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El empresario András Tombor, hoy en el Hotel Wellington.

András Tombor, el ejecutivo que pone voz y cara a los húngaros, en su visita a MadridGustavo Valiente - Europa Press

El CNI avisó hace meses de las conexiones con los rusos de los compradores húngaros de Talgo

La alerta enfrió a algunos posibles interesados en la oferta

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) informó hace unos meses al Gobierno de la conexión del consorcio Ganz-Mavag con los rusos, algo que los hasta ahora únicos potenciales compradores de Talgo aseguran que está próximo a finalizar.

El ejecutivo que está poniendo voz y cara a los húngaros, András Tombor, lo decía con claridad en su visita a Madrid en julio: «No tenemos nada que ver con los rusos. Antes teníamos una cooperación industrial con inversores rusos, pero terminó con la guerra de Ucrania. Hay un proyecto que tenemos que acabar por imperativo legal, que terminaremos en el primer trimestre del año que viene».

Sin embargo, el CNI ha concluido lo contrario. Como supo en su momento El Debate y no pudo desvelar por motivos de seguridad, el Centro Nacional de Inteligencia avisó hace unos meses de que los húngaros aún tenían conexiones con los rusos. Esta información llevó a que se enfriase el interés de algunos socios potenciales que podían acompañar a los húngaros en su compra. De momento, la húngara es la única oferta en firme sobre Talgo. El Gobierno animó a CriteriaCaixa, el holding empresarial de La Caixa, a que formulase una propuesta alternativa, pero solo lo hará si encuentra un socio industrial que no sean los magiares.

El País confirmó y difundió ayer el aviso del CNI que se conocía desde hace unos meses. Explican que el veto del Gobierno a la oferta de compra de los húngaros se basa en buena medida en un informe del CNI que el Ejecutivo califica de confidencial. De acuerdo con la información, el documento recoge que Magyar Vagon, una de las empresas que forma parte del consorcio húngaro, estuvo aliada con la rusa Transmashholding (THM), el mayor productor ruso de material rodante para ferrocarriles y sistemas de transporte urbano, antes de la invasión de Ucrania. La relación se rompió supuestamente cuando Estados Unidos y Europa empezaron a sancionar a Rusia, pero el informe apunta que el grupo ruso y húngaro «mantienen conexiones informales», según El País.

Los húngaros preparan sus demandas

Como comentábamos anteriormente, los húngaros aseguran estar en proceso de eliminar los vínculos que les quedan con los rusos y persisten en su intento de comprar Talgo. Por este motivo, van a interponer demandas contra el Gobierno en España y en Bruselas.

El consorcio trabaja en nuestro país con Garrigues, se ha reforzado con Cuatrecasas y tiene contratado a CMS Albiñana & Suárez de Lezo para sus relaciones exteriores. Estos tres prestigiosos despachos están preparando la ruta jurídica, pero aún no se sabe a qué instancias acudirán ni qué tipo de recursos interpondrán, si solo trabajarán en la vía administrativa, o también en la civil.

La realidad es que ahora mismo la operación está rota tras el veto del Gobierno. Solo una decisión judicial a favor de los húngaros podría reabrirla; también una negociación con el Gobierno, aunque es difícil pensar en ella cuando ha esgrimido la seguridad nacional para argumentar su veto.

Aunque podía esperarse y los húngaros contaban con esta posibilidad, la aparición del veto del Gobierno ha sido en cierto modo sorprendente teniendo en cuenta que una delegación del Ejecutivo viajó a Budapest el 20 de agosto (solo siete días antes del anuncio del veto) para visitar la fábrica del consorcio. La visita iba a producirse a finales de mayo, pero los dos técnicos de Renfe que iban a hacerla dijeron que no iban veinticuatro horas antes de la cita.

La operación se frena, los húngaros demandan, los accionistas minoritarios también, por la caída de la acción, y Talgo, cuyo accionista mayoritario quiere vender, está a la expectativa: «Talgo esperará a que Magyar le comunique sus próximos pasos y tomará sus propias decisiones. Mientras tanto, continuamos con nuestra actividad industrial y de negocio y nuestros compromisos con trabajadores, clientes y proveedores, como hemos hecho a lo largo de nuestros más de 80 años de historia», indican desde la compañía.

Cuestión de seguridad

En su comunicado para dar a conocer los motivos del veto, el Ministerio de Economía señala que Talgo es «una empresa estratégica» de un sector «clave para la seguridad económica, la cohesión territorial y el desarrollo industrial de España». «El pormenorizado análisis llevado a cabo ha determinado que la autorización de esta operación conllevaría riesgos insalvables para la seguridad nacional y el orden público», señalan.

Entre esos riesgos de seguridad se citan las tecnologías críticas de Talgo, en concreto el ancho de vía automático. Permite a los trenes de alta velocidad rodar por anchos de vía distintos, y por ello cruzar las fronteras entre países. Se especula con que esta facultad podría facilitar a Rusia su logística militar en su guerra contra Ucrania.

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