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Vista de los depósitos de gas de la empresa Repsol en La Campa Torres de Gijón

Vista de los depósitos de gas de la empresa Repsol en La Campa Torres de GijónEFE

Crisis energética

España podría ser la puerta del gas con la que Europa busca su independencia de Rusia

La mitad de las regasificadoras europeas se encuentran en territorio español. España es el único país capaz de recibir y repartir el gas con el que Europa quiere independizarse de Rusia

El terremoto que la crisis en Ucrania ha provocado sobre el mercado del gas comienza a hacerse notar en Estados Unidos. Un grupo de senadores ha instado al presidente, Joe Biden, a limitar las exportaciones de gas a Europa, que durante las últimas semanas se han disparado para minimizar la dependencia del Viejo Continente sobre Rusia.

El parche ideado por Biden empieza a despegarse, mientras avanza la posibilidad de que Qatar se convierta en uno de los principales proveedores de gas a Europa. Una solución en la que España jugaría un papel protagonista. La gran cantidad de regasificadoras con las que cuenta nuestro país le posicionan como puerto de entrada del gas catarí. Desde las plantas de almacenamiento españolas partiría el gas con destino al resto de países europeos. «Es una solución viable, pero para un volumen moderado», asegura Antonio Turiel, investigador científico del CSIC, que advierte de que esta alternativa «no solucionaría el problema de dependencia del gas ruso».

Una dependencia de la que –de momento– consigue escapar España que, no obstante, continúa atada al gas de Argelia. El país del norte de África suministra casi el 50 % el total importado, y lo hace a través de dos vías: el gasoducto Medgaz y los metaleros que cruzan el Mediterráneo desde Argelia a las costas andaluzas. Sin embargo, durante estos meses se han producido problemas técnicos. «Ha habido momentos en los que se ha cortado el suministro a través del gasoducto», desvela el investigador del CSIC, que no obstante asegura en declaraciones a El Debate que Argel está cumpliendo con lo pactado.

Las dudas se acumulan a medio y largo plazo. «Argelia tiene muchos problemas internos y no es descartable que pueda haber problemas en el futuro», insiste Turiel, que detalla que la producción de gas del país lleva 20 años estancada.

No obstante, el conflicto que derivó en la dependencia de España sobre Argelia podría terminar siendo un gran aliado para la diplomacia española.

España enviará gas a Marruecos

La ruptura de las relaciones entre Argel y Rabat, que ha condenado a Marruecos a un invierno sin gas, se alza como la llave para que España pueda apuntalar las relaciones diplomáticas con Mohamed VI. Tras un 2021 tenso, marcado por la confrontación que inició la acogida en Logroño del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, y a la que Rabat respondió propiciando la entrada masiva de 10.000 emigrantes irregulares a través de Ceuta, el gasoducto Magreb-Europa se convierte en el clavo al que el Gobierno se agarrará para evitar futuras crisis.

El Ejecutivo abrirá la tubería que une ambos países para enviar gas a Marruecos. La ministra de Energía del país, Leila Benali, confirmó el miércoles la compra de gas extranjero y su recepción a través del gasoducto que une Tánger y Tarifa.

Esta posibilidad lleva meses planteándose. A finales de octubre de 2021 –tras el estallido de las relaciones diplomáticas entre Argelia y Marruecos– ya se puso sobre la mesa la opción de revertir el sentido del gasoducto para evitar un corte de suministro en el país del norte de África. Sin embargo, esa vía quedó en punto muerto después del acercamiento de Mohamed VI a Nigeria –país productor– en busca de una alternativa al gas argelino, pero sobre todo gracias a las minas de carbón del país, desde donde ha salido la energía que ha caldeado los hogares marroquíes.

Además, Argel lanzó un serio aviso a España. Su gas no podía acabar en Marruecos bajo ningún concepto. Una cláusula que, de incumplirse, podría llegar a romper el contrato de suministro a través de Medgaz, el gasoducto desde el que recibimos gas de Argelia.

La solución planteada ahora salvaría la situación. Por un lado, Marruecos no cuenta con plantas de regasificación con las que poder almacenarlo y, por otro, Argelia no pondría problemas al envío de gas internacional a Tánger a través de España.

Sin embargo, es coste será muy alto. «La crisis va a ser grave para Marruecos, porque el precio del gas que van a recibir va a ser bastante más caro que el que recibían antes desde Argelia. Se trata de un gas revendido», dice Antonio Turiel. Marruecos debe comprar gas a un tercer país y pagar el transporte por barco a España. Es ahí donde reside el sobrecoste que deberá pagar Rabat. «La llegada de gas a través de buque metanero requiere un control exhaustivo de las temperaturas criogénicas durante todo el trayecto», explica Turiel, lo cual dispara su precio.

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