Lo que las importaciones de gas ruso dicen de España
Que Rusia siga siendo el suministrador de más del 20 % de nuestras importaciones de gas natural dice muy poco de la capacidad de influencia que han tenido las sanciones internacionales tras la invasión de Ucrania
En el último año España importó de Rusia gas natural por valor de unos 2.439 millones de euros. Es el resultado de aplicar al total del gas importado entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024, 72.356 gigavatios hora (GWh), el precio promedio del gas en el mercado ibérico (MIBGAS); un precio que resultó de 33,72 euros por megavatio hora.
En rigor no es ninguna decisión institucional la que está detrás de esta cifra. No es la administración española la que compra gas natural ni a Rusia ni a ningún otro proveedor. Son las compañías gasistas que operan en España las que, en última instancia, impulsan estas compras que representaron el 21,3 % del total de importaciones para noviembre del pasado año.
En el mismo sentido, es de gran interés leer la intervención del vicepresidente estadounidense JD Vance en la Cumbre se Seguridad de Múnich. De su discurso me gustaría destacar el siguiente párrafo:
«Me gustaría pedir a mis amigos europeos que tengan algo de perspectiva. Pueden creer que está mal que Rusia compre anuncios en las redes sociales para influir en sus elecciones (se refiere a las pasadas elecciones en Rumanía) (…) Pero si su democracia puede destruirse con unos pocos cientos de miles de dólares de publicidad digital de un país extranjero, entonces no era muy fuerte en origen».
Así las cosas, ¿cómo de vulnerable es nuestra economía para no poder buscar una alternativa al gas ruso incluso estando comprometida firmemente con las sanciones económicas impuestas.
A mí me parece de una grosería inaceptable la iniciativa del presidente Trump de negociar el fin de la invasión de Ucrania al margen de la propia nación agredida y de sus socios europeos. Incluso resultando claro que EE.UU. busca desacoplar a Rusia de su gran rival, China, no hay ninguna necesidad de hacerlo humillando a sus socios europeos.
Pero esta grosera acción diplomática no se hubiera puesto en marcha si Europa hubiese sido mucho más que el financiador extranjero principal de la defensa de Ucrania. Ser algo más no es otra cosa que ser la unión de estados soberanos que bajo paraguas de la Unión Europea (UE) o de cualquier otra alianza, dispuesta a participar militarmente en esa contienda.
En el último año el 17 % de las importaciones españolas de gas y el 16,4 % de las importaciones de petróleo procedieron de EE.UU
Lo que sí está siendo la UE es un gran socio comercial de EE.UU. en la importación de gas natural y también de petróleo. En el último año el 17 % de las importaciones españolas de gas y el 16,4 % de las importaciones de petróleo procedieron de EE.UU.
El caso del gas natural norteamericano tiene, además otra derivada extraordinariamente importante. El precio del gas en EE.UU. es mucho más barato que el que se paga en Europa. Con datos de la Dirección de Estudios de Repsol en dólares por millón de btu (una unidad de uso generalizado de este combustible), el precio pagado en EE.UU. equivale al 28 % del precio pagado en Europa. Así las cosas, la competitividad de las empresas europeas resulta duramente lesionada por esta diferencia de precios.
En un periodo de tensiones geopolíticas extremas como las vividas tras la invasión de Ucrania por Rusia, España se ha mostrado incapaz de prescindir del gas ruso. Ha sido incapaz incluso siendo –a inicio del conflicto– la nación poseedora de la mitad de las plantas regasificadoras existentes en Europa lo que le permitía importar gas natural en forma licuada y no sólo por tuberías. En cambio sí ha sido capaz de aumentar, en el mismo corto periodo de tiempo, de aumentar su dependencia del gas y petróleo estadounidense.
- José Manuel Cansino es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino