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Análisis económicoJosé Ramón Riera

Navarra, Cataluña y Comunidad Valenciana, las comunidades que más han subido su gasto en personal

Algún día nos encontraremos que el Estado de las Autonomías puede saltar por los aires, por el hecho de que no podamos financiarlo

Los gastos de personal de las comunidades autónomas es la partida más importante de su gasto representando, de media, el 42 % del total.

Esto tienen sentido si pensamos que a Educación y la Sanidad son las dos partidas de gasto más importantes dentro del conjunto del Estado de las Autonomías y, por lo tanto, es normal que esta partida sea uno de los gastos claves a la hora de gestionar el presupuesto.

Pero no todas las comunidades tratan igual a este gasto. Hoy vamos a ver qué es lo que ha sucedido entre junio de 2023 y junio de 2024 y cuál ha sido la subida de gasto de personal de este año. En un próximo artículo vamos a comprobar cuanto nos cuesta por habitante, porque nos vamos a llevar muchas sorpresas.

La primera de ellas, como siempre, es el caso catalán. Es natural que quieran siempre más dinero, la gran pregunta es para qué, porque como ya hemos visto en un artículo anterior el problema de Cataluña no son los ingresos, dado que su financiación es de 518 euros más por habitante más que Madrid. Lo que Cataluña tiene es el gasto descontrolado.

Un ejemplo muy claro de lo que está pasando es que mientras Cataluña tiene un 14,1 % más de población que Madrid, necesita gastarse un 47,9 % más en personal que Madrid y esto es lo que le suele pasar con casi todo a Cataluña, que su control del gasto es nulo y todo lo que hacen es tirar con 'pólvora del Rey', que todos sabemos que no significa otra cosa que con el dinero de otros se paga muy a gusto cualquier cosa.

Alguien en este país debería de empezar a ponerse muy serio con el caso catalán porque lo que no es aceptable es que haya comunidades que suben su gasto de personal un 8,1 %, como es el caso de Navarra, mientras que Castilla la Mancha lo sube un 2,2 % y la media de las comunidades lo suben un 5,3 %.

Porque con ejemplos como este lo que está cada día más claro es que se están empezando a producir unas auténticas desigualdades y las comunidades como Navarra o Cataluña, que les importa el resto de España un bledo, se apartan más de una senda de convergencia y de igualdad para aumentar las diferencias entre las comunidades y como nos colocamos en un Estado de las Autonomías en que se juega en 3 divisiones diferentes: la de Honor, País Vasco y Navarra, con Cataluña muy cerca aunque juega en segunda división; y en Regional que juegan Aragón, Castilla la Mancha, Murcia, Comunidad Valenciana o Andalucía.

Lo peor es que año a año, estas diferencias se van agrandando. Y para muestra un botón:

Así tenemos que en los últimos 12 meses los gastos de personal se han disparado en Navarra un 8,1 %, en Cataluña un 7,3 % y en la Comunidad Valenciana, que a pesar de estar infra financiada, tira de la chequera del déficit y de la deuda y se marca un incremento de los gastos de personal de un 7,0 %.

Por encima de la media del 5,3 % están Cantabria, Extremadura, Murcia, Castilla y León, Rioja, Canarias y Galicia. En total 10 comunidades.

Y, por debajo de la media, los 7 restantes, en donde tenemos a Madrid que solo sube un 4,4 % estos gastos o Andalucía, que ha entrado en la senda de la buena gestión, que sólo crece un 3 % o la Castilla la Mancha de Emiliano García Page que crece un 2,2 %.

Esto nos demuestra que para gestionar una comunidad no hay que dilapidar los ingresos que se reciben del Estado, como Cataluña o la Comunidad Valenciana, o como en el caso de Navarra que gestiona sus impuestos y utiliza los gastos para sin duda alguna aprovechar estos para generar voto cautivo.

Estamos aceptando con estos hechos que las diferencias se vayan agrandando entre las comunidades que deciden que gestionar el dinero público es lo importante y los que deciden que dilapidar el dinero es lo mejor, aunque no sirva para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

Algún día nos encontraremos que el Estado de las autonomías puede saltar por los aires, por el hecho de que no podamos financiarlo.