Por qué Moreno puede amenazar a Vox con una repetición electoral y Mañueco no pudo
No ha esperado a la campaña, o a una hipotética negociación para su investidura, para amagar con disparar la «bala de plata». «Es una opción que nunca cabe excluir», dicen los suyos
Era cuestión de tiempo que Juanma Moreno amagara con disparar la bala de plata: la repetición electoral. Desde Pulpí, en Almería, el presidente de Andalucía y candidato del PP sacudió el lunes la precampaña al deslizar la posibilidad de que los andaluces voten dos veces si se produjera un bloqueo a su investidura. Siempre hablando en futurible.
Y lo hizo no después, sino antes de las elecciones del 19 de junio. No durante las negociaciones para la investidura, ni siquiera en campaña, sino faltando aún más de una semana para el arranque oficial de ésta, el día 3. ¿Por qué tan pronto?
La maniobra tiene mucho que ver con lo fuerte que sigue Vox en las encuestas, en las que no aflojó ni los días en que la candidatura de Macarena Olona pendió de un hilo. El PP sabe que su única opción para cortocircuitar a Vox, que quiere otro Gobierno de coalición –tras el de Castilla y León–, es que Moreno obtenga más escaños que toda la izquierda: PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía. Pero el empuje de los de Santiago Abascal le está complicando ese objetivo. Aunque aún queda mucho partido por jugar.
«El adelanto es una opción que nunca cabe excluir si se dan bloqueos sucesivos. El PP-A sale a ganar y a gobernar», señalan desde el equipo de Moreno a El Debate. Sin cerrar esa puerta pero dejando claro que el candidato popular quiere una mayoría lo suficientemente amplia como para no tener que llegar a ese extremo. Las mismas fuentes reconocen que una repetición es «la constatación de la imposibilidad de gobernar». «Te votan para que articules una mayoría parlamentaria y social que te permita gobernar», zanjan.
No es un farol
En cualquier caso, el órdago está lanzado. Y no es un farol: Moreno lleva cartas, a diferencia de lo que le ocurrió a Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León, que no podía permitirse una repetición electoral porque solo le habría perjudicado a él. Habría sido desastrosa para los populares, que ya venían de haberse quedado en 31 escaños de los 39 que llegaron a darles las encuestas en la precampaña.
En el PPCyL reconocen cierta envidia. Porque, en Andalucía, el PP sí juega con esa baza que ellos no tuvieron para aplacar a Vox y evitar que entre en la Junta de Andalucía, con Olona de vicepresidenta. Siempre y cuando los números estén del lado de Moreno.
En Castilla y León, Mañueco empezó las negociaciones con Vox para la investidura teniendo todas las de perder si no había acuerdo, porque los de Santiago Abascal estaban dispuestos a ir nuevamente a las urnas. Y probablemente habrían sacado mejor resultado aún que los 13 escaños que tuvieron el 13 de febrero.
Ello tiene todo que ver con el famoso relato. En Andalucía, Moreno ha conseguido que la ciudadanía perciba que no ha habido cálculos electoralistas para convocar en junio y no en diciembre (como realmente tocaba). Sino que la legislatura había dado de sí todo lo que podía dar y que celebrar las elecciones a mitad de año es mejor para que dé tiempo a elaborar unos Presupuestos para este año (están prorrogados los de 2021 porque Vox no apoyó los de 2022). El presidente Moreno no convocó los comicios hasta asegurarse de que ese relato había calado entre el electorado.
En Andalucía, Moreno ha logrado que la ciudadanía perciba que no ha habido cálculos electoralistas
En Castilla y León, al contrario, la ciudadanía percibió que Mañueco había adelantado las elecciones por presión de Pablo Casado –ambos lo negaron siempre– y por oportunismo. A pesar de que el presidente castellano y leonés se desgañitó tratando de convencer a los electores de que Ciudadanos no le había dejado otro remedio que disolver las Cortes y adelantar las elecciones 21 meses. El popular acusó a su vicepresidente, Francisco Igea, de negociar los Presupuestos a sus espaldas.
En esto último está la otra diferencia: en Andalucía, el Gobierno de coalición ha funcionado hasta la convocatoria de elecciones, y de hecho lo sigue haciendo. En Castilla y León saltó por los aires después de varios desencuentros. «Cuando las cosas funcionan, ¿para qué las vamos a cambiar?», señaló este martes el vicepresidente y candidato de Cs, Juan Marín.
Lo primero será que los andaluces hablen en las urnas el 19 de junio. Y luego vendrá lo demás. Pero la posición de partida de Moreno no es nada mala.
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