Los halcones del BCE vuelven al acecho ante el repunte de la inflación en julio
El estancamiento de los precios por encima del 2 % podría retrasar los recortes previstos para septiembre y diciembre
Cuando el pasado mes de julio el BCE decidió, tras dos años de subidas de los tipos de interés y adelantándose a la Reserva Federal estadounidense, reducir la tasa en 0,25 puntos básicos, los analistas pronosticaron un cambio de rumbo en el seno del supervisor europeo. Pero los datos de julio muestran un nuevo repunte de la inflación y no se descarta la vuelta a una política más restrictiva.
El índice armonizado de precios al consumo de la Eurozona aumentó una décima hasta el 2,6 % interanual en junio por los costes de la energía y los bienes industriales no energéticos. Aunque no se trata de un incremento particularmente grande, las previsiones apuntaban a una caída del 2,4 % y los mercados observan con frustración el estancamiento de los últimos nueve meses.
En esta tesitura, muchos se preguntan si el BCE dará marcha atrás a su política de bajada de tipos iniciada el pasado junio. Entonces, los mercados anticiparon dos recortes más en septiembre y diciembre, pero los últimos datos de precios han vuelto a agitar el nido de los halcones del BCE.
En todas sus intervenciones, Christine Lagarde se ha ceñido al comportamiento de los precios antes que anunciar o no recortes, pero a nadie se le escapa en el seno de este organismo, las tensiones entre halcones y palomas han sido una constante desde que el BCE comenzara a subir los tipos en julio de 2022 después de seis años en el 0 %.
Joachim Nagel, presidente del Bundesbank y miembro del Consejo de Gobierno del BCE también ha pedido «cautela» al respecto: «En sentido figurado, no nos veo en la cima de una montaña desde la que haya una inevitable tendencia a la baja».
No obstante, hay voces en contra de mantener las políticas restrictivas. Para Kyle Chapman, analista de Ballinger Group, «las cifras son más halagüeñas que las previsiones, pero no han hecho tambalearse las expectativas del BCE». «Sigo esperando una segunda bajada en septiembre ya que la inflación es exactamente lo que estaba esperando este organismo», comenta.
Además, el fortalecimiento del euro y la libra podrían obligar a la Reserva Federal a considerar un recorte de tasas para mantener la competitividad del dólar, lo que llevaría al homólogo europeo a contestar con otras bajadas.
Productividad
Por otro lado, la productividad de la Eurozona tampoco está enviando buenas señales. Tras una disminución del 0,5 % en el primer trimestre del año, las proyecciones del BCE son de una caída del 0,3 % en junio. Se trata de un elemento clave para controlar la inflación ya que permite reducir el costo por producción.
La propia Lagarde ha destacado en varias ocasiones la importancia del nexo «entre ganancias, salarios y productividad» y los expertos creen que una caída o moderación de esta última hará muy difícil la aplicación de recortes en las tasas de interés por parte del BCE.
«Con una caída de la productividad, aumenta el riesgo de que la inflación se mantenga alta», señala Carsten Brzeski, jefe de Macroeconomía de ING. «Para el BCE es un problema cómo vender un recorte de tasas cuando sus pronósticos de inflación están siendo revisados al alza», añade.
En junio, los funcionarios del supervisor europeo anunciaron un próximo recorte de tipos al mismo tiempo que elevaron las proyecciones de inflación para 2024 y 2025, lo que provocó un debate sobre la pertinencia de la medida. A apenas tres semanas de la reunión del 12 de septiembre, no parece tan seguro que se vaya a producir la reducción de los costes de endeudamiento.