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Nadia Calviño y Yolanda Díaz

Nadia Calviño y Yolanda DíazEFE

Gobierno

La semana que Podemos puso al PSOE contra las cuerdas

La Ley de Vivienda, la inhabilitación de Rodríguez, la Ley Mordaza y la reforma laboral han sido las cuatro batallas que Podemos ha librado en apenas unos días 

Una semana para olvidar. Así recordará el PSOE estos últimos siete días en los que Podemos ha protagonizado una ofensiva con la que ha intentado acorralar a su socio de Gobierno. Los morados quieren ganar protagonismo y no han escatimado en palabras, gestos y acciones para conseguirlo.

La suavidad en las relaciones entre las dos formaciones parecía haber ido en aumento desde que Pablo Iglesias abandonó el Gobierno el pasado mes de marzo. En su lugar se colocó Yolanda Díaz, con un talante más calmado y con quien el presidente Pedro Sánchez se encontraba más a gusto. Pero el idilio ha durado poco y, pese a la intención de los socialistas de evitar una sensación de confrontación, la tensión no ha hecho más que aumentar.

La reforma laboral ha sido la causante del problema más acuciante en el seno del Gobierno. El pacto alcanzado entre socios establecía como una de sus condiciones la derogación de la medida llevaba a cabo por Mariano Rajoy. Pero los socialistas, conocedores del impacto económico que esto supone, han intentado –sin éxito alguno– frenar las intenciones de los morados. La líder de Podemos, Ione Belarra, instaba al PSOE a convocar una reunión de carácter urgente. Un encuentro tenso del que el socio minoritario no salió nada satisfecho. Finalmente, y ante la determinación de Podemos, Sánchez cedió y nombró a la vicepresidenta, Yolanda Díaz, como cabeza de negociación de la reforma laboral. Eso sí, bajo la tutela de la ministra de economía, Nadia Calviño, que vigilará los encuentros para intentar salvaguardar los intereses socialistas y que no cuenta, en absoluto, con la simpatía de Díaz.

Podemos ha pisado el acelerador logrando presionar al PSOE en asuntos que parecían olvidados

La tensa aparición de las vicepresidentas en la cumbre hispano-portuguesa celebrada este jueves en Trujillo es sólo la punta del iceberg. Los miembros de uno y otro partido se agitan en conversaciones paralelas que auguran una nueva explosión muy pronto.

Apenas unas jornadas antes, la sentencia del Tribunal Supremo que supuso la inhabilitación del diputado Alberto Rodríguez hizo que Podemos lanzase varios ataques, no sólo dirigidos a los jueces, sino a la presidenta del Congreso de los Diputados a la que el ya ex diputado amenazó con interponer una querella. «La salida más digna es la dimisión de Meritxell Batet», llegó a pronunciar la portavoz de la formación, Isabel Serra. No fue la única. El ex vicepresidente Pablo Iglesias, que parece no terminar nunca de marcharse, declaró que Batet debería «dimitir por propia dignidad».

«No podemos actuar a la loco en el tema de los alquileres», confesaban fuentes socialistas a El Debate hace apenas unas semanas sobre la nueva Ley de Vivienda. Finalmente, la aprobación de dicha ley dio y se vendió a bombo y platillo desde el Gobierno. El anuncio de la misma mostró, una vez más, el distanciamiento entre los socios. Ione Belarra montó su propio set de prensa en el despacho ministerial para comunicar su aprobación. Apenas unos minutos antes, las ministras socialista lo hacían público desde Moncloa en una rueda de prensa tras el Consejo de Ministros en la que no dejaron participar a la líder de Podemos.

El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, se convirtió, además, en la voz discordante al asegurar que su partido no descarta la posibilidad de presentar algunas enmiendas a esta ley. Echenique aseguró que los agentes sociales no se ven del todo representados y que habría que hacer mejoras.

Echenique aseguró que su partido presentaría enmiendas a la Ley de Vivienda

La Ley de Seguridad Ciudadana, acuñada como ‘Ley Mordaza’ por las formaciones de izquierdas, supone otro frente abierto entre los dos partidos. Sin embargo, el acercamiento de posturas les ha llevado a suavizar este problema. Uno de los puntos más conflictivos de este asunto eran las denominadas devoluciones en caliente. Es decir, las deportaciones directas de los inmigrantes irregulares que cruzan las fronteras de España. El PSOE ha dado su brazo a torcer y eliminará toda mención a ellas en la ley. Se trata, no obstante, de un principio de acuerdo de una reforma que lleva bloqueada desde el 2020 y que Podemos quiere continuar segando en los próximos meses, por lo que se espera que esta sea una causa recurrente de disputa entre partidos.

La formación morada se siente con fuerza y ha comprobado cómo aplicando la presión adecuada sobre sus socios han conseguido dar pasos de gigante en asuntos que parecían olvidados. El PSOE tendrá, por tanto, que participar en un juego de tira y afloja en el que Podemos está dispuesto a ponerle difícil la partida.

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