Economía
La paradoja de la crisis de la inflación: ¿por qué la recesión es tan necesaria en España?
España se enfrenta, junto al resto de la Unión Europea, a una recesión que demandará un esfuerzo por parte de los hogares. El fin de la inflación pasa por una caída de la demanda. El 2023 será un año necesariamente duro para las familias
La recesión avanza por el Atlántico con destino a la Unión Europea. Muy pocos analistas desechan la posibilidad de que ésta termine por atracar en España. No lo hace la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que el pasado miércoles predijo fuertes desajustes en la economía española; y tampoco BBVA que apunta a que nuestro PIB caerá por segundo trimestre consecutivo en la recta inicial del 2023. Se trata de una consecuencia de la guerra contra la crisis de la inflación, iniciada en Estados Unidos y replicada por el Banco Central Europeo en el viejo continente.
«Si tuviera que dar una estimación, diría que la probabilidad de que una recesión llegue a España no sería inferior al 80 %», afirma Juan Ángel Lafuente, Catedrático de Finanzas y Contabilidad de la Universidad Jaume I, que coincide con las predicciones del banco que preside Carlos Torres. Un escenario más amable para nuestra economía pinta la OCDE. El organismo internacional cree que España se salvará de la recesión que sí confirma para el resto de Europa. «Creo que avanzamos hacia una desaceleración, con un crecimiento más bajo al actual, pero no creo que terminemos cayendo en una recesión profunda», dice el profesor de la Universidad Carlos III, Pedro Serrano.
Un descenso de la actividad ayudará a rebajar los preciosProfesor de Finanzas y Contabilidad de la UC3M
De lo que no hay duda es de que Estados Unidos ha caído en recesión. La Casa Blanca confirmó este jueves un retroceso de su economía del 0,1 % en el segundo trimestre. Una tensión económica que, no obstante, ayudará a la inflación.
La política monetaria iniciada por la reserva Federal estadounidense e imitada –con retraso– por el Banco Central Europeo (BCE) persiguen precisamente reducir la demanda para compensar el shock de oferta. «El hecho de que se produzca un descenso en el crecimiento es un buen indicador de que la inflación va a decrecer», afirma Serrano que no obstante reconoce que los hogares sufrirán. «La consecuencia que tiene una reducción de la actividad hará que los ciudadanos pospongan sus planes para más adelante», añade.
El 2023 demandará un esfuerzo mayor
Otra de las secuelas de la lucha contra el alza de los precios es el encarecimiento de las cuotas hipotecarias. El euríbor –por encima del 2,2 %– seguirá subiendo a lo largo del próximo trimestre, al calor de los cambios en la política monetaria. «El resultado sería un efecto en forma de 'J' en el margen, con una ligera caída en los primeros meses, como ponen de relieve los últimos datos publicados por las entidades más representativas, a la que seguiría una tendencia creciente a partir sobre todo de 2023», afirman los expertos de Funcas.
El INE señala que en 2021 los hogares destinaron un 34 % del presupuesto mensual al pago de la vivienda, el agua y la electricidad; un 16 % a alimentación y un 15 % a ocio, restaurante y hoteles. «Un encarecimiento de las hipotecas afecta a la parte más sustancial del gasto de las familias», dice Serrano que advierte de que las familias se verán obligadas a recortar en las partidas más prescindibles para poder hacer frente a los gastos fijos.
Sin embargo, el mayor impacto de la recesión recaerá sobre aquellos con rentas más bajas, «para una familia con una renta mediana, el shock adverso será más llevadero que para aquellos con menos recursos», afirma Lafuente. El Gobierno anunció este jueves un paquete fiscal que pretende proteger a aquellos con menores rentas. En concreto, Hacienda incluirá en la Ley de Presupuestos una rebaja del IRPF para los trabajadores con rentas inferiores a 21.000 euros anuales, por el contrario, añadirá mayor presión sobre aquellos con retribuciones superiores a los 200.000 euros. Las medidas entrarán en vigor en 2023.
Rebajar impuestos a la clase media
En paralelo, varios gobiernos autonómicos han presentado rebajas fiscales menos quirúrgicas. En Valencia, el Ejecutivo de Ximo Puig ha optado por rebajar el IRPF para las rentas inferiores a 60.000 euros. «Parece contradictorio que estemos buscando rebajar la demanda para contener la inflación, y que haya gobiernos bonificando y rebajando impuestos para mantener el mismo nivel de consumo», dice el catedrático de la Jaume I.
El debate es complejo, desde el punto de vista individual, rebajar impuestos permite al hogar luchar de manera más adecuada contra los efectos de la inflación. Sin embargo, las acciones, como las aplicadas por Puig en Valencia, generan un conflicto entre la política fiscal y la monetaria. «Lo que es contradictorio es que el BCE intente deprimir la demanda para luchar contra la inflación, y luego nos encontremos con políticas fiscales que están incentivando la demanda», apunta el profesor de Finanzas y Contabilidad de la Universidad Carlos III de Madrid.
Hay una terrible falta de coordinación entre la política monetaria y la fiscalCatedrático de Finanzas y Contabilidad de la Universidad Jaume I
Es la contradicción que se presenta ante el euro. La falta de coordinación entre la política monetaria y la fiscal pone en riesgo la batalla contra la tormenta de los precios. «Esto es un problema estructural de la Unión Europea, se puede minimizar, pero no resolver», dice Lafuente que recuerda el gran reto de la presidenta del BCE, Christine Lagarde. «Está sometida a una presión política fuerte, no puede hacer la política agresiva adecuada», afirma Serrano que señala que una fuerte subida de los tipos provocaría problemas a los países del euro con mayores problemas de financiación, «si seguimos la senda de Estados Unidos, generaría un problema en las economías europeas en el peor problema», añade.