Rafa defendía bien los juegos en los que servía, compitiendo hasta el fin, pero era incapaz de contrarrestar aquellos en los que restaba. Lehecka jugó un fantástico partido, y su saque se presenta como un argumento más que potente para alcanzar cuotas altas en este torneo y en sucesivos.
Pasada la medianoche, se deshizo el hechizo. Lehecka acabó con la ilusión de una Manolo Santana que recibió en pie el último juego de Nadal en una pista donde entró como un niño y se va como una leyenda.
Nadie ha ganado tantos partidos en Madrid como Nadal. Ha vencido en cinco ocasiones el torneo y ha protagonizado innumerables tardes para el recuerdo. Seguramente, ya no habrá más. Cuando los aficionados del tenis, en unos años, echen la vista atrás podrán decir, esta vez con razón, aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor.