Cataluña, una economía en quiebra
Si no hubiese formado parte de España,habría quebrado en 2012 al no tener acceso a los mercados, ya que su deuda era considerada como bono basura
El golpe de Estado que trataron de perpetrar los independentistas –condenados por sedición, a los que ha amnistiado Pedro Sánchez– causó un grave problema a Cataluña, en particular, dentro del problema general que originó en el conjunto de España.
A la fractura social abierta por dicho golpe, hay que añadirle la económica, que constituye un torpedo en la línea de flotación de la economía regional catalana y, por ello, también en la del conjunto de España, pero especialmente en la región catalana, que vio en esos tres años cómo la inmensa mayoría de las principales del IBEX con sede social allí, la cambiaron. Dichas empresas concentran el 30 % del empleo que se genera en Cataluña, con lo que el riesgo de empobrecimiento de la región no es menor.
Recordemos algunos datos del efecto inmediato que supuso la Declaración Unilateral de Independencia (DUI):
• Nada más proclamarse la DUI, muchas empresas comenzaron a irse de Cataluña para huir del escenario de miseria que el independentismo originaría.
• Eso provocó que muchas empresas (más de 4.000, con una facturación de más de 100.000 millones de euros) cambiasen su domicilio social y operativo.
• También las principales entidades financieras de origen catalán: Caixabank y Banco Sabadell.
• Ese proceso de la aprobación de la DUI hizo perder a la economía catalana 433 millones de euros de actividad económica en esos momentos, principalmente en el sector turístico, donde se perdieron 180.000 turistas, según Exceltur y 319 millones menos de actividad económica. El siguiente sector más perjudicado fue el textil y el pequeño comercio.
• Después, el terrorismo callejero tras la sentencia del TS, también provocó importantes mermas en la actividad económica, de manera que tuvo un impacto negativo importante en su economía, con un descenso de actividad económica de 600 millones de euros. Sólo el corte de carreteras tuvo un impacto negativo económico diario de 25 millones de euros. Por su parte, SEAT, al temer por sufrir vandalismo en su planta, dejó de producir 3.500 vehículos.
• De esa forma, sólo la inseguridad jurídica de esos primeros compases frenó la actividad económica de producción en 1.033 millones de euros, que ralentizó el PIB catalán en 457 millones de euros, con una pérdida de 8.000 empleos adicionales a la pérdida de empleo que provoque la ralentización económica.
Y ese impacto negativo ha mantenido su influencia perjudicial en el tiempo. Poniendo los números negro sobre blanco, Cataluña hace tiempo que decidió darle la espalda a la economía. Pierde inversión extranjera, pasando a representar un 14,9 % del total recibido en España, frente al más del 60 % que recibe Madrid en los últimos veinticinco años.
Eso no es más que el reflejo de lo que muestran la inmensa mayoría de los indicadores, que no es otro que el peor comportamiento de Cataluña desde 2017, habiendo perdido hace ya tiempo el liderazgo como mayor economía regional de España, lugar que ha ocupado Madrid.
Ese declive económico, fruto de una pésima gestión, basada en un gasto público excesivo, en centrarse sólo en los deseos independentistas, como las «embajadas» y demás derroche de dinero del contribuyente, olvidando la buena gestión para los ciudadanos, lleva a Cataluña paulatinamente a la quiebra.
Si no hubiese formado parte de España, Cataluña habría quebrado en 2012 al no tener acceso a los mercados, ya que su deuda era considerada como bono basura
De hecho, si no hubiese formado parte de España, habría quebrado en 2012, donde no tenía acceso a los mercados, porque su deuda era considerada como bono basura. Es más, sigue sin tener buen acceso a los mismos: por eso, en el infame acuerdo que ha firmado el PSOE con ERC para hacerse con los votos independentistas, no sólo les regala 15.000 millones de euros con el perdón de esa parte de deuda, sino que, además, les deja abierta la puerta a que puedan seguir financiándose a través del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), que los rescató en 2012.
Imagino que, dentro de un tiempo, exigirán que se les siga condonando más deuda colocada a través del FLA, con lo que cada vez que Cataluña se endeude por ese instrumento, hay un alto riesgo de que esa deuda termine quedando anotada en el resto de España, no en Cataluña.
A Cataluña el Tesoro le ha colocado deuda en el mercado entre 2012 y la actualidad por valor de 148.939,8 millones, como se puede comprobar en los datos que ofrece el ministerio de Hacienda, de los que ahora les quiere perdonar 15.000 millones.
Ahora que Sánchez les quiere dar el ilegal, injusto e insolidario cupo catalán, hay que recordar que, además del elevado endeudamiento de Cataluña –cuya deuda no puede emitir por sí misma–, se le une el problema de la Seguridad Social que, esa sí, quieren que siga siendo soportada por todos los españoles ya que allí es deficitaria.
Quieren quedarse con el dinero del resto de españoles a través del cupo catalán, pero que sus pensiones se las paguen porque ellos no generan suficientes ingresos por cotizaciones para sufragarlas. Así, en octubre de 2023 Cataluña contaba con casi 1,8 millones de pensiones y 2.209 millones de euros al mes en gasto en pensiones, según los datos de la Seguridad Social:
En sólo nueve meses –tiempo transcurrido desde las negociaciones de Sánchez para concederles la amnistía con tal de seguir un tempo más en La Moncloa–, el número de pensiones en Cataluña sigue aumentando y su coste sube hasta los 2.301 millones de euros.
Es decir, en este tiempo el importe de las pensiones se ha incrementado un 5,57 %, aumentando las de jubilación un 5,67 %.
Eso hace que en Cataluña exista un claro déficit en la Seguridad Social, como podemos comprobar en el trabajo del profesor Herce para BBVA, donde en pensiones contributivas Cataluña tenía un déficit de 5.871 millones de euros en 2022.
Por tanto, Cataluña, en solitario, es una economía quebrada, en la que independentistas y sanchistas pretenden esquilmar al resto de españoles con el cupo catalán, al tiempo que el resto de españoles les mantiene su déficit en pensiones.