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Planta de Repsol en Cartagena

Planta de Repsol en CartagenaCedida

La planta donde España ya convierte aceite de cocina y residuos en combustible «indistinguible» del hecho con petróleo

Repsol ha comenzado a reembolsar 30 céntimos a quienes depositen aceite usado de cocina en alguna de sus estaciones de servicio habilitadas

Solo hay una forma de distinguir el combustible que refina la zona más innovadora de la planta de Repsol en Cartagena del tradicional. «Hay que hacer una prueba de carbono 14, como con las momias» dice Berta Cabello, directora de combustibles renovables de Repsol. Lo dice en tono de chascarrillo, pero totalmente en serio: no hay distinción a nivel molecular entre el combustible renovable que la instalación empezó a producir el pasado mes de abril con la que elabora el resto de la planta. Tampoco en lo referido a sus prestaciones cuando se emplea para alimentar un motor térmico. Pero el origen sí es muy distinto: no hay petróleo, sino aceite usado de cocina, residuos agrícolas o de la industria agroalimentaria o biomasa forestal.

«Los combustibles renovables son hidrocarburos equivalentes en prestaciones a los tradicionales, pero están fabricados con carbono e hidrógeno procedentes de residuos orgánicos», detalla Cabello. «Es perfectamente compatible con la flota y la infraestructura existente», abunda.

Repsol ya produce biocombustibles a escala industrial en Cartagena a un ritmo de 250.000 toneladas anuales

A diferencia de los combustibles sintéticos producidos mediante hidrógeno, una tecnología aún incipiente, Repsol ya produce biocombustibles a escala industrial en Cartagena, a un ritmo de 250.000 toneladas anuales, tras una inversión de 250 millones de euros.

El diésel producido en Cartagena ya se surte a cerca de 500 estaciones de servicio en toda España, que serán 1.500 a lo largo de 2025. En paralelo, también se fabrica aquí queroseno renovable o SAF para los aviones y diésel renovable marino para barcos. Repsol prevé extender esta tecnología en 2026 a otra de sus refinerías, la de Puertollano, y confía en poner en marcha en un tercer complejo industrial en España antes de 2030. En paralelo, también Cepsa se halla en proceso de construcción de una gran factoría similar, en Huelva, que inaugurará a mediados de 2026.

Cuatro veces la Plaza Mayor

Vista de la planta de Repsol en Cartagena

Vista de la planta de Repsol en CartagenaCedida

La planta de combustibles renovables de Cartagena ocupa 46.000 metros cuadrados, cuatro veces la Plaza Mayor de Madrid. «Tenemos cuatro tanques de materia prima que llega por barco, luego la planta que convierte los residuos en combustible mediante dos reactores y la planta de hidrógeno adicional necesaria. Y además los tanques de almacenamiento de producto final», detalla el director de las instalaciones, Antonio Mestre.

Entre enero y agosto ya ha producido más de 30 millones de litros, que se venden tanto de forma independiente en algunos surtidores como mezclados, en un 10 %, con los combustibles tradicionales, como marca la normativa europea. Además de la evidente reducción de las importaciones de petróleo del extranjero, esta tecnología permite reducir las emisiones, que en todo el ciclo de uso, según Repsol, en hasta un 90 %.

El proceso, simplificado al máximo, es el siguiente: el girasol capta el CO2 al crecer, con él se produce aceite de cocina que se utiliza para freír, después se transforma en biodiésel que libera ese mismo CO2 en el automóvil, autobús o camión que lo emplea para circular. Como parte de la campaña para dar a conocer esta tecnología, Repsol ha comenzado a reembolsar 30 céntimos a través de su aplicación Waylet a quienes depositen aceite usado de cocina en alguna de las 500 estaciones habilitadas, en Madrid, Galicia, Castilla-La Mancha y, desde esta semana, también Castilla y León.

El precio de venta al público, por ahora, está ligeramente por encima del combustible premium de origen fósil, unos diez céntimos por litro. «Ahora mismo se les trata fiscalmente como hidrocarburos fósiles cuando no lo son», cuestiona Cabello, que reclama una mejora en su fiscalidad y también estabilidad regulatoria para poder hacer frente a las cuantiosas inversiones necesarias.

Además, apunta Cabello, el incremento en la producción que se espera para los próximos años podría contribuir a reducir esta brecha. Repsol se ha marcado el objetivo de producir entre 2,4 y 2,7 millones de toneladas de combustibles renovables, incluyendo hidrógeno renovable y biometano, hasta 2030, y espera una demanda sostenida en los próximos años por los objetivos climáticos de la Unión Europea, que obligan al sector del transporte a reducir sus emisiones de efecto invernadero, de media, en un 90 %.

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