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Las aguas internacionales cercanas a Ceuta son una opción perfecta para transferir el crudo a los grandes petroleros.GTRES

Ceuta, el enclave elegido por Rusia para sortear las sanciones en pleno patio trasero de Europa

El Kremlin aprovecha las aguas internacionales cercanas al enclave español para transferir el crudo a los grandes petroleros con destino a China e India

El pasado domingo entró en vigor el embargo de los combustibles refinados rusos, un duro golpe para la economía del país que resiste a duras penas. Para sortear las sanciones, Rusia parece haber encontrado en Ceuta una manera para vender su petróleo a China.

Hasta la invasión de Ucrania, Rusia enviaba el crudo a las refinerías europeas en petroleros, pero las sanciones han obligado al Kremlin a buscar rutas alternativas y una de ellas sería la costa del enclave español. Para realizar los intercambios, Rusia carga crudo en los aframax, pequeños buques preparados para romper el hielo del Ártico. Estas embarcaciones llevan el combustible a aguas internacionales cercanas a Ceuta donde transfieren la carga a los VLCC, inmensos petroleros capaces de transportar dos millones de barriles. Estos cargueros ponen entonces rumbo a Asia.

Para evitar violar el derecho internacional, los petroleros permanecen a doce millas náuticas de la costa, el límite de las aguas territoriales, aunque en algún momento podrían haberse internado en zonas de soberanía española, según desveló Bloomberg. El problema, estén en aguas internacionales o no, es que las embarcaciones ya vivieron sus mejores días hace tiempo y la cobertura de seguro es inexistente en la mayoría de los casos, por lo que el riesgo de derrame es muy alto.

«Tienen entre 12 y 15 años –una edad avanzada para este tipo de barcos–, han prestado servicios a Irán y Venezuela, y tratan de esconder su geolocalización para burlar las sanciones económicas impuestas por la Comisión Europea, el G7 y Australia», revelaba el periódico británico Financial Times.

Contratar un VLCC cuesta 20.000 dólares al día frente a los 55.000 de los aframax

Rusia tiene varios motivos para realizar las transferencias en aguas cercanas a Ceuta, ciudad que está fuera del paraguas de la OTAN. Según explica Javier Blas, periodista de Bloomberg especializado en energía y materias primas, Rusia no quiere comprometer su flota de aframax en un viaje de 50 días desde el Báltico hasta China o India. Contratar un VLCC cuesta menos 20.000 dólares al día, frente a los 55.000 dólares de los aframax, capaces de transportar menos carga –y, por tanto, aumentaría los costes–.

Además, protegido en el Mediterráneo de los vientos tormentosos y el oleaje del Atlántico norte, Ceuta está lo suficientemente cerca del estrecho de Gibraltar para que los VLCC puedan regresar rápidamente a mar abierto. La otra opción son las aguas internacionales frente a la costa griega, cerca de Kalamata, pero obliga a los petroleros a adentrarse mucho más en el Mediterráneo y los VLCC solo son capaces de cruzar el canal de Suez a media carga.

Los expertos calculan que cada día se dirigen a China e India unos 2,7 millones de barriles, cuatro veces más de la cantidad enviada antes de la invasión. Estos países, poco interesados en respetar las sanciones occidentales, ya han advertido que seguirán comprando petróleo ruso, lo que ha disparado las exportaciones. Con sanciones o sin ellas, Rusia está vendiendo más crudo que antes del conflicto en pleno patio trasero de Europa.

Tensión entre Marruecos y España

La elección de Ceuta tiene también sus motivos políticos. Marruecos no reconoce las aguas territoriales de esta ciudad y España no se arriesgará a intervenir militarmente en la zona para evitar tensiones con el vecino en plena política de cesiones del Gobierno español. Por eso, al Ejecutivo solo le ha quedado la opción de amenazar a las empresas españolas que presten apoyo a los buques rusos con la apertura de expedientes administrativos.