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Las Letras del Tesoro vuelven a ser una forma de inversión interesante y segura

Las Letras del Tesoro vuelven a ser una forma de inversión interesante y segura

Ahorro

Vuelve la fiebre por las Letras del Tesoro con intereses cada vez más altos

El Tesoro Público sigue subastando deuda para esperanza de muchos inversores conservadores

Las finanzas mundiales están volviendo a otros tiempos. Recuperan diferentes formas de ahorro y de generar intereses que ya habíamos olvidado gracias a un euríbor negativo que permitió pedir dinero y devolverlo a un precio muy bajo.

Ahora llega el turno de la economía conservadora. Por un lado, los depósitos y las remuneraciones que ofrecen los bancos por tener el dinero en una cuenta corriente. Por otro, las Letras del Tesoro que vuelven a ser un modelo de inversión interesante y que no supone ningún riesgo.

Deuda pública

Las Letras del Tesoro son títulos de deuda pública que emite un Estado para financiarse. Es decir, pide dinero a los contribuyentes para devolvérselo entre tres y 18 meses después con un interés que suele ser bajo, pero fijo y sin opciones a que el ahorro se pierda.

Para ver cómo han evolucionado las Letras del Tesoro los últimos meses solo hay que irse hasta el mes de junio, una fecha en la que empezó la revolución económica con subidas del precio del dinero y reajustes varios.

En junio de 2022 el Estado pagó por la deuda a un año un 0,47 % de interés; en julio ya subió a 0,68 %; en agosto llegaron a 0,78 % y en la última celebrada en septiembre los intereses eran del 1,4 %.

Para los ahorradores que han logrado mantener dinero en el banco llegan buenos tiempos y malos para las entidades que necesitarán tener todo el efectivo posible en las cuentas corrientes.

Al margen de las Letras del Tesoro, los depósitos o las cuentas remuneradas vuelven al panorama económico y lo hacen muy pendientes de los tipos de interés para mover al alza sus remuneraciones. De momento, ya llegan al 2,5 % en algunos bancos, una cifra que no se veía en España desde la llegada de ING a principios de siglo XXI.

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