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Empieza la subasta

El PNV, Bildu y ERC disparan el precio de la supervivencia de Sánchez

La política se ha contagiado de la senda inflacionista. Sus socios aprietan al presidente con los Presupuestos conscientes de que esta vez ya no está Cs como en 2020 para ofrecer una alternativa 

Eran las 13:35 de este viernes cuando entró en el registro del Congreso la última enmienda a la totalidad de los Presupuestos Generales de 2022, la de Vox. La séptima después de las presentadas las 48 horas antes por el PP, Foro Asturias, la CUP, Coalición Canaria, Junts per Catalunya y Cs.

Esta vez sí, Inés Arrimadas ha decidido usar esa bala contra Pedro Sánchez. El año pasado se la guardó a la espera de que el presidente del Gobierno aceptara la famosa vía Ciudadanos y ocurrió que la líder naranja acabó disparándosela en el pie. Y el socialista pactando con sus socios de siempre.

Para entonces quedaban 25 minutos para que el registro de la Cámara cerrase, pero en La Moncloa ya sabían que ni ERC ni el PNV iban a cumplir su amenaza de presentar sendas enmiendas a la totalidad de las cuentas públicas.

El Ejecutivo se comprometió con Esquerra a fijar una cuota para el catalán y las otras lenguas cooficiales en la nueva Ley Audiovisual. A eso y a desatascar 18 millones de euros en becas que ya tenía comprometidos. Con el PNV, a transferir al País Vasco la gestión del ingreso mínimo vital.

Pero sabe Pedro Sánchez que hará falta mucho más que ese tentempié para saciar el apetito de los independentistas catalanes y vascos. Y a buen seguro tanto Gabriel Rufián como Aitor Esteban, portavoces de ERC y del PNV en el Congreso, se lo recordarán la próxima semana.

Será en el Pleno en que se debatirán y votarán esas siete enmiendas a la totalidad de los Presupuestos, condenadas a ser devueltas a chiqueros. Entonces empezará la negociación de las enmiendas parciales, la de verdad. ERC, Bildu, el PNV, Compromís y demás aliados de Sánchez irán pasando por caja.

Aitor Esteban.

Aitor EstebanEfe

Esta vez también se sumará a la subasta el BNG, que en 2020 presentó una enmienda a la totalidad y votó después en contra de los Presupuestos. En esta ocasión su único diputado, Néstor Rego, ha entendido que a los independentistas siempre les funciona mejor apretar a Sánchez que ahogarlo.

Sea como fuere, el Gobierno le ha visto las orejas al lobo demasiado pronto. ¿Cómo es posible que los independentistas vascos y catalanes hayan estado dispuestos a dar jaque mate tan rápido a los «Presupuestos más expansivos», que contemplan un récord de gasto público de 196.142 millones de euros? Con lo confiada que se mostró la ministra de Hacienda en público y en privado cuando presentó el proyecto de Presupuestos, hace tres semanas.

O con ellos, o con ellos

Lo es porque ambas formaciones han olido la debilidad de Sánchez, enredado en una espiral creciente de luchas internas, con sus vicepresidentas enfrentadas, la UE vigilante, las encuestas en contra y sobre todo: sin otra opción que no sean los nacionalistas e independentistas. O con ellos, o con ellos.

El año pasado Sánchez exploró la opción de Cs y con ello abarató el precio de la mayoría Frankenstein. La ley de la oferta y la demanda. «Todas y todos aquí sabemos que ustedes intentarán pagar el precio más bajo para aprobar sus cuentas y todas y todos aquí sabemos que Ciudadanos está desesperado. Mala mezcla, es muy mala mezcla. Pero Ciudadanos no es que sea incompatible con Esquerra, es que Ciudadanos es incompatible con la izquierda. Quizá, y se lo reconozco, señora ministra, con Esquerra cuesta más porque pedimos más cosas para la gente, no más banderas», le espetó Rufián, iracundo, a la ministra María Jesús Montero en el debate de las enmiendas a la totalidad del año pasado, hace 11 meses.

Esta vez Cs lo tuvo claro desde el principio. El suyo será un no rotundo: «Todos los españoles le pagamos a Sánchez la deuda que tiene con los nacionalistas, con los populistas y con los separatistas», ha lamentado su portavoz en el Congreso, Edmundo Bal.

Y la deuda es gigantesca. Bildu, ya lo dijo Arnaldo Otegi creyendo que hablaba en privado, quiere presos por Presupuestos. En la negociación de las cuentas públicas se centrará en infraestructuras y derechos para los trabajadores vascos, pero la excarcelación de los etarras discurrirá por otros derroteros y con otros tiempos. El PNV y ERC irán destapando sus cartas en los próximos días.

El Ejecutivo quiere obtener 190 síes a sus cuentas públicas. Los 155 que suman los votos del PSOE y Unidas Podemos más los de ERC, el PNV, Bildu, el PDeCAT (cuatro diputados escindidos de JxCat), Más País-Equo, Compromís, Teruel Existe, Nueva Canarias, el Partido Regionalista de Cantabria y el BNG.

Pero sus concesiones serán terreno abonado para el aumento de las desigualdades territoriales y, por tanto, para un fenómeno creciente que ya está en el radar de los analistas políticos: la proliferación de agrupaciones de electores en una treintena de provincias de la España vaciada, replicando el modelo de Teruel Existe.  

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