Raül Blanco, del fracaso en los Perte a dirigir Renfe en menos de dos meses
El Gobierno vuelve a pagar la tasa independentista recolocando, dos meses después, a quien señalaron por no ser capaz de gestionar las ayudas a la automoción
El PSOE arrastra desde hace años un idilio con la Cataluña más independentista que, a cambio de ser todo eso, sostiene en el poder a Pedro Sánchez.
Salvador Illa no tardó en quitarse la mascarilla y dejar tirada a la Sanidad española para intentar ser la bisagra que uniera el independentismo con el constitucionalismo. De poco sirvió, porque aparecer un día tras otro en la televisión no le garantizó llegar a presidente de Cataluña y, mucho menos, fingir que te interesa la España democrática.
Ahora es el turno de Reyes Maroto, menos expuesta, pero con ganas de retirar a Almeida del Ayuntamiento de Madrid en el mejor momento del alcalde y de la capital de España.
Crisis
A la ministra de Industria se le hacen largos estos últimos meses. Intenta centrar una carrera electoral en Madrid mientras su partido no para de generar caos allá por donde pasa.
La chapuza del tren de Cantabria y de Asturias no entraba en sus planes. De hecho, el PSOE tapó el caso durante año y medio hasta que fue imposible esconderlo más y España se enteró de que los convoyes eran más grandes que los túneles 263 millones de euros después.
Maroto no puede perder. Ningún ministro socialista puede perder en esta legislatura. Si no cae Irene Montero y sus casi 60 condenados por violencia sexual excarcelados, nadie puede dejar el cargo por nimiedades como un tren demasiado ancho.
Dos ceses
Como cuenta Ana Martín en El Debate, Raquel Sánchez ha presionado para que rueden dos cabezas importantes y se salve la suya. El presidente de Renfe, Isaías Táboas, y la secretaria de Estado de Transportes, Isabel Pardo de Vera ya están fuera y el humo es lo suficientemente denso para que el tema se olvide y Sánchez permanezca.
Pero el PSOE ha ido más allá. Siempre encadenado al idilio independentista que le hace empoderar una y otra vez con personajes inconsistentes del lado oscuro catalán.
Si Táboas era el amigo ‘indepe’ al que ponían al cargo de una de las empresas públicas más importantes de España, ahora es un viejo conocido como Raül Blanco el que toma los mandos de Renfe. Por no decir la que tiene montada en Correos José Manuel Serrano, otro amigo sanchista.
Blanco fue el señalado por el Gobierno con algo de total trascendencia para la economía de España como el Perte del automóvil. Que los hombres de negro de la Unión Europea estén en Madrid revisando qué se hace con los miles de millones de euros en ayudas es, en parte, por la inoperancia del que un día tuvo esta responsabilidad y acabó ahogado en su propia burocracia.
Raül Blanco acabó en la dirección general de la Fundación Escuela de Organización Industrial, vinculada al propio ministerio de Industria el 23 de diciembre de 2022. No han pasado dos meses de aquello y Sánchez le rescata, por algún motivo imposible de calificar, para parchear una empresa que cerró el pasado año con diez veces más pérdidas de las presupuestadas y que suponen más de 100 millones de euros.
Perfiles
Ni Táboas, ni ahora Blanco, son perfiles para dirigir Renfe. Blanco ha sido profesor, algo parecido a periodista en webs que ya no existen y hasta presidente del Centro Español de Metrología entre 2018 y 2022. Su perfil en LinkedIn no engaña: demasiados trabajos, ninguna vocación.
Blanco está condenado a dejar a Renfe en vía muerta, para entonces, Maroto ya habrá descarrilado en su carrera por conquistar Madrid.