El bono cultural acaba en la reventa: los jóvenes ofrecen por Wallapop los productos que compraron con él

Los jóvenes que se han podido beneficiar del bono cultural impulsado por el Ministerio de Cultura han demostrado que prefieren el dinero contante y sonante en vez de los productos culturales que con él podían adquirir.

En la plataforma Wallapop, dedicada a la compra y venta de productos de segunda mano entre particulares, han aparecido algunos anuncios donde varios usuarios ponen a la venta videojuegos y series que reconocen haber comprado con los 400 euros de dicho bono.

Según las cifras ofrecidas por el departamento que dirige Miquel Iceta, han sido un total de 281.557 jóvenes nacidos en 2004 los que han recibido esa 'ayuda' para «invertir en productos culturales».

Sin embargo, algunos de ellos han decidido que sus compras tengan un nuevo destino. Para justificar en su anuncio que un producto totalmente nuevo esté a la venta, como por ejemplo, el videojuego Fifa23, aseguran con sinceridad que: «Comprado con el bono cultural. Prefiero el dinero».

Otro usuario ofrece las cajas con todos los episodios de cada temporada de la serie 'Juego de Tronos': «Es prácticamente nuevo y la razón es que me ofrecieron el doble gracias al bono cultural».

Silvia anuncia que vende libros de 'Técnica de manga' de Hiraku Hayasi donde reconoce que «han sido comprados con el bono cultural y consultados una vez, prácticamente nuevos».

Las complicadas gestiones del bono

Desde que se anunció la medida, el tránsito del bono cultural no ha sido precisamente plácido.

Los intentos de conseguirlo de manera online se convirtieron en misión imposible, hasta el punto de que el Ministerio de Cultura se vio obligado a ampliar el plazo 15 días más de la fecha correspondiente, además de delegar a las oficinas de correos esta tarea.

Cultura se dio cuenta que algo fallaba cuando comprobó que solo 166.520 jóvenes de los 378.417 que tenían derecho a pedirlo habían conseguido completar la solicitud correctamente cuatro días antes de que finalizase el plazo inicial.

Y es que los requisitos eran cuanto menos farragosos. Sacarse el certificado digital y la Cl@ve conlleva adentrarse en las intrincadas páginas web del gobierno. Todos los que han intentado tramitar ambas gestiones saben a lo que se enfrentan: un laberinto de menús con interfaces arcaicas, caídas repentinas y mucho tiempo perdido.

Así que algunos de ellos que lo lograron han debido pensar que es hora de la recompensa y por eso han ido raudos a Wallapop para intentar colocar el producto comprado.