La hispanofobia avanza en España y crecen los incidentes motivados por la intolerancia política
Maite Pagazaurtundúa (Cs) explica para El Debate algunos datos relevantes de 'Cartografía del odio', una investigación centrada en los delitos de odio en seis países de la UE, entre ellos España, entre 2015 y 2020
«si no nos ponemos las gafas de ver, puede pasar desapercibido el componente de motivación de odio y quedar como si fuera un delito común», advierte Maite Pagazaurtundúa en conversaciones con este periódico. La eurodiputada de Ciudadanos y vicepresidenta de la Comisión de Libertades Civiles del Parlamento Europeo ha presentado el libro 'Cartografía del odio', un trabajo de investigación de más de dos años sobre los incidentes y delitos de odio y discriminación que se producen en Europa, y cuenta para El Debate algunas conclusiones del informe.
Impulsado junto a su Oficina en la Eurocámara y en colaboración con diferentes expertos, el estudio se ha realizado a partir de 80.000 datos –recogidos de fuentes oficiales, organizaciones de la sociedad civil y datos propios– de este tipo de delitos ocurridos entre 2015 y 2020 en seis países de la Unión Europea: Alemania, España, Francia, Hungría, Italia y Polonia.
El trabajo, que tiene como objetivo dar luz sobre un fenómeno que está intensificándose en el momento actual, pone en el centro la dignidad humana, que se está viendo atacada ya sea por cuestiones de racismo o xenofobia, intolerancia religiosa, intolerancia política u homofobia, entre otras. En unas semanas la Comisión Europea presentará al Parlamento Europeo la petición de incluir en la lista de delitos graves de la UE, contra los Derechos Fundamentales, los delitos de odio.
Nueve de cada diez personas agredidas en Europa por motivo de odio no denuncian
Una de las cosas que motivaron esta investigación fue «la intuición de que lo que estaba ocurriendo en redes sociales con la normalización de la hostilidad en la expresión de una forma tan desinhibida, iba a terminar desinhibiendo también las conductas», explica Pagazaurtundúa. Su propia experiencia ha sido otro de los motivos que han impulsado este trabajo, dado que nació en un entorno social de intolerancia, prejuicio y discriminación política, y «los mecanismos de generación del enemigo y muchos elementos que tienen que ver con otras formas de delito de motivación social son muy parecidas».
El libro incluye también una lista de las víctimas mortales de los delitos de odio, un total de 87 notificadas, y del terrorismo, 310, máxima expresión del odio, con sus nombres y apellidos para sacar a todas ellas del anonimato y defender su dignidad. Así también, casos concretos de agresiones por motivación de odio, prejuicio, discriminación o intolerancia producidos durante los años analizados.
Fenómeno en aumento y subnotificado
Como señala la eurodiputada, hay una «zona gris», poco clara, entre el terrorismo y los delitos de odio, y según el país y las circunstancias, un delito se ha considerado unas veces terrorismo y otras, odio. En 2015, el Eurobarómetro de la Comisión Europea reflejó un retroceso de la tolerancia en Europa y un auge de los discursos de odio.
Las instituciones, así como las organizaciones y la sociedad civil han ido percibiendo la intensificación de este fenómeno en los últimos años. «Íbamos intuyendo que teníamos que trabajar más, que algo estaba pasando y que no era para bien», subraya Pagazaurtundúa. Algunos hechos, como los atentados de odio antisemita en Francia o Alemania, que incluso llevaron a personas de ascendencia judía a plantearse salir de Europa, también dieron la voz de alarma.
En 'Cartografía del odio', se indica que la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) recogió entre 2015 y 2018 un total de 32.226 incidentes de odio en los seis países analizados, de los cuales un 12,28 % se produjeron en España. El racismo y la xenofobia son los principales motivos, pues suponen el 60 % de los casos registrados. Les sigue la intolerancia religiosa, que ha aumentado de forma significativa en los últimos años. De hecho, de los delitos o los incidentes de baja intensidad, es decir, aquellos en los que no hay violencia directa a la persona, es precisamente la intolerancia religiosa la que motiva el 51 % de los ataques.
En España hemos encontrado muchísima intolerancia política, muchísimos incidentes motivados por la hispanofobia
El cristianismo es la religión que más recibe –produciéndose actos de vandalismo contra su simbología en iglesias y cementerios–, seguido del judaísmo, el islam y otras religiones menos extendidas en Europa. Se pasó de 506 incidentes de odio motivados por el anticristianismo en 2016 a 2.236 en 2018, según datos oficiales recogidos en el informe. Por otra parte, también se han incrementado notablemente los motivados por el odio al sexo de la víctima y a su orientación sexual.
Explica Maite Pagaza que, según los datos aportados por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) en 2017, un 90 % de los casos no se denuncian. Es decir, nueve de cada diez personas que sufren agresiones por motivos de odio o discriminación en Europa no denuncian los hechos. Es un fenómeno subnotificado. Al existir esta subnotificación o infradenuncia, los incidentes son invisibles, quedan impunes y, por lo tanto, se cronifican. «No hay reproche social, ni reproche político, ni reproche penal a aquellas personas que están haciendo daño a seres humanos», remarca.
Más allá de la confrontación política
«En España hemos encontrado muchísima intolerancia política, muchísimos incidentes motivados por elementos que ya podemos ir denominando hispanofobia», señala la eurodiputada. Se trata de una aversión hacia España y todo lo que es español, los ciudadanos españoles, su cultura o su lengua. Remarca que hay una obsesión por intentar eliminar todo ello, y que supone algo «tremendamente negativo desde el punto de vista democrático».
'Cartografía del odio' alerta de que esta hispanofobia es posiblemente la motivación de prejuicio, intolerancia y odio más singular, y es detectada por algunas asociaciones en Cataluña y también en el País Vasco. Según datos de la sociedad civil expuestos en el informe, 464 de 1.362 incidentes de odio en España son por intolerancia política, es decir, un 34,07 %. Muchas veces son los representantes del Estado de Derecho, es decir, los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y los jueces, así como sus familias, los que reciben estos ataques por intolerancia.
En 'Cartografía del odio' se aborda la «doble victimización» que sufren las víctimas del terrorismo y del Holocausto
En democracia es habitual que exista una confrontación política, dado que conviven personas con ideas distintas. Sin embargo, deja de ser tal cuando se exceden los límites para dar paso a la intolerancia, y las ideas políticas van contra los derechos y la dignidad de los demás. Hay que ser «muy quirúrgicos» a la hora de distinguir «hasta dónde llega la confrontación política normal y dónde están esos límites que se han superado», y ser capaces de reconocer «dónde hay elementos identitarios excluyentes y componentes que tienen que ser identificados para eliminarlos, porque eso no es correcto en una sociedad democrática», subraya.
Explica Pagazaurtundúa que este tipo de incidentes han pasado desapercibidos durante mucho tiempo, «pese a que en España la violencia política y los terrorismos, algunos durante décadas y otros durante menos tiempo, han marcado muchísimo nuestra propia vida».
En España también han encontrado elementos en los incidentes contra las víctimas del terrorismo muy similares respecto a los producidos contra las víctimas del Holocausto. En ambos casos, a los autores de estos incidentes «les da rabia que las víctimas sean testigos; no quieren, porque en el fondo les molesta la verdad de algo que se ha cometido y que es tremendamente injusto». En el informe se aborda precisamente la «doble victimización» a la que se somete a las víctimas, en el caso de España con los homenajes a los terroristas de ETA, a los que se les recibe como héroes, o los ataques a las tumbas.
Odio contra la comunidad judía