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Cataluña sufre una parálisis en materia educativa desde que se publicó el último informe PISAEuropa Press

Cataluña

Un curso de formación para profesores de Barcelona contiene hasta 47 faltas graves de ortografía

El Consorcio de Educación de Barcelona, un ente público dependiente tanto de la Generalitat como del Ayuntamiento, elabora un taller trufado de patadas al diccionario

Cataluña sigue abotargada por la cuestión educativa. La comunidad autónoma intenta sacudirse la parálisis provocada por su descenso a los infiernos tras la publicación del último informe PISA, pero no lo consigue.

El terremoto que supuso la publicación del trabajo realizado por la OCDE, con unos resultados nocivos, llevó al Gobierno catalán a mover ficha. El Departamento de Educación propuso nombrar un grupo de 18 expertos con la misión de ofrecer las medidas necesarias para conseguir las mejoras educativas. Su arranque no fue el mejor, ya que una de las elegidas cometió una falta de ortografía en su mensaje de agradecimiento, que se vio obligada a eliminar.

Pero las malas noticias nunca vienen solas. El Consorcio de Educación de Barcelona, que depende tanto de la propia Generalitat como del Ayuntamiento de la ciudad, lanzó un curso de acompañamiento emocional para formar a los docentes «en la gestión de emociones» dentro del aula.

De mal en peor

Sin embargo, y a pesar de sus buenas intenciones, la polémica no ha tardado en llegar. El propio curso proporcionado por este consorcio, un ente público creado con el objetivo de «mejorar la gestión educativa y hacerla más cercana a la ciudadanía», tiene numerosas faltas de ortografía.

Según explica El Confidencial, esta formación es fiel reflejo de los fallos del sistema educativo que sufre Cataluña. En las 134 diapositivas que componen el programa, hay un total de 47 faltas, repitiéndose en demasía aquellas que deberían ir tildadas y no lo hacen, así como traducciones erróneas del castellano.

Además, es habitual que los ‘qué’ interrogativos aparezcan erróneamente sin acento, lo que indica una rápida y literal traducción, muy posiblemente realizada con un programa automático.

El desastre de la inmersión y las competencias

Más allá de las anécdotas, como la que nos ocupa, lo cierto es que los responsables educativos de la Generalitat saben que la magnitud del problema estriba por dos realidades que no pretenden abordar.

​La primera de ellas es la inmersión, que a la vista está que en vez de funcionar, sigue ahondando tanto en las diferencias como en los problemas. Hasta la misión europea que visitó las aulas de Cataluña acabó afeando al Gobierno autonómico la ausencia de una alternativa a este modelo de imposición lingüística.

Docentes Libres, una plataforma de profesores organizada para plantar cara al adoctrinamiento nacionalista, concluyó que los datos han demostrado que la inmersión obligatoria en una lengua no materna –como sucede actualmente con el catalán–está perjudicando el aprendizaje, y ponen el último informe PISA como ejemplo.

No acaban ahí las razones. En Cataluña, como en el resto de España y posiblemente, parte del continente, la educación por competencias en detrimento de los conocimientos ha hecho aguas.

En pleno debate sobre el modelo catalán, los sindicatos han hecho llegar el descontento de la comunidad educativa. El secretario general de Profesores de Secundaria, Xavier Massó, no se mordía la lengua recientemente en una entrevista en RAC1: «La educación por competencias ha sido un error garrafal. ¿Qué quiere decir competencias? ¿Saber hacer una cosa? Pero yo debo saber por qué la hago. Si no me enseñan las bases, difícilmente lo podré entender. Pero ahora, una cosa teórica está maldita».
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