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Teresa Ribera, en el Consejo Europeo

Teresa Ribera, en el Consejo EuropeoAFP

Las limitaciones de la comisaria Ribera: encastrada entre cargos del PPE y forzada a tender puentes con las empresas

Von der Leyen quiere una Comisión «más cercana» y basada en las recomendaciones del informe Draghi para que Europa recupere pulso frente a China y EE. UU.

Teresa Ribera afronta una nueva etapa a los mandos de una cartera europea de nueva creación, Transición Limpia, Justa y Competitiva, con rango además de vicepresidenta ejecutiva. La hasta ahora vicepresidenta española gestionará, si supera los exámenes de la Comisión de Asuntos Jurídicos (JURI) y las audiencias del Parlamento Europeo, los mandos de una de las autoridades regulatorias más potentes del mundo al heredar las atribuciones de Competencia de la danesa Margrethe Vestager. Unas vastas competencias que, no obstante, tendrán también importantes contrapesos.

Vestager, que ocupó el cargo en los últimos años y lo seguirá haciendo hasta octubre, ha dirimido grandes enfrentamientos con las compañías tecnológicas, que heredará su sucesora. Ribera tendrá además el botón nuclear a la hora de aprobar operaciones de calado, como la fallida fusión entre IAG (matriz de Iberia) y Air Europa. Y gestionará todo ello con el foco puesto en continuar con la senda de la descarbonización que propugna Von der Leyen.

En su carta de misión, Von der Leyen deja claro a Ribera que deberá trabajar en estrecha colaboración con el resto de comisarios, la mayoría de ellos del Partido Popular Europeo (PPE) después del giro a la derecha producido en las últimas elecciones europeas.

En concreto, deberá contar con los comisarios de Pesca y Agricultura, Costas Kadis y Christophe Hansen, ambos del Partido Popular Europeo. Y en el área de Clima, Cero Emisiones Netas y Crecimiento Limpio, con el comisario holandés, Wopke Hoekstra, también miembro del PPE.

Ello, bajo la premisa de la presidenta, reiterada en sus mensajes a su nuevo equipo, de que «todos los miembros del Colegio son iguales y cada comisario tiene la misma responsabilidad de cumplir nuestras prioridades», dado que las atribuciones «ejecutivas» de Ribera no implican que tenga autoridad sobre los comisarios de cada área, sino que de ella depende una dirección general. En su caso, la de Competencia, «un órgano no legislativo, por lo que no tendrá ninguna responsabilidad legislativa en la Comisión. Todas las decisiones que se adopten tendrán que ser supervisadas por el Tribunal de Justicia de la UE», precisan fuentes populares.

Una labor «más cara y arriesgada»

Su antecesora ha pilotado en los últimos años grandes casos contra compañías como Amazon, Apple, Google y Meta, en un escenario de fuertes incrementos de las ayudas de Estado por la pandemia de Covid y la crisis energética. Sin embargo, también ha tenido que encajar correctivos por parte de los tribunales, como los reveses en los casos contra Qualcomm, Intel o, según se conoció este mismo miércoles, Google. «Todo eso hará que la aplicación (de las normas de competencia) sea en adelante más cara y arriesgada para la Comisión», advierte en un informe reciente Fiona Scott Morton.

Scott Morton, economista, profesora en Yale y ex responsable de la División Antimonopolio de EE. UU., advierte además a la nueva comisaria que Europa «no puede convertirse en el legislador del mundo si no es capaz de que sus regulaciones se cumplan», lo que no está ocurriendo en todos los casos. Y señala, además, que cualquier normativa europea debe «impulsar vigorosamente la competencia sobre la base de la innovación, no solo el precio y la calidad».

Entre las prioridades que Von der Leyen ha transmitido a su futuro colegio de comisarios figura «estar más cerca de las personas y las empresas», respaldándolas «con apoyo práctico e inversión sostenida», según figura en las cartas de misión remitidas a cada uno de los elegidos. Además, la alemana quiere una Europa «más ágil y rápida», poniendo coto al exceso de regulación, recortando las exigencias de regulación hasta un 25 % para las grandes compañías y un 35 % en el caso de las empresas pequeña y medianas.

Entre los deberes específicos de Ribera figura «acertar en la descarbonización», en línea con la recomendación del informe Draghi de coordinar las políticas industriales con las verdes para evitar dañar a la industria comunitaria. «Hay que saber compatibilizar la descarbonización con la competitividad», afirmó el expresidente del Banco Central Europeo (BCE). E, igualmente, deberá tratar de poner coto a los precios de la energía, recortando la dependencia del continente de los combustibles fósiles, un objetivo que se antoja lejano pese a la invasión rusa de Ucrania y los sucesivos intentos de Bruselas de cortar con el gas ruso.

Ribera deberá pilotar, entre otras materias, la creación de un nuevo marco simplificado de ayudas de Estado

La nueva vicepresidenta deberá articular «una nueva aproximación a la política de competencia», que facilite mejor que las empresas europeas ganen músculo y tamaño para competir en los mercados globales. Esto se conseguirá, entre otras medidas, con la creación de un nuevo marco simplificado de ayudas de Estado focalizado en la descarbonización industrial; una revisión de las directrices sobre la concentración horizontal de empresas y el establecimiento de mecanismos efectivos que impidan que las pymes europeas caigan víctimas de las conocidas como killer acquisitions por parte de empresas extranjeras que busquen acabar con un futuro competidor.

Todo ello, insiste Von der Leyen, «escuchando a las empresas y a los grupos de interés». La advertencia no es menor en lo referido a Ribera, que en su larga etapa como ministra ha antepuesto la agenda verde, lo que no en pocas ocasiones ha derivado en roces importantes con el ámbito empresarial, en especial con el sector energético, pero también a los fabricantes automovilísticos.

Para ello, los comisarios, incluida Ribera, deberán organizar al menos dos diálogos de implementación al año, para asegurar que la nueva regulación comunitaria está alineada con la realidad diaria. E, igualmente, deberán preparar un informe anual con sus progresos que tendrán que presentar en sus respectivos comités parlamentarios.

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