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Análisis económicoJosé Ramón Riera

Hacienda cobra en agosto, pero no paga a nadie

En nuestro país, todo es controlar los poderes claves de la información económica como el INE, el Banco de España y la IGAE para controlar los ritmos de la información

Hacienda ha tomado una costumbre muy fea, antinatural y muy peligrosa, como es cerrar el mes de agosto por vacaciones la «ventanilla» de pago. No paga más que a los empleados públicos y los gastos relacionados con ellos, como son los gastos corrientes y algún que otro imprescindible de pagar. Digo que esto es muy feo porque si aplicase el mismo criterio a la hora de recaudar y cerrase la «ventanilla» de cobros, al menos los contribuyentes se lo agradeceríamos de forma especial.

Pero eso no es precisamente lo que hace el Ministerio, que cobra sin miramientos y, si alguien se retrasa en el pago porque, mete una sanción con intereses. Pero, eso sí, los pagos a proveedores y acreedores se dilatan en el tiempo, porque Hacienda ha cerrado por vacaciones.

Lo que es peor es que no sabemos cuándo abrirá la «ventanilla» de pagar, porque lo hará cuando le venga bien a la ministra, para que sus cuentas mejoren y no llamen la atención, tal como se está produciendo en estos momentos con Francia.

No sé si en Francia hacen trampas en el solitario como le gusta hacer a María Jesús Montero, pero las últimas declaraciones del primer ministro galo, Michel Barnier, que ha reconocido que Francia ha necesitado 68.000 millones más de deuda en el segundo trimestre del año para poder pagar sus compromisos, la deuda ha llegado al 112 % del PIB y ha declarado que este año Francia, casi seguro, terminará con un déficit del 6 %, justo el doble del objetivo que tiene Bruselas. Le honran por la sinceridad, de la que carece nuestra ministra, que siempre oculta cosas.

Ahora bien, las consecuencias para Francia van a ser claras. Bruselas ya ha iniciado un proceso de fiscalización de la economía francesa, porque la situación es lamentable y bastante peor que la española, salvo porque los franceses anuncian el desastre y aquí pretendemos ocultarlo.

Recordemos que en el mes de junio declaramos un déficit contable de 18.700 millones de euros, que es el que enviamos a Bruselas, para el mes julio, subirlo hasta los 42.000 millones.

Este mes de agosto vamos a ver que, aun sin pagar a nadie, lo mismo que el año pasado, estamos dando un déficit de caja de un 36,6 % superior al año pasado, pero como es agosto, no se ha enterado nadie en Bruselas y obviamente tampoco se lo vamos a explicar, es decir, vamos a hacer justo lo contrario de lo que hacen los franceses, dar la cara. Para muestra, los datos que he preparado:

En el mes de agosto la ventanilla de recaudar crece un 22,6 % con respecto a agosto de 2023. En cambio la de pagar abona prácticamente lo mismo que en 2023, un 0,6 % más, y así mientras contabiliza ingresos por 19.725 millones, solo contabiliza pagos por un importe de 12.770 millones.

Pero realmente lo que paga son las nóminas de los empleados públicos, una parte de los gastos corrientes –no todos– y no paga prácticamente intereses de la deuda, solo 231 millones cuando llevamos a julio una media mensual de 2.961 millones de euros y, a las comunidades y a los ayuntamientos una miseria porque, eso sí, ya había pagado mucho en julio.

Con todo, lo que no ha podido ocultar es que el déficit de caja, a pesar de haber generado un superávit en el mes de agosto del 104,6 %, sigue creciendo como una bola de nieve imparable hasta los 36.282 millones, crece un 34,6 % hasta el 2,29 % del PIB. Un PIB modificado al alza en 36.500 millones con la varita mágica de «Harry Potter Manzanera»

Lo que está haciendo el Ministerio que tiene la responsabilidad de las cuentas públicas y de dar ejemplo a los ciudadanos es una auténtica vergüenza, lo que está es induciendo a que las empresas y los contribuyentes hagan todo lo posible por imitarlos.

Michel Barnier ha dado un ejemplo de saber afrontar el problema públicamente y ha reconocido que Francia tiene un problema, bien grande, y ha hecho lo que hacen los buenos políticos, reconocer el problema y aunque la solución que ha propuesto no me guste, ese es su problema y el de los franceses.

En cambio, en nuestro país todo es trampa, todo es mentira, todo es ocultar la verdad, todo es engañar a la Unión Europea, todo es controlar los poderes claves de la información económica como el INE, el Banco de España y la IGAE para controlar los ritmos de la información y tener a la opinión pública, precisamente sin eso, opinión.