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Fábrica de Talgo en Las Rozas, Madrid.

Fábrica de Talgo en Las Rozas, MadridRicardo Rubio / Europa Press

La presidencia húngara de la UE en julio podría facilitar la compra de Talgo y mete presión a la opción española

La alternativa nacional adelantada por El Debate tendría que acelerar su propuesta si quiere tener más posibilidades

El consorcio húngaro Ganz-Mavag sigue avanzando en su proceso de oferta de compra de la compañía ferroviaria española Talgo mientras se confirma o no la posible contraoferta española desvelada este miércoles por El Debate. Tras el registro el pasado 4 de abril de su folleto de Oferta Pública de Adquisición de Acciones (OPA) en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), estos días está previsto que los húngaros presenten la documentación exigida y el aval de los 619 millones de euros que le supondría la compra en un banco español y en la CNMV.

En un periodo de entre uno y tres meses (es decir, de aquí a julio) debería conocerse, en principio, el informe de la Junta de Inversiones Exteriores sobre la idoneidad de la operación. Sobre la base de este informe, el Consejo de Ministros decidirá si acepta o no la adquisición por parte del consorcio húngaro de esta empresa española considerada estratégica.

En tres meses se producirá otro hecho que podría ayudar a los ofertantes a que la operación saliera adelante. En julio empieza la presidencia húngara del Consejo de la Unión Europea, que se extenderá hasta que termine el segundo semestre de este año. El Gobierno español está a priori en contra de que el consorcio húngaro se haga con Talgo, pero no hay que olvidar que Hungría forma parte de la UE, y la presidencia en el Consejo podría darle más fuerza para defender su postura.

Por este motivo, los impulsores de la opción de compra española saben que tendrán que acelerar su propuesta si quieren tener más posibilidades, y el Gobierno podrá demorar el informe de la Junta de Inversiones Exteriores el tiempo que estime oportuno, si realmente quiere que Talgo siga perteneciendo a nuestro país.

En este juego se mueve la opción española, que próximamente decidirá si finalmente propone una oferta de compra. Como indicábamos ayer, el apoyo económico está en principio garantizado, pero necesitaría un socio industrial para ser viable. La española CAF sería el ideal, pero de momento no quiere, y la suiza Stadler, con presencia en España, podría ser una alternativa, pero a día de hoy tampoco está por la labor.

Frente a estas incertidumbres, el consorcio húngaro trata desde el principio de lanzar señales de confianza. Entre ellas aseguran que la sede social permanecerá en España si finalmente compran Talgo, que se mantendrán la plantilla y los centros de trabajo, y que el fabricante español tendrá autonomía financiera y seguirá controlando sus patentes, entre otras cuestiones. Siguen proporcionando toda la información que les piden la CNMV y la Junta de Inversiones Exteriores.

Habrá que ver si finalmente convencen a quienes deciden, tanto por los motivos anteriores como por la complementariedad de negocio que supondría para Talgo su presencia en otros mercados. También por la capacidad productiva que sumarían los húngaros, que facilitaría a la compañía española asumir unos pedidos a los que actualmente no llega. Si no lo consigue, podría tener futuro la oferta española, que tendrá que perfeccionarse si quiere lograr que Talgo continúe creciendo.

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