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Fernando Rayón
Fernando Rayón

Los sindicatos se manifiestan contra la oposición y Murtra se escapa a Riad

Y los sindicatos, que llevan tiempo sin decir esta boca es mía, salen a la calle para recordar que al menos existen

Actualizada 13:25

Pepe Álvarez y Unai Sordo, en la sede del PSOE

Pepe Álvarez y Unai Sordo, en la sede del PSOEEuropa Press

Mientras usted lea este artículo estará ocurriendo algo sin precedentes en la historia reciente de España: los sindicatos Comisiones Obreras y UGT se estarán manifestando en contra de la oposición por no aprobar la subida salarial a los pensionistas. Sí: contra la oposición. Para que nadie dude de su posicionamiento político en esta legislatura. La culpa de que no se hayan subido las pensiones la tienen los partidos de la oposición y no los que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno.

Ya saben a estas alturas que el retraso en la aprobación del decreto ómnibus fue cosa de Junts o más bien de Carles Puigdemont. Y que finalmente el PP votará a favor de algunas de esas medidas en el Congreso. Pero eso da igual. La culpa es del PP. O mejor del PP y Vox, como le gusta a Sánchez decir, para que quede claro quién se opone a las medidas que él mismo no es capaz de aprobar. Y los sindicatos, que llevan tiempo sin decir esta boca es mía, salen a la calle para recordar que al menos existen. Difícil papeleta la de Pepe Álvarez y Unai Sordo: la culpa es de la oposición y no del Gobierno que lleva seis años en el poder.

Pensaba en ello también mientras entrevistaba a Paloma López Bermejo, secretaria general de CC. OO. de Madrid, y le preguntaba por la posibilidad de que los sindicatos y patronal se entendieran, como en otras ocasiones, sin la omnipresente presencia/foto de Yolanda Díaz. Pero ella, muy en la línea, vino a decir que no es posible: que el Gobierno, aunque no es interlocutor, es moderador y debe estar siempre. Pues así nos va. Tampoco le va bien a Carlos Cuerpo al que tuvo que recordarle Pedro Sánchez que los 31 diputados que de momento tiene la coalición son absolutamente necesarios para cualquier cosa. Y que deje de tocar las narices a Yolanda, que luego lo tiene que pagar él en versión desmarque de Podemos o Compromís.

Pero volvamos a los sindicatos. Nadie duda ya que su actitud durante esta legislatura —como la del resto de los partidos que apoyaron la investidura— necesariamente les pasará factura. Politizarse es una cosa y hacer piña otra muy diferente. Por eso hoy no escucharemos en la manifestación eslóganes contra la inflación; ese enemigo que se ha colocado este mes en el 3 % sin que nadie del Gobierno haya abierto la boca. Y eso sí que es una bofetada para todos los trabajadores, no solo pensionistas. La luz, gasolina, alimentos y precios siguen desbocados. Y eso que aún no han empezado a hacer mella la política arancelaria de Trump. Europa sigue bajando tipos, pero esta música empieza a sonar como la de la orquesta del Titanic. La Reserva Federal, que se las ve venir, ha parado el carro a tiempo. Está por ver cómo afecta a los mercados esta falta de paridad.

Las que sí se han puesto las pilas son las empresas. El Santander ha liquidado de un plumazo la estructura que creó en 2019 y ha suprimido a todos sus jefes regionales. A partir de ahora los CEO de cada país reportarán directamente al consejero delegado del Grupo Héctor Grisi. Víctor Matarranz abandona el banco después de 14 años. No es el único. Román Blanco (20 años en el banco ahora en Chile) y Tim Wennes (cinco en Estados Unidos) son otros de los pata negra que saltan. Como me decía ayer un consejero de la casa: «patada en el trasero y a por otra».

Más fácil lo tiene el BBVA que anunció esta semana un beneficio récord de 10.000 millones. Pero de poco le va a servir a Carlos Torres tanto ingreso. Salvador Illa y sus muchachos de Caixabank no se mueven en la opa. Y el Gobierno tampoco, a pesar de que el PNV y el Gobierno Vasco dicen no ver riesgos en la fusión. Y eso que el Sabadell tiene, gracias al antiguo Guipuzcoano que absorbió una de las redes más tupidas de oficinas y créditos a las empresas. Pues ni con esas: allí nadie ve posición dominante. Pero desde Cataluña sí. Cuestión de geografía: desde donde miras uno ve unas cosas y otros otras. Como todo en la vida.

Y si hay baile de nombramientos en el Santander, otro tanto está al caer en Telefónica. El austriaco, Peter Löscher sustituirá al fallecido Javier Echenique como coordinador de los consejeros independientes. Lleva en el consejo de administración desde 2016. Pero la patata caliente es la designación del representante de la saudí STC. Como es casi seguro que nombrarán a un varón, Marc Murtra deberá remodelar el Consejo antes de junio de 2026 para cumplir con la Ley de Paridad que obliga a tener un 40% de mujeres. Francisco Riberas (en 2025) y Javier de Paz (en 2026) son los primeros que cumplen mandato. Se admiten apuestas. Pero, por si acaso, el nuevo presidente de Telefónica se fue esta semana en viaje relámpago a Riad para reunirse con la cúpula de STC. Y aunque la casa sitúa el viaje de ida y vuelta en la agenda de contactos del nuevo presidente, la realidad es que Murtra estaba obligado a agradecer la presencia, aunque fuera por delegación, en Moncloa que destituyó a Pallete y le nombró presidente y besar anillos de la Publica Investment Fund (PIF) el fondo soberano saudí propietario de STC. Ya si se consiguiera nombrar una consejera mujer sería la bomba, pero no caerá esa breva.

Y mientras tanto Indra –oh ¡sorpresa!– anunció ayer que compraba Hispasat. Así se ha estrenado Ángel Escribano en la presidencia: consiguiendo 725 millones: 700 financiados y 25 de caja de la empresa. Y es que cualquiera no presta ahora dinero a Indra.

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