Desmontando las tesis de Redondo: Yolanda Díaz no podría ser ahora presidenta del Gobierno
Cinco politólogos analizan en El Debate las opciones de la ministra de Trabajo de alcanzar la presidencia en las próximas generales
En Baron Noir, la serie que arrasa en el Gobierno de coalición, el veterano político Philippe Rickwaert utiliza la bandera de la unidad de la izquierda para constituir una plataforma amplia que, unida a la amenaza de un candidato que cuestiona las bases de la democracia liberal, le lleve en volandas al Elíseo.
La estrategia de Rickwaert no dista tanto de la de la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, que, apoyada por la buena valoración ciudadana que recogen los últimos barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), y a través de un proyecto político que trascienda Podemos, podría aspirar a la presidencia del Gobierno, o al menos así lo afirma el exjefe de Gabinete de Sánchez, Iván Redondo.
«Díaz no tiene ninguna posibilidad de ser presidenta ahora mismo. Se trata de un asunto más mediático que electoral. Como mucho podría lograr el espacio que consiguió Podemos en 2019. Ahí está su techo político», asegura la directora de comunicación de GAD3, María Martín.
Para el director de BeBartlet, Ramón Mateo, «la posibilidad de alcanzar la presidencia, desde el punto en el que se encuentra Díaz, parece lejana. Tendría que darse un cambio muy brusco de panorama y de tendencias, pero quedan dos años de legislatura en los que puede pasar de todo».
Una buena valoración no garantiza votos
Según el barómetro del CIS de noviembre, Díaz es la política mejor valorada (4,75) por encima de Pedro Sánchez (4,45), a quien supera en todos los grupos de edad a excepción de los mayores de 64 años. Además, es la presidenta preferida para los españoles que tienen entre 25 y 34 años (15,9 %) y de 35 a 44 años (18,8 %).
El director de comunicación de Sigma Dos, Antonio Asencio, explica que la elevada puntuación que logra Díaz «es fruto sobre todo de la alta valoración que tiene entre el electorado de Unidas Podemos, por encima del siete; situándose también por encima del cinco entre los votantes socialistas».
También recuerda que «hemos tenido experiencias en el pasado en las que el político más valorado era (Josep Antoni) Duran i Lleida o Julio Anguita, y eso no se correspondía con una victoria o un buen resultado electoral».
Así, una buena valoración en las encuestas refleja que un político genera simpatía, lo que no se traduce necesariamente en votos, como recuerda el director de Sociométrica, Gonzalo Adán.
«Los presidentes del Gobierno suelen estar mal valorados, pero son presidentes. Arrimadas logra una mejor valoración que Casado en las encuestas y ahora mismo solo tiene la décima parte de la intención de voto del PP, al igual que Rosa Díez era la política mejor valorada y su partido desapareció».
Tensiones territoriales e internas
El artefacto electoral que podría utilizar Díaz para presentarse a las próximas generales tuvo su toma de contacto en el acto Otras políticas, celebrado en Valencia el pasado 13 de noviembre.
El politólogo Daniel Vicente Guisado cree que este acto fue «un primer paso para limar asperezas y preparar nuevas alianzas. Desde hace años, debido a las tensiones y conflictos internos del espacio, se ha ido configurando electorados cada vez más incompatibles. El espacio alternativo al PSOE debe coser si quiere que dos más dos sean, como mínimo, cuatro, y no tres».
Pese a ello, Gonzalo Adán recuerda que «todas las coaliciones preelectorales que se han dado en España han restado votos respecto a la suma obtenida en comicios anteriores».
De hecho, la confluencia entre Izquierda Unida y Podemos ya perdió más de un millón de votos en la repetición electoral de 2016 (5,05 millones) respecto a los que consiguieron por separado seis meses antes (6,11 millones).
«Es una plataforma a priori complicada que podría restar más que sumar», apunta el director de Sociométrica, ya que, aunque «aunara esfuerzos en unas elecciones concretas, tendría los días contados» por la difícil articulación entre los socios y sus divergencias en materia territorial.
Como apunta Ramón Mateo, la posibilidad de que Podemos quede «bastante desdibujado en la nueva plataforma, está provocando tensiones internas», ya que se contraponen «los intereses del partido y los electorales de Díaz».
La España interior, el muro de Podemos
Antonio Asencio, de Sigma Dos, cree que la dicotomía entre la España urbana y rural podría lastrar las expectativas de una plataforma liderada por la vicepresidenta segunda del Gobierno.
El director de comunicación de esta encuestadora ve más factible la posibilidad de un sorpasso al PSOE «en las zonas urbanas, puesto que este proceso ya se da en elecciones municipales y hasta autonómicas», en referencia al segundo puesto de Más Madrid en las regionales madrileñas o las alcaldías de Colau y Ribó en Barcelona y Valencia, respectivamente.
Por el contrario, en la España interior, «el votante es más fiel a los partidos tradicionales y las siglas siguen siendo muy importantes», con «zonas como Castilla-La Mancha, Extremadura o Castilla y León, donde los socialistas tienen una implantación histórica muy resistente». De hecho, las once provincias en las que Podemos nunca ha conseguido representación están en estas autonomías.
Escepticismo con el análisis de Redondo
El exdirector del Gabinete de la Presidencia del Gobierno Iván Redondo defendió hace una semana la hipótesis de que los jóvenes y los baby boomers serían los principales responsables del supuesto desembarco de Díaz en La Moncloa.
«Redondo parte de un análisis de la situación erróneo y llega a una conclusión equivocada», afirma María Martín (GAD3), al igual que «pensaba que había que repetir elecciones para que Sánchez llegara a los 150 diputados, y acabó perdiendo votos y escaños, quedando en una situación de mayor debilidad respecto a sus socios».
Martín cree que los jóvenes y los nacidos entre 1957 y 1977 no tienen incentivos para apoyar a la ministra de Trabajo, al ser los grupos «que más están sufriendo» la situación económica del país. De hecho, recuerda que en los últimos comicios «ya abandonaron al Gobierno de coalición. En Madrid se fueron con Ayuso, en Galicia con el Bloque Nacionalista Gallego…».
Por otro lado, Gonzalo Adán (Sociométrica) duda del impacto del apoyo de los jóvenes a la candidatura de Díaz, puesto que su participación en las elecciones suele ser más reducida que entre otros grupos de edad.
¿En qué caladeros de votos podría pescar entonces la vicepresidenta segunda? Para Daniel Vicente Guisado, sus opciones dependen de recuperar a los votantes que Podemos ha perdido desde 2015, mientras que Mateo (BeBartlet) cree que aspira a «ilusionar a un votante de la izquierda desmovilizado por el desgaste del Gobierno».
Pese a esta predicción, «la realidad es que hoy día las encuestas aún preguntan por Podemos y Yolanda Díaz, y hasta que esta candidatura no se dibuje, es difícil saber el impacto y qué grupos de población pueden sentirse apelados por ella», zanja.