China mantiene un déficit de 291.000 millones con la Unión Europea
Es llamativo lo mal que nos llevamos con los que más nos compran y lo bien con los que más déficit nos generan
Eurostat ha publicado hace un par semanas un dato que ha pasado totalmente desapercibido y que sigue siendo muy preocupante para la Unión Europea: las relaciones comerciales con China, aunque han mejorado en 2023, nos han producido un déficit comercial de 291.000 millones de euros.
O lo que es lo mismo: que ellos nos venden productos a los países miembros de la Unión Europea por 291.000 millones más de lo que nos compran.
No es calderilla. Es una cifra que para compensarla necesitamos sumar el superávit comercial que nos producen Estados Unidos y Reino Unido.
En este artículo voy a explicar quiénes son los 10 países con los que tenemos una mayor relación comercial, cuánto les vendemos y cuánto les compramos en 2022 y en 2023.
También veremos que, afortunadamente para la Unión Europea, hemos casi llegado al equilibrio, cuando el resultado de 2022 fue durísimo como consecuencia de la crisis producida por la guerra de Ucrania, la subida de precios de las materias primas y el aumento de los costes energéticos.
También veremos, y muy claramente, quiénes son nuestros auténticos aliados y nuestros verdaderos competidores y, lo que es más llamativo, lo mal que nos llevamos con los que más nos compran y lo bien con los que más déficit nos generan.
Pero veamos el cuadro preparado para entender lo que estoy diciendo.
Veamos primero a quién exportamos más y qué ha pasado en los dos últimos años.
Estados Unidos es nuestro principal cliente: le exportamos 0,5 billones y le hemos vendido un 1,4 % menos. El segundo cliente es Reino Unido, al que vendemos 334.700 millones, con una ligera subida de un 1,8 %, y el tercero de nuestros clientes es China, con 223.500 millones pero que en 2023 ha bajado un 3,0 %.
El cuarto en importancia es Suiza, al que vendemos 188.500 millones y es prácticamente la misma cifra que en 2022. Le sigue Turquía con 111.300, y lo que es más importante, una subida del 11,7 %.
Con el resto de los países, a excepción de India, donde nuestras ventas suben ligeramente un 1,7 %, reducimos de forma sustancial nuestras exportaciones con Corea del Sur, bajan un 5 %; con Noruega, un 9,6%; con Japón, que nos compra un 10,6 %, y con Rusia, a quien le hemos vendido un 30,4 % menos.
En definitiva, en 2023 las exportaciones a los 10 países más importantes se han reducido en un 1,7 %, que equivalen a 28.900 millones menos de exportaciones.
Afortunadamente hemos sido capaces de importar un 18,4 % menos, que equivale a 372.300 millones menos.
Los grandes perdedores han sido Rusia, obviamente, al que oficialmente le hemos comprado un 75 % menos; Noruega, de quien hemos importado un 26 % menos seguro que de su petróleo del Mar del Norte; China, al que le hemos comprado un 18 % menos, y Reino Unido, al que le hemos comprado un 17,3 % menos.
Nuestra balanza comercial se coloca en favorable a la Unión Europea con 157.900 millones de Estados Unidos y subiendo un 5,5 %; con 154.900 millones con Reino Unido y subiendo un 38,8 %; con Suiza con 50.200 millones y una subida del 18,4 % y con Turquía con 15.800 millones.
Por otro lado, con el resto tenemos un déficit: con China, que nos genera 290.900 millones de euros de déficit, seguido de Noruega, con 58.100 millones, y con todos los países asiáticos, que en su conjunto nos generan 50.800 millones de euros de déficit.
Como hemos visto con Estados Unidos y con Reino Unido, sumamos un superávit de 312.800 millones y, en lugar de mimarlos, siempre tenemos conflictos abiertos con ellos, el último con la metedura de pata del canciller alemán en unas declaraciones que han molestado mucho en Reino Unido, por usar información confidencial sobre el armamento que está desplegando ese país en Ucrania.
Nuestras relaciones con Estados Unidos y Reino Unido deberían ser extraordinarias, y si hay algún país al que hay que pedir explicaciones es a China, con la que hay que tratar de reducir nuestro déficit comercial, y no tanto por dejar de comprar productos chinos de calidad, sino porque ellos nos conviertan en un suministrador privilegiado que hoy no lo somos.