La reducción de jornada y el SMI reabren el conflicto entre Economía y Trabajo
El PSOE propone una aplicación más flexible para las empresas, mientras que Yolanda Díaz acusa a Carlos Cuerpo de no cumplir los acuerdos de Gobierno
La aplicación de la reducción de jornada en 2025 ha provocado un nuevo episodio de tensión entre Economía y Trabajo, que se suma a un largo historial de desencuentros desde la llegada de Yolanda Díaz al Ministerio.
La dureza del discurso de la gallega es una buena muestra de la delicada situación que se vive en el seno del Ejecutivo. «No hay tirantez, hay desacuerdos manifiestos con el salario mínimo y la jornada laboral», señalaba este viernes en declaraciones a RNE. Según Díaz, Carlos Cuerpo «quiere cambiar el acuerdo con los sindicatos», algo que «no ha pasado jamás».
«Es casi de ser mala persona decirle hoy a la gente trabajadora en nuestro país que se niega a reducir la jornada media hora al día. Y digo lo que va a pasar. La jornada se va a reducir y la parte socialista del Gobierno va a presumir como presumió después del salario mínimo, igual que pasó con la reforma laboral, con los ERTE y con los riders», añadió.
Este asunto, el de la «realidad parlamentaria», es clave para entender las fricciones entre ambos ministerios. Yolanda Díaz se comprometió en su momento a una reducción a 38,5 horas en 2024 y 37,5 en 2025, y ni siquiera ha pasado el trámite parlamentario. Ahora se contenta con llegar al 31 de diciembre para su entrada en vigor, al tiempo que acusa al PSOE de incumplir los acuerdos de Gobierno firmados en 2023.
El PSOE no se opone a la reducción de jornada, pero entiende que el momento actual no es el más propicio y propone una aplicación gradual hasta 2026 con el objetivo de ofrecer a las empresas cierta flexibilidad. Esto se debe, en gran medida, al rechazo de Junts, formación muy cercana a la patronal catalana y que de momento no está por la labor de apoyar la medida, a pesar de los cortejos del líder de UGT, Pepe Álvarez.
Trabajo no quiere oír hablar de otro retraso, ya que entiende que durante once meses «se ha dejado literalmente la piel» en el intento de alcanzar un acuerdo con la patronal, que se descolgó «por motivos políticos». Además, este Ministerio quiere abordar este año el blindaje del despido, otro melón que amenaza con provocar nuevas tensiones ya que el PSOE considera que ya es «coherente» con la Carta Social Europea, argumento al que se acoge Trabajo.
Relaciones complejas
Las relaciones entre ambos ministerios han sido tensas prácticamente desde la formación del Gobierno de coalición. Las subidas del SMI, el subsidio del desempleo, la ley rider y, especialmente, la reforma laboral fueron también motivo de disputa entre Díaz y Nadia Calviño, entonces ministra de Economía. Sobre este último asunto, la gallega se tuvo que conformar con una contrarreforma descafeinada muy lejos de la derogación total que pretendía en un primer momento.
También chocaron antes de la salida de Calviño al Banco Europeo de Inversiones (BEI) por el futuro de los impuestos extraordinarios a banca y energéticas, que Díaz pretendía hacer permanente en contra de la opinión de su colega socialista.