El PSOE obtiene el peor resultado de su historia en Andalucía
Los socialistas pierden casi 4 puntos porcentuales y tres escaños, respecto de 2018, en uno de sus tradicionales graneros de voto para las elecciones generales. Se confirma la tendencia en contra de la izquierda
MadridActualizada 01:04
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Bajar de los 33 diputados de 2018 era la línea roja de la que el PSOE no quería ni oir hablar en las últimas semanas de campaña en Andalucía, durante las que el fantasma del efecto contagio, en clave nacional, se hacía cada vez más palpable para los socialistas. Los peores presagios se han cumplido y con un 24% de los votos, los andaluces han relegado a Juan Espadas -alcalde de Sevilla, donde el PP ha ganado por primera vez en la provincia con ocho escaños, y candidato de Pedro Sánchez a la presidencia de la Junta- al peor resultado de su historia.
El PSOE-A cae tres escaños hasta los 30 y, con ello, lastra desde uno de sus tradicionales graneros de voto al Gobierno central, en una clara tendencia de retroceso de la izquierda. Los andaluces han penalizado la falta de un proyecto claro, en manos de un candidato casi desconocido y con la sombra de la corrupción de los ERE -con la sentencia congelada del Supremo sobre los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán- todavía muy presente. Los buenos datos de la gestión de Juanma Moreno, en los últimos cuatro años, han hecho el resto.
De lo que ha ocurrido esta noche, dependerá en buena medida el futuro de Pedro Sánchez al frente del Ejecutivo de cara a las próximas elecciones generales de 2023. En las filas del PSOE son conscientes de que la abrumadora victoria de los populares de Moreno Bonilla confirman sus peores temores sobre un cambio de ciclo que se ha precipitado tras la llegada de Alberto Núñez Feijóo al frente del PP.
Sin embargo, desde la dirección nacional del PSOE han querido desvincular los resultados, en las elecciones autonómicas de Andalucía de este domingo, del escenario de la política nacional. Desde Ferraz han enfatizado en que se trata de unas elecciones autonómicas y descartan que el mal resultado del PSOE-A tenga una necesaria traducción en términos generales.
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, seguirá la noche electoral desde La Moncloa, mientras que la cúpula socialista y varios ministros lo harán desde Ferraz. El ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, que también ejerce como secretario de Reforma Constitucional y Nuevos Derechos; la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, también vocal de la Ejecutiva; la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant; la vicesecretaria general, Adriana Lastra; el secretario de organización, Santos Cerdán; y, el secretario de Estrategia y Acción Electoral, Javier Izquierdo.
Una debacle histórica
En las primeras elecciones democráticas que celebró Andalucía en clave autonómica, en 1982, el resultado para el PSOE fue inconstestable con 66 escaños y el 52,73% de los votos emitidos, un escenario que les llevaría a cosechar hasta cinco mayorías absolutas y otras tantas sencillas., durante treinta y siete años. La hegemonía socialista en la Junta de Andalucía desaparecía en el mes de diciembre de 2018 cuando los socialistas perdieron la confianza de más de la mitad de sus electores, bajando hasta los 33 escaños tras hacerse con un 27,95% de los votos.
Los resultados de esta noche electoral desvanecen el espejismo: el suelo de los socialistas aumenta sobre el mínimo que se habían fijado, en clave interna, mantener el resultado de las últimas autonómicas y confirman la sangría para las políticas del gasto y del endeudamiento.
El «orgullo» de Rodríguez Zapatero con los condenados Chaves y Griñán
La intervención del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en la campaña andaluza se traducía en una defensa encendida a los expresidentes socialistas de la Junta Manuel Chaves y José Antonio Griñán. En una intervención del socialista en un mitin en Vélez-Málaga junto a Juan Espadas, Zapatero manifestaba su «orgullo» por todos los dirigentes socialistas de la Junta, citando expresamente a ambos condenados por el caso ERE. «Son personas honestas», aseguraba Zapatero.
Rompiendo un silencio autoimpuesto en las filas socialistas, Zapatero y Espadas clamaron al «orgullo extraordinario» de ser socialista y a su histórica vocación de «garantizar» la igualdad y la justicia social para ganar el 19-J. Una estrategia que, lejos de conseguir su objetivo de movilizar el voto de izquierda y retener los resultados, ha resultado poco favorecedora para el PSOE.
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