El real respaldo al binomio hidrógeno-amoniaco

CEPSA acaba de poner en marcha un proyecto tres mil millonario en sus terrenos de la gaditana localidad de San Roque, terrenos ahora denominados Parque Energético de San Roque. Sin duda una denominación más amable que la de su principal instalación; la refinería de petróleo.

El anuncio ha contado con el respaldo presencial de la más altas instituciones de España y de los Países Bajos, los reyes de ambas naciones -todo un éxito de músculo institucional y de compromiso de ambas coronas-. Sin embargo en la comunicación de lo que este proyecto supone se mezclan de manera imprecisa, el negocio generado a partir de la fabricación y transporte de hidrógeno verde y de amoniaco no menos verde. Pongamos un poco en orden las cosas.

En San Roque se va a producir hidrógeno etiquetado como verde porque la energía eléctrica que requiere el proceso provendrá de fuentes renovables (fotovoltaica o eólica). Para ello se va a construir una planta electrolizadora que, a partir de agua purificada, obtenga y almacene el hidrógeno. El oxígeno extraído también tendrá aprovechamiento industrial. No ha trascendido si se usarán electrolizadores alcalinos, poliméricos o de óxido sólido. Las dos primeras tecnologías están maduras a nivel de mercado pero no tanto la tercera que requiere de una mayor energía térmica (por ejemplo, la que aportan los reactores nucleares franceses en un país -Francia- que acaba de lograr de la Unión Europea la catalogación del hidrógeno rosa como combustible limpio). En la Economía del Hidrógeno como el «Alicia a través del espejo» todo el mundo corre permenetemente.

Sin saberse el tipo de electrolizador que construirá CEPSA, sí se ha publicado que tendrá una capacidad instalada de 2 gigavatios (GW). No obstante, una cosa es su capacidad pico o instalada y otra la cantidad que podrá producir pues dependerá de las horas de sol o viento necesarias para proveerla de electricidad suficiente.

A modo de ilustración, un electrolizador polimérico que usa el modelo M400 de la empresa Nel Hydrogen es capaz de producir 8.640 Kilogramos de hidrógeno al día pero para ello necesita que las plantas renovables le suministren 434 megavatios/hora (MW/h) al día. La otra alternativa -el electrolizador alcalino- si usa la tecnología del modelo A3880 de la misma empresa, puede producir hasta 8.400 kilos de hidrógeno al día si consigue un abastecimiento eléctrico de 410 MW/h. Sin embargo, da la impresión de que no es hidrógeno lo que va a exportarse desde el Puerto de Algeciras al de Rotterdam para luego inyectarse en los gasoductos del norte de Europa. Lo que se va a exportar es amoniaco. En puridad sería más un corredor marítimo de amoniaco que de hidrógeno.

La razón es que el amoniaco es más fácil de transportar por barco que el hidrógeno. El amoníaco se transporta a -33 °C, mientras que el hidrógeno necesita enfriarse a -253 °C. Una vez en Rotterdam el amoniaco se puede utilizar directamente en procesos industriales o puede disociarse de nuevo para extraerle las moléculas de hidrógeno. En el primer caso sobresale su utilización para la fabricación de fertilizantes (de hecho los Países Bajos son los segundos suministradores de estos productos a España después de Marruecos). En el segundo caso, el hidrógeno re extraído se inyectará en los gasoductos que parten del Puerto de Rotterdam (a través del proyecto denominado corredor Delta) con la intención de venderlo a industrias de los propios Países Bajos, Bélgica y Alemania. Además está por ver su uso como combustible marítimo una vez que este sector ha sido incluido obligatoriamente en el mercado europeo de derechos de emisión. La impresión es que el proyecto viene respaldado «aguas arriba» por el compromiso de compra de grandes navieras.

Naturalmente el amoniaco quiere producirlo CEPSA también en San Roque y para ello levantará una planta con una capacidad de 1GW capaz de producir hasta 750.000 toneladas al año. No se han ofrecido detalles técnicos de cómo se va a obtener el amoniaco que necesita previamente de nitrógeno. Este gas se extrae del aire mediante fraccionamiento que también requiere de energías que han de ser renovables para que el producto final sea limpio desde el punto de vista de las emisiones. Una vez obtenido el nitrógeno (verde) se combina con el hidrógeno (verde) para obtener amoniaco (ya pueden imaginar el color). El proceso más utilizado es el denominado Haber-Bosch tal y como describen los profesores Carlos Fúnez y Lorenzo Reyes-Bozo en su muy ilustrativo libro editado por la Universidad Autónoma de Chile dedicado a las posibilidades del hidrógeno en aquel país hermano. Una vez fabricado el amoniaco está listo para salir rumbo a Rotterdam.

No queda claro si, hasta que no esté lista en 2027 la planta de fabricación de amoniaco de San Roque, el hidrógeno verde lo va a «adelantar» la multinacional holandesa Yara Clean Ammonia, que lleva fabricando fertilizantes desde comienzos del siglo XX y que ha sido el socio estrella de CEPSA en la «real» presentación en Algeciras. Una vez en el gran puerto de Rotterdam el hidrógeno podrá usarse como combustible por los buques rivalizando con otras alternativas como el metanol verde, o ser inyectado en las tuberías que gestiona la empresa Hynetwork Services, filial de Gasunie y también parte del acuerdo firmado hace unos días en la Bahía Algecireña.

Por cierto que a la gran industria asentada en el Campo de Gibraltar también le interesará el hidrógeno producido por Cepsa. Está por ver si el precio lo justifica. El hidrógeno verde ya cotiza en Europa y lo hace a través de Hydrix, el primer índice en todo el mundo que fija un precio para este vector energético y que lo ha situado en 231 €/MWh, muy por encima del actual precio de la electricidad aunque libera a quien lo compra de tener que adquirir derechos de emisión.

• José Manuel Cansino es Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino