Repsol es imprescindible para Maduro pese a las amenazas: sin la española los venezolanos se quedarían sin luz
La compañía acumula una deuda importante con Venezuela que el país de Maduro le está pagando en especie
Las declaraciones la semana pasada del presidente del Parlamento venezolano, Jorge Rodríguez, sembraron el pánico en más de uno; sobre todo, en quien sabía lo que ocurriría si se llevaran a cabo.
Rodríguez pidió que se rompieran de inmediato todas las relaciones con España, incluidas las de índole comercial, tras el reconocimiento de Edmundo González como presidente de Venezuela por parte del Congreso español, pero ni Maduro ni su vicepresidenta y ministra del Petróleo, Delcy Rodríguez, le han hecho caso.
Más bien han hecho lo contrario. Maduro y Delcy Rodríguez se han apresurado a desmentir al presidente del Parlamento y a tranquilizar a Repsol por un motivo de peso: la empresa española es imprescindible para mantener el suministro eléctrico de los venezolanos.
La operación de Repsol en Venezuela se concentra principalmente en la producción de gas de Cardón IV, una empresa operada al 50 % con la italiana Eni. Este gas es exclusivamente para uso interno y sirve para abastecer a las plantas venezolanas de producción de electricidad. Sin la producción de Cardón IV, sería imposible mantener la generación eléctrica por el deterioro en el que se encuentran otros activos energéticos venezolanos. La población sería la primera en sufrir las consecuencias en modo de continuos cortes de suministro eléctrico.
Por este motivo, Repsol y Eni han mantenido Cardón IV en funcionamiento, a pesar de que desde hace casi cinco años no reciben pago alguno por parte del gobierno de Venezuela por un gas que es esencial para el suministro energético de la población. A cambio, como mal menor, Repsol logró negociar con el gobierno el pago de la cuantiosa deuda pendiente con él en especie (en petróleo) como compensación parcial. El crudo adjudicado a Eni y Repsol sería vendido por Venezuela a China, Rusia e India y generaría ingresos para el régimen de Maduro si no estuviesen presentes en el país empresas como la italiana y la española.
Esta actividad cumple con el régimen de sanciones impuesto por Estados Unidos sobre Venezuela y se lleva a cabo con el beneplácito de la Administración norteamericana, como modo de minimizar los ingresos en divisa del régimen de Maduro. Si no estuviesen en Venezuela empresas como la estadounidense Chevron, la francesa Maurel & Prom, la italiana Eni y la española Repsol, que mantienen una constante interlocución con las autoridades estadounidenses y europeas, la actividad del sector sería desarrollada por firmas chinas, rusas o iraníes.
Repsol no invierte ni un dólar en Venezuela desde hace años. Lo único que está haciendo es cobrar una deuda histórica en forma de cargamentos de crudo, algo que hace de tapón para la creciente actividad de las compañías chinas, rusas e iraníes, con el visto bueno de Estados Unidos.
Repsol está cobrando su deuda con el incremento de exportaciones de petróleo de Venezuela a España y otros países occidentales que está siendo permitida por Estados Unidos. Nuestro país ha multiplicado por cuatro sus importaciones de petróleo de Venezuela tras la invasión de Ucrania. Estados Unidos flexibilizó las sanciones a Venezuela para que se pudieran escoger energías distintas de la de Rusia.