Las elecciones de Andalucía miden la gravedad de la crisis del sanchismo y el empuje del PP
El presidente tratará de zafarse de una previsible derrota que los populares interpretarán como un aval a la gestión de Moreno pero también como una enmienda a la suya en la Moncloa
Andalucía fue, durante décadas, sinónimo de éxitos para el PSOE. No solo por los sucesivos gobiernos autonómicos, sino también porque sin el voto andaluz no se habrían entendido las dos victorias electorales de José Luis Rodríguez Zapatero. Incluso Pedro Sánchez ganó el PP por casi 13 puntos en Andalucía en las generales de noviembre de 2019.
Sin embargo, para los socialistas hoy Andalucía es un mal sueño del que no despiertan. Y que, si las encuestas están en lo cierto, continuará más allá del domingo 19 de junio, la fecha elegida por Juanma Moreno para convocar elecciones autonómicas.
Unas elecciones que tendrán lectura y repercusión nacional. Para Alberto Núñez Feijóo serán las primeras como presidente del PP, apenas tres meses después de asumir el cargo. Andalucía –y no Castilla y León– es el espejo donde quiere mirarse, con una mayoría suficiente como para relegar a Vox al papel de cooperador externo, no de socio de gobierno.
En su día, tras las madrileñas de mayo de 2021, Moreno recibió no pocas presiones de la anterior dirección nacional de Pablo Casado para adelantar las elecciones y asfixiar a Sánchez, aunque el presidente andaluz siempre se resistió a que le marcaran los tiempos desde Madrid.
El laberinto de Sánchez
Al presidente del Gobierno, por su parte, estas elecciones le llegan en un pésimo momento. Con la inflación azotando las economías domésticas, su popularidad en mínimos, el Banco Central Europeo a punto de apagar las luces de la fiesta, el bloque Frankenstein renqueante y Podemos buscando el choque cada vez con más ahínco.
Y, para colmo, con un candidato –Juan Espadas– que colocó él, pero que no ha cuajado. Es, de hecho, un gran desconocido más allá de Sevilla. Ni siquiera es consuelo que el Tribunal Supremo haya decidido posponer su pronunciamiento sobre los recursos que presentaron los ex presidentes José Antonio Griñán y Manuel Chaves a la sentencia de los EREs. El primero fue condenado por la Audiencia Provincial de Sevilla a seis años de cárcel. Chaves, a nueve de inhabilitación.
El presidente del Gobierno tratará de zafarse de una previsible derrota que los populares interpretarán como un aval a la gestión de Moreno, pero también como una enmienda a la de Sánchez en la Moncloa.
«Los andaluces merecen saber si Feijóo y Moreno Bonilla harían vicepresidenta a quien ayer (por el domingo) fue a hacerse la foto con Le Pen. En Andalucía solo habrá una opción: la de un gobierno progresista liderado por el PSOE frente a un gobierno de la ultraderecha con el PP», señaló este lunes el portavoz de los socialistas, Felipe Sicilia, anticipando el que será el principal y casi único argumento del partido de Sánchez para evitar la reelección de Moreno: una futurible coalición con Vox que los populares tratarán de evitar.
¿Cómo? Para ello, primero Moreno tiene que obtener más escaños que toda la izquierda y que Vox no se dispare. Si esa doble condición se cumple, la intención del presidente andaluz es ir a la investidura en solitario y que los de Santiago Abascal se retraten. En Andalucía juegan con una baza que Alfonso Fernández Mañueco no tenía en Castilla y León, porque habría sido su final: la de amagar con una repetición electoral, llegado el caso.
No obstante, los populares no quieren ni oír hablar de ello de momento. «Una repetición electoral es trasladar a los ciudadanos la responsabilidad que compete a los partidos. Te votan para que articules una mayoría parlamentaria y social que te permita gobernar. Esa es la obligación fundamental. Repetir las elecciones es la constatación de la imposibilidad de gobernar. Antes de eso hay que pedir a los ciudadanos una elección clara, y ofrecer un proyecto que incluya y no excluya», señalan fuentes del equipo de Moreno a El Debate.
Los planes de Abascal
Los populares saben que van a encontrar en Vox un hueso duro de roer. El partido aún no ha designado a su candidato, ya sea Macarena Olona u otro, pero sus perspectivas son altas. Santiago Abascal quiere que el gobierno de coalición que comparte con el PP en Castilla y León tenga segunda parte en Andalucía. Y, de ahí, que se extienda a más autonomías y ayuntamientos en mayo del año próximo. La norma y no la excepción.
Ciudadanos, por su parte, tiene asumido que perderá otro gobierno autonómico. No hay marcha atrás para Inés Arrimadas en la pérdida del poder territorial de su partido. Y eso que, durante toda la legislatura, el tándem formado por Juanma Moreno y Juan Marín ha funcionado perfectamente. De hecho, desde el Palacio de San Telmo –sede de la Presidencia de la Junta– deslizan que, si es reelegido, Moreno podría contar a título personal con alguno de los consejeros de Cs que ha tenido. Como hizo Isabel Díaz Ayuso con la de Cultura, Marta Rivera de la Cruz.
La cuesta abajo de Podemos
Para Podemos, pintan bastos también en estas elecciones. Después de un mes de negociaciones, el partido cerró este lunes un principio de acuerdo con IU, Más País, Equo, Alianza Verde e Iniciativa del Pueblo Andaluz para concurrir juntos a los comicios bajo la marca Por Andalucía. Pero se tendrán que disputar el voto a la izquierda del PSOE con la candidatura de Adelante Andalucía, liderada por Teresa Rodríguez.
En Andalucía, el partido de Ione Belarra corre el riesgo de acentuar la crisis interna que arrastra desde los tiempos de Pablo Iglesias; y que ha llevado a Sánchez a oficializar por primera vez que Podemos está amortizado, al situar a Yolanda Díaz –solo a ella– como su socia.
Se avecina un final de curso político intenso. En cualquier caso, y como ya contó El Debate, el presidente andaluz y su equipo tienen clara una cosa: no repetirán el «gran error» que los populares cometieron en Castilla y León, cuando pusieron unas expectativas tan altas que la victoria acabó pareciendo una derrota. «No vamos a hacer como en Castilla y León. Las expectativas que las marquen otros», resumen. Allí, de 39 escaños virtuales acabaron con 31.
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