El Gobierno pierde la batalla por Santa Bárbara a través de Indra
Una cosa es que sea amigo del presidente del Gobierno y otra que se enfrente a una de las mayores tecnológicas de defensa del mundo

El presidente de Indra, Ángel Escribano.
El tema del mes y seguramente de los próximos años va a ser el incremento de los presupuestos de defensa, el rearme o como quiera llamarlo Pedro Sánchez. Se está discutiendo en todos los países de Europa menos en España donde parece que la cuestión fundamental de nuestra política económica es que se pongan de acuerdo las dos vicepresidentas sobre si cotiza o no el nuevo salario mínimo. María Jesús Montero se va a marchar a Andalucía chamuscada ahora que además empieza la campaña de la declaración de la renta.
Menos mal que tenemos al secretario general de la OTAN, Mark Rutte que, en un coloquio organizado por la Escuela de Economía de Varsovia y el Instituto Polaco de Asuntos Internacionales, confirmo que «España quiere llegar al 2 % este verano». Ese es el compromiso que Pedro Sánchez evitó confirmar en el debate del pasado miércoles en el Congreso. Rutte explicaba que hay «unos pocos países de la OTAN que todavía no están en el 2 % (…). Los belgas dicen que quieren llegar al 2 % este verano. España dice ahora que quiere llegar al 2 % este verano. Sabemos que Portugal e Italia están teniendo ahora esos debates» Y añadió «Con la tecnología rusa de misiles más avanzada, la diferencia entre un ataque a Varsovia y un ataque a Madrid es de solo 10 minutos». Sentenció. Naturalmente el Gobierno español negó la evidencia pero, puestos a reconocer al mentiroso, aquí ya sabemos por quién apostar.
Llegar al 2 % del PIB con el que se cerró 2024 supondría que España debe destinar 31.832 millones de euros a defensa y claro, a Yolanda Díaz, eso no le gusta y criticó el plan de rearme elaborado por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. Dijo que ella se fía «completamente» de la palabra de Pedro Sánchez. ¡Pues va lista! Ione Belarra, la secretaria general de Podemos, que ya tiene más experiencia, acusó a Sánchez de «engañar» al sostener que subirá el presupuesto en defensa sin aplicar recortes sociales. Por ahí van los tiros, como acaba de hacer el primer ministro inglés, Keir Starmer que ha presentado un ajuste presupuestario que contempla un aumento del gasto en defensa y una reducción del gasto social. Verde y con asas.
Pero si el debate político se centra en el rearme, el empresarial está en las mismas. Hace unos días, el nuevo presidente de Indra, Ángel Escribano, se permitió criticar en el Congreso de los Diputados, en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, la gestión del gigante estadounidense Santa Bárbara Sistemas (SBS) en las últimas dos décadas. «No ha habido inversión, no ha crecido, y más bien ha destruido casi todo el tejido industrial que tuvo lo que fue en su día la gran empresa Santa Bárbara». La crítica no era casual. Días antes, había hecho pública la intención de su empresa de comprar SBS a General Dynamics.Santa Bárbara no es Telefónica y tocar las narices a los americanos nunca sale gratis
Pero este intento de compra no era una ocurrencia de Escribano. Venía bien apoyado por el Gobierno y su amigo Pedro Sánchez, el señor de la guerra, que sigue empeñado en convertir Indra en el gigante europeo de la defensa. Pero en el Gobierno calcularon mal el golpe. Santa Bárbara no es Telefónica y tocar las narices a los americanos nunca sale gratis.
Antes de ir al desenlace hay que recordar que tanto Indra como SBS forman parte de Tess Defence, la compañía responsable de la fabricación en España de los nuevos vehículos de combate 8x8 Dragón del Ejército de Tierra, un proyecto que ha arrastrado importantes retrasos. La entrega de las primeras diez unidades está prevista para este próximo mes de abril, después de que Tess –el grupo del que también forman parte la empresa de los Escribano y SAPA– concluyeran las pruebas a los vehículos desde principios de este año. Pruebas que implicaron reforzar la rampa de carga de la aeronave que los transportará –un A400M– que en principio no podía cargar con los blindados. ¡Ay Escribano!
El caso es que el intento de compra de Santa Bárbara por Indra duró un telediario. Phebe Novakovic, presidenta de General Dynamics en Estados Unidos, mandó una delegación a Moncloa –no a Indra, claro– encabezada por Danny Deep, vicepresidente ejecutivo de la división de Sistemas de Combate y hombre fuerte del grupo –uno de los más importantes de defensa del mundo– y allí se entrevistó con Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Defensa, y otros ilustres asesores y fontaneros. Solo faltó Óscar López en la reunión.
General Dynamics advirtió al Gobierno de que frenara los continuos fichajes de ejecutivos de su empresa
Para entonces, General Dynamics ya había elaborado una nota desde su sede en Reston (Virginia) que hablaba del «brusco y continuado intento de asaltar su filial en España» y advertía, caso de que se concretaran esos intentos, de que no solo se llevarían de Madrid su sede europea sino también sus licencias y patentes a Alemania. Valcarce mostró el interés del Gobierno en adquirir –a través de Indra– sus dos fábricas en Trubia (Oviedo) y Alcalá de Guadaira (Sevilla) pero Deep no solo dijo que no, sino que también advirtió a Valcarce que frenaran los continuos fichajes de ejecutivos de su empresa. Mal rollo. Cogió su avión y se volvió a Virginia.
La movida le ha pasado factura a Ángel Escribano en Indra. Una cosa es que sea amigo del presidente del Gobierno y otra que se enfrente a una de las mayores tecnológicas de defensa del mundo. «Así no se hacen las cosas en nuestro sector –le dijeron varios consejeros–, y menos en un grupo que fue español y con el que se tienen relaciones empresariales de primer orden. Una cosa es que nos interesen las patentes de Santa Bárbara y otra que vayamos a conseguirlas así».
Lo que ha ocurrido después ha sido toda una lección de geoestrategia. Santa Bárbara ha respondido a las críticas sobre falta de inversiones con la apertura de un nuevo centro industrial en Córdoba, muy cerca de la futura Base Logística del Ejército de Tierra que el Ministerio de Defensa ya está construyendo. Y mientras tanto, el presidente de Indra ha firmado dos acuerdos de colaboración con una empresa turca y otra coreana. Ya solo falta que Sánchez firme otro en su viaje a China. Y los americanos esperando…