La historia de amor de película de Raphael y Natalia Figueroa: de la oposición familiar a su boda en Venecia

La familia de Raphael ha estado pendiente en todo momento de la salud del cantante después de que sufriese un accidente cerebrovascular que le impidió formar parte de La Revuelta. El artista estaba grabando el especial de navidad del programa de Broncano cuando se sintió indispuesto y una ambulancia le trasladó directamente al hospital clínico de Madrid. Tras descartar que se tratase de un ictus, se le llevó por su deseo expreso al Hospital 12 de octubre de Madrid, donde permanece ingresado.

Su mujer Natalia Figueroa expresaba a primera hora del sábado que estaban tranquilos con el pronóstico de Raphael, pero desconocen cuándo se llevará a cabo el alta. Preocupada por su bienestar, se desplaza a diario para ver cómo se encuentra acompañada de sus hijos. «Está bien y las pruebas están bien. Él está como si nada hubiera pasado», reconoció ella misma el pasado 18 de diciembre, cuando se produjo el incidente.

Desde entonces, Figueroa se ha convertido en el mejor apoyo para el cantante de 81 años. Al fin y al cabo, la pareja lleva 54 años de sólida relación donde siempre han sido lo más importante para el otro. Su historia de amor es digna de película. Se conocieron a finales de los años 60 en una entrega de premios a la que ambos asistieron. Él, como el cantante revelación de la década. Ella, como gran promesa del periodismo. Ella tenía que entregarle a él un galardón y, desde entonces, no se han separado. tras aquella gala, él se acercó a la que estaba llamada a ser su esposa y la madre de sus hijos: «Me llamo Raphael, ¿a ti se te puede llamar por teléfono?».

Y eso que, desde el principio, lo suyo parecía destinado a no salir bien. Figueroa formaba parte de una familia aristocrática de Madrid. Era hija de Agustín de Figueroa, marques de Santo Floro y nieta del conde Romanones, por lo que nadie en su entorno veía con buenos ojos que saliese con un artista de origen humilde que había nacido en Linares (Jaén).

«Desmiento rumores de boda. Sólo somos buenos amigos», confesó en varias ocasiones Raphael a la prensa. Sin embargo, lo suyo era poco más que un secreto a voces y, al final, la pareja decidió hacer pública su relación y confirmar su enlace. Citaron a los invitados en el aeropuerto sin que conociesen el destino del viaje y se presentaron en Venecia, donde sellaron su amor el 14 de julio de 1972 en la iglesia de San Zacarías, para disgusto de la familia de ella, que tardaría años en aceptarle.

«Me di cuenta de que nunca iba a encontrar un hombre mejor que Raphael, que me apoyara, respetara mi trabajo, que me estimulara... que me hiciera sentirme libre», expresó la esposa de Raphael en medio de una conversación con ¡Hola!. Y parece que no se equivocó porque, sin duda, son la pareja más sólida del ámbito musical español.

Aunque han optado por mantener su relación en un perfil bajo, siempre han despertado el interés de la crónica social, como también lo hacen sus tres hijos: Jacobo, Manuel y Alejandra, así como los 8 nietos que estos le han dado. «A mí mis nietos me llaman Raphael, como todo el mundo». Nadie, ni siquiera en su familia conoce al Miguel Rafael Martos Sánchez que salió de su Linares natal para triunfar en el mundo de la música.