Podemos dividió a sus votantes en «ovejas», «descarriados» y «precarios indecisos» en las generales de 2019

Pablo Iglesias regresó a la primera línea política el 23 de marzo de 2019, tras un tiempo alejado del liderazgo de Podemos para cumplir con la baja de paternidad que le permitía cuidar de sus dos primeros hijos, mellizos. Su vuelta a los focos se vio envuelta por un polémico cartel con la palabra vuelve, como premisa. Ante el rechazo generalizado, el entonces líder de Podemos salió al paso para disculparse públicamente a través de un mensaje en Twitter: «Quiero deciros que no me siento identificado con el cartel con el que lo hemos anunciado. Reconocer los errores es siempre el primer paso para hacer las cosas bien», rezó su comentario. No sería el único error en una campaña dirigida por Rafael Mayoral en la que Iglesias aspiraba a conquistar la Moncloa. En varios documentos judiciales, incorporados a las diligencias previas del caso Neurona, a las que ha tenido acceso El Debate, los responsables de la campaña electoral decidieron emplear una curiosa nomenclatura para segmentar a sus potenciales votantes: «ovejas», «descarriados» y «precarios indecisos». Además de «parados» y «pensionistas». 

Así consta en, al menos, tres hojas de Excel que obran en poder del juez instructor del caso Neurona, Juan José Escalonilla, donde los responsables del lanzamiento y monitorización de los vídeos confeccionados por la consultora para la formación morada, que ahora están siendo investigados por si hubiesen incluido sobreprecios en sus correspondientes facturas, se presentaban como documentos de control de los archivos que habían sido subidos a las redes sociales. 

En dichos registros confeccionados bajo el título 'Planeación de productos' se incluyeron campos variables, de siete a nueve columnas, como el código de la acción promocional, el nombre de la misma y su enlace URL completo, el nicho social al que se dirigía, a qué argumentario respondía, el canal por el que eran lanzados, quién era el encargado y el estado de cada una. En concreto, para la columna 'nicho', a los miembros de Podemos y al jefe de Neurona, Carlos Portillo, no se les ocurrió una idea mejor que emplear los términos «ovejas», «descarriados», «precarios», «parados», «pensionistas» y «precarios indecisos» para referirse a sus electores potenciales y asignarles la información adecuada a cada uno de ellos como público destinatario.

Ante lo sorprendente de la terminología utilizada, en las mismas diligencias judiciales preliminares se hace constar que «el usuario del programa», Adobe Premiere Pro, empleado para archivar como PDF cada uno de los documentos creados en el marco de la campaña electoral contratada por Podemos a la consultora mexicana Neurona Consulting, «es libre para elegir la denominación que asigna a cada proyecto». 

Además, y en una de las hojas de cálculo a la que ha tenido acceso El Debate se diferencia entre los canales 'Guerrilla', 'Facebook' y 'Activistas'. Hasta hay una campaña que se lanza bajo la referencia 'máster Casado' y que se coloca en un doble nicho de educación/ovejas y se sitúa en el canal 'Guerrilla'. De los 46 archivos que son mencionados con todos los  datos habilitados para ello, sólo aparecen como publicados, en el apartado 'Status', cuatro de ellos. 

Esta carencia de acciones reales frente a trabajos inflados es lo que ahora trata de indagar el juez Escalonilla, tal y como avanzó El Debate en primicia, a través de un perito independiente que cuantificará si entre los servicios realmente prestados por Neurona a Podemos hay imputados sobrecostes que expliquen el pago de una factura de la formación morada a la consultora por 363.000 euros.