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Imagen de una batalla en Teruel durante la Guerra Civil española, 1937

Imagen de la batalla de Teruel durante la Guerra Civil española, 1937GTRES

La historia no tiene memoria

La «memoria histórica» se ha convertido en uno de los principales instrumentos para movilizar las conciencias de los españoles al servicio de una supuesta justicia

La Historia es la disciplina que estudia y expone, de acuerdo con determinados principios y métodos, los acontecimientos y hechos que pertenecen al tiempo pasado y que constituyen el desarrollo de la humanidad desde sus orígenes hasta el momento presente.

La Historia no tiene memoria. La tenemos los seres humanos y es parcial, selectiva e inexacta, e incluso en casos falsa, pues se puede tener a través de terceros, basada en ocasiones sobre supuestas noticias de poca o nula fiabilidad. Es conocida la anécdota de un gran historiador que pronunciando una conferencia sobre una batalla, de las muchas guerras que combate la humanidad, un miembro del público se levantó para decirle ¡usted como dice eso a mí que estuve allí!. El historiador le respondió:

–Yo estuve también allí, mil veces más que usted. He leído los informes de uno y otro bando, los diarios de operaciones de todas las unidades que combatieron, he revisado las listas de bajas, estudiado los mapas, contrastados los recuerdos de cientos de hombres que allí combatieron, leído muchas de las cartas escritas a sus familias... y le puedo contar a usted la verdad de lo que allí ocurrió. Usted sólo vio una parte pequeñísima del frente, fue uno de miles de combatientes que allí lucharon. Carezco de las sensaciones que usted tuvo, miedo, odio, rabia, valor... pero el no tenerlas me habilita para buscar y conocer la verdad mucho mejor que a usted.

La «memoria histórica» es respetable en aquellos que vivieron un suceso, pero carece de valor histórico si no se escribe, contrasta y se somete al método científico del historiador para luego sumarla a una larga lista de pruebas y evidencias contrastadas.

Cuando la «memoria histórica» salta a la política, cuando se convierte en un instrumento más de la lucha por el poder en el presente, cuando se manipula para obtener réditos distintos al conocimiento «cierto del pasado» se convierte en algo que no es digno de ser tenido en cuenta y que, además, va de forma directa, como un misil, contra la verdad, contra la incuestionable «verdad histórica»  que atesora el pasado. 

En España –esto no sólo ocurre en España ahora sino en muchas otras naciones– hemos visto cómo la «memoria histórica» se ha convertido en uno de los principales instrumentos para movilizar las conciencias de los españoles al servicio de una supuesta justicia que, 82 años después del comienzo de la Guerra Civil, sólo debe quedar en manos de los historiadores y de los «lectores»  de sus investigaciones. Es ridículo legislar sobre el pasado, pues el pasado no puede cambiar por mucho que algunos se empeñen. 

La «memoria histórica» se ha convertido en un negocio para muchos, para sacar dinero a la administración (recientemente unos alcaldes de la provincia de Castellón han estado a punto de conseguir casi 60 millones de euros del dinero de los impuestos de todos los españoles para restañar los daños provocados en 1938 por un falseado bombardeo de la Legión Cóndor sobre sus pueblos), movilizar ciertos partidos a sus, cada día menos incentivados, seguidores y para alentar el odio de clases –si es que éstas aún existen como las definen los marxistas– o, sencillamente, para tener ciertos oradores algún tema de interés que les permita subir a la tribuna parlamentaria. ¡Porque la Historia tiene interés! La Historia no tiene memoria sino conocimiento cierto de los hechos y sucesos acaecidos en el pasado y es ahí donde radica su importancia y verdadero valor. 

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