La compra del Sabadell por parte de BBVA se complica: solo la salvaría una mejora sustancial de la oferta
Tampoco está claro que la propuesta supere el filtro de la competencia ni del Banco Central Europeo
El BBVA está nervioso. Fuentes conocedoras de su operación de compra sobre el Banco Sabadell señalan que incluso el presidente, Carlos Torres Vila, y miembros del consejo de administración están llamando a los medios de comunicación y a personas influyentes para tratar de crear un clima más benévolo con su oferta. Lo que hasta ahora era tarea solo del departamento de prensa, ha escalado a las esferas más altas.
El ambiente no está a favor de un BBVA al que le interesa mucho que su compra del Sabadell salga adelante para dejar de depender tanto de los inestables países emergentes. Como contábamos en este artículo, el 40,51 % del negocio actual del banco está en México, Turquía y los países iberoamericanos en los que está presente (Colombia, Perú, Argentina, Uruguay y Venezuela, además de México). La compra del Sabadell haría que la exposición de BBVA a los países emergentes bajara al 31,32 %, pero está por ver que salga adelante.
La prima sobre el precio actual de la acción del Sabadell se reduce al 7,3 %
La oposición de un Gobierno central que al principio dio su visto bueno y el rechazo de una sociedad catalana que teme despidos y peor financiación para sus pequeñas y medianas empresas por la marcha del Sabadell son dos factores en contra, aunque habrá que ver hasta qué punto influyen en lo que decidan los accionistas. De momento la prima para quienes acudieran a la oferta de BBVA se ha reducido al 7,3 % (la resta de los 9,70 euros que valía ayer la acción de BBVA menos los 8,9838 euros que valdrían las 4,83 acciones del Sabadell por las que se intercambiarían. La acción del Sabadell valía ayer 1,86 euros). Es mucho menos que la prima del 30 % sobre los precios de cierre de las dos entidades del pasado 29 de abril y del 50 % sobre la media ponderada de los últimos tres meses que el BBVA usa como gancho para conseguir que vendan los accionistas.
Por este motivo, lo razonable es que los accionistas esperen una mejora sustancial de la oferta, y que sea en metálico, no solo intercambio de acciones, como propone BBVA. Para hacerlo tendría que llevar a cabo una ampliación de capital, pero en cualquier caso el presidente de BBVA ha negado en principio la posibilidad de hacer algún pago en efectivo.
Antes de que voten los accionistas, la oferta tendrá que pasar el filtro de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), y no está nada claro que lo logre. CaixaBank y la fusión BBVA-Sabadell controlarían el 90 % del mercado. Junto con el Santander, los tres coparían el 74 % del crédito en España. El grado de concentración superaría al de Alemania, Francia, Italia o Portugal. Seguramente le obligarían a que se desprendiera de algo si la fusión se llevara a cabo.
La mayor concentración que implicaría la operación puede ser un freno importante para la CNMC y el BCE
El sí del Banco Central Europeo (BCE) tampoco está claro. Si bien es cierto que la entidad ve con buenos ojos campeones continentales que puedan competir a nivel global y BBVA-Sabadell lo sería, también es cierto que su foco está en fusiones transfronterizas, y que esta opción española produciría un mayor grado de concentración del sector bancario en nuestro país. La fusión evitaría que el cuarto banco más importante en España (Sabadell) se hiciera más grande comprando a otro más pequeño. Pasaría a formar parte de uno de los tres grandes después de ser engullido.
En algunos medios de comunicación se ha asegurado que BBVA se plantea vender su banco turco, Garanti, para obtener más liquidez y mejorar la oferta sobre Sabadell, pero la pregunta es quién estaría dispuesto a comprarlo. Con unos beneficios de 144 millones de euros sobre un volumen total de activos de 71.000 millones en el primer trimestre de este año, su rentabilidad es muy baja. En este periodo, además, ha ganado mucho menos que en los mismos meses del año pasado, cuando obtuvo unos beneficios de 277 millones, y hay una situación de inestabilidad en el país que puede restar atractivo a una compra.
La oferta de compra hostil se le ha complicado a Carlos Torres. En España, además, no se realizaba una propuesta como la suya en el sector bancario desde el año 1987, cuando el Banco Bilbao lo intentó con el Banesto de Mario Conde sin éxito. Las operaciones en el sector bancario español se producen de un modo más sutil, con conversaciones previas entre las entidades implicadas, pero hay quien piensa que en este caso a Carlos Torres le ha podido su alma de consultor: pensó que había una oportunidad y se lanzó, primero solo con el visto bueno del Gobierno, que luego se retractó. Ahora el presidente de BBVA solo puede seguir hacia delante, y si la operación no prospera, ya ha dicho que no piensa plantear su dimisión, y que tampoco le preocupa su futuro.