Negociación colectiva
La subida de los salarios, frenada hasta que la inflación se relaje
Las reuniones entre empresarios y sindicatos se hallan en punto muerto mientras el IPC siga desbocado, aunque la razón para incrementar los sueldos debería ser que asciende la productividad
El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, comenzó el año poco menos que pidiendo a Pedro Sánchez que se callase cuando decía que los salarios no podían subirse al nivel de la inflación. El sindicalista afirmaba que iban a subirse sí o sí, y auguraba que la renovación de los convenios iba a convertirse «en un foco constante de conflicto social. La gente no se va a conformar con una subida del sueldo del 1,47 % cuando la inflación ha aumentado un 6,7 %», decía en enero, como puede comprobarse en el artículo que hay bajo estas líneas.
La situación respecto a inicios de año ha empeorado con la subida del IPC al 9,8 %, y la negociación está estancada. El propio Pepe Álvarez ya se abría en marzo a posponer la equiparación de los salarios con la inflación, y recientemente daba por muerto el denominado pacto de salarios, según Infolibre.
La realidad a día de hoy es que la semana pasada no hubo ninguna reunión entre empresarios y sindicatos, y en principio esta semana tampoco hay previsión de que la haya. Desde Comisiones Obreras indican a El Debate que «las negociaciones se hayan en un momento de impasse. Hay alguna nueva propuesta, pero no sabemos aún si esta semana habrá reuniones. Aunque la situación no es fácil, seguiremos insistiendo para llegar a un acuerdo sobre la subida de los salarios».
Desde la CEOE nos indican que no hay novedades. Lo último que propuso la patronal de los empresarios, el 8 de abril, fue subir los salarios un 8 % entre los años 2022 y 2024. El aumento sería de un 3,5 % este año, un 2,5 % para 2023 y del 2 % para 2024, en línea con la moderación de la inflación que se espera para los próximos ejercicios. El Banco de España prevé una inflación del 7,5 % para este año, del 2 % en 2023 y del 1,6 % en 2024. La propuesta empresarial estaría muy alejada de la inflación media estimada para este año. Supondría una pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores, pero mejoraría las tasas medias previstas por el Banco de España para los próximos dos años.
La iniciativa de los empresarios condiciona estas cifras a que sean compatibles con el mantenimiento y la creación de empleo, y demandan también que dichos incrementos se incorporen en las licitaciones públicas.
Para la CEOE, en el actual contexto de precios elevados, indexar los salarios a la inflación no es aceptable. Los líderes de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, avisan de que no aceptarán devaluar los sueldos. Afirman que mejorar los salarios es la única manera que tienen los trabajadores de soportar el aumento del IPC.
Ambos sindicatos admiten que, en la situación actual, con un IPC cercano al 10 %, no es realista plantear subidas salariales de esta magnitud en la negociación colectiva. Abogan por que a lo largo de un ciclo de dos o tres años se recuperen los sueldos para no perder poder adquisitivo. Con esta propuesta de la patronal de los empresarios, si se cumplen las previsiones del Banco de España, no sería suficiente para garantizar el poder adquisitivo.
En opinión de CCOO y UGT es necesario incluir cláusulas de garantía salarial en la negociación colectiva para que los ajustes salariales se produzcan a final de año, y evitar así que los sueldos se conviertan en un elemento inflacionista.
También apuestan por que el acuerdo de convenios que están discutiendo con la patronal sea «equilibrado», de una vigencia superior al año, lo que permitiría sortear mejor la negociación salarial de los próximos ejercicios.
Aunque las negociaciones entre la CEOE y los sindicatos están actualmente paradas, podrían reactivarse próximamente coincidiendo con la manifestación del 1 de mayo. No en vano subir salarios es una de las frases que aparecerá en la pancarta que abra el camino de la concentración. Pero la subida de los salarios no debería ir ligada a la inflación, porque la agravaría. Tendría que estar relacionada con una mejora de la productividad, que precisamente cayó en 2021 a cifras nunca vistas en la historia reciente de España. En concreto, es un 6,6 % inferior a la registrada en el inicio de la crisis.