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Alberto Ruíz-Gallardón, Ana Botella, José Luís Martínez-Almeida, Pablo Casado, Isabel Díaz Ayuso y Esperanza Aguirre

Alberto Ruíz-Gallardón, Ana Botella, José Luís Martínez-Almeida, Pablo Casado, Isabel Díaz Ayuso y Esperanza AguirreEl Debate

Efecto Madrid

Ayuso, Cifuentes, Aguirre, Gallardón: la tradición ‘popular’ de los «versos sueltos» que incordian a Génova desde Sol

Las tiranteces entre la dirección nacional y autonómica del PP no resultan novedosas, aunque sí constituyen una especificidad de este ecosistema político capitalino

Ahora es Ayuso con Casado; antes fueron Aguirre y Cifuentes con Rajoy; al principio era Gallardón con Aznar. Una fuente del PP explica el motivo de tantas refriegas Génova-Sol para El Debate: «Ambos equipos desarrollamos nuestra actividad en Madrid, una ciudad que nació con Felipe II para ser capital de España. Después, y hablamos de siglos después, Madrid también se ha convertido en la capital de una comunidad autónoma. Quien manda en Madrid, de partida, ya manda mucho... Tiene su lógica que no quiera que nadie le mande y que pretenda mandar aún más».

Las tensiones alcanzan cotas máximas cuando la presidencia nacional cruza las travesías del desierto en la oposición, mientras que en la dirección autonómica disfrutan del poder en Sol

El mismo interlocutor aporta una clave electoral: el PP ocupa el Ejecutivo de la Comunidad, de forma ininterrumpida, desde hace 26 años; sin embargo, el mismo partido ha estado en el Gobierno de España nueve años menos; un total de 15 repartidos entre dos presidencias, la de José María Aznar y la de Mariano Rajoy. «Las tensiones suelen alcanzar cotas máximas cuando la presidencia nacional del partido cruza las travesías del desierto en la oposición, mientras que en la dirección autonómica disfrutan del poder en la Puerta del Sol», reflexiona la referida fuente.

José María Aznar y Alberto Ruiz-Gallardón

José María Aznar y Alberto Ruiz-GallardónEFE

Gallardón Vs. Aznar

La Comunidad de Madrid estuvo liderada ocho años, de 1995 a 2003, por Alberto Ruiz-Gallardón; un periodo que prácticamente coincidió con la presidencia, entre 1996 y 2004, de José María Aznar al frente del Gobierno de España. El término «verso suelto» fue originariamente acuñado para referirse al Gallardón de aquella época. La indisciplina del político madrileño no era tanto con respecto a la vertical del poder, como en el plano ideológico. Sus postulados progresistas desentonaban con la línea de Génova, de carácter conservador.

Gallardón cosechó dos mayorías absolutas, pero dentro del PP era contemplado con recelo; lo juzgaban como un «topo izquierdista»

Gallardón ejecutó importantes proyectos de infraestructuras, al tiempo que cultivaba una estrecha amistad con el, por entonces, todopoderoso Grupo PRISA. Cosechó dos mayorías absolutas, pero dentro del PP era visto con frialdad, incluso con recelo; lo juzgaban como una especie de «topo izquierdista».

Por indicaciones del propio Aznar, se presentó a las elecciones municipales de Madrid. Una vez más, Gallardón ganó con mayoría absoluta. En 2011, Mariano Rajoy le nombró ministro de Justicia y se convirtió, de nuevo, en verso suelto; solo que en este caso desde otra perspectiva; su disenso con respecto a la cuestión del aborto le llevó a presentar la dimisión en 2014.

Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy

Esperanza Aguirre y Mariano RajoyEl Debate

Aguirre Vs. Rajoy

Las actuales tensiones entre los equipos de Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso son un juego de niños al lado del enfrentamiento que vivieron durante años Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre. Tras su segunda derrota en 2008 a unas elecciones generales, el político de Pontevedra emprendió en el Congreso de Valencia un viaje al centro que disgustó al ala derecha del partido. A partir de ese momento, con Aguirre desde la presidencia de la Comunidad de Madrid y con Rajoy ejerciendo de líder de la oposición en Génova –luego, a partir de 2011, ya desde la Presidencia del Gobierno– no hubo cuestión en la agenda pública que no los dividiese aún más. La presidencia de Caja Madrid, el trasvase Tajo-Segura, los impuestos, el caso Bolinaga, la confección de listas electorales, la corrupción… La contienda generó bandos políticos y mediáticos irreconciliables, de encono creciente. Al igual que una película de Sam Peckinpah, semejante desaguisado finalizó de la peor manera posible; con un trallazo de muerte –política– generalizada. Tras una sucesión de escándalos por corrupción que afectaban a su entorno cercano, Aguirre dimitió en 2017 de sus últimos cargos. «Me siento engañada y traicionada. No vigilé todo lo que debía, por eso dimito del cargo político que ostento», afirmó la lideresa. Hubo quien lo interpretó como una indirecta a Rajoy. El gallego no estuvo en política mucho más tiempo. Su presidencia terminó en 2018, tras la moción de censura registrada por Pedro Sánchez.

La presidencia de Caja Madrid, el trasvase Tajo-Segura, los impuestos, el caso Bolinaga, la confección de listas electorales, la corrupción… La contienda Aguirre-Rajoy generó bandos políticos y mediáticos irreconciliables

Cristina Cifuentes y Mariano Rajoy

Cristina Cifuentes y Mariano RajoyEl Debate

Cifuentes Vs. Rajoy

Tras la presidencia fallida de Ignacio González, Rajoy optó por la renovación con una política que llevaba 30 años de militancia en el partido, Cristina Cifuentes, para nombrarla, primero, delegada del Gobierno y, acto seguido, en 2015, cabeza de cartel en Madrid y presidenta del PP regional. Tres años después, en 2018, Cifuentes salía de la política acusada de un delito de falsedad documental por el título de un máster y con la publicación de un vídeo, oculto en un cajón durante siete años, donde se la ve guardar unos cosméticos de supermercado en su bolso.

Cifuentes llegó a postularse como sucesora de Rajoy en alguna quiniela, a ejercer de «verso suelto» progresista, a adoptar posturas de regeneración anti-corrupción y a plantear propuestas de primarias

En tan corto periodo de tiempo Cifuentes llegó a postularse como sucesora de Rajoy en alguna quiniela demoscópica, a ejercer de «verso suelto» progresista, a adoptar posturas de regeneración anti-corrupción y a plantear propuestas de primarias. Todo levantó crecientes ampollas dentro del Deep State del PP y, pese a sus guiños progresistas, la izquierda en cuanto tuvo ocasión fue contra ella sin particular misericordia. Sobre el presunto delito de falsificación, el Tribunal finalmente la absolvió: «Las sospechas legítimas que pudieran existir no se han convertido en prueba suficiente para justificar la responsabilidad de Cristina Cifuentes».

Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado

Isabel Díaz Ayuso y Pablo CasadoEFE

El espectáculo del enfrentamiento entre las dos direcciones está impactando en las perspectivas electorales del PP y, al menos durante las Navidades, las hachas de guerra se han enterrado

Ayuso Vs. Casado

Tras rumores de moción de censura, Isabel Díaz Ayuso convocó apresuradamente elecciones anticipadas en mayo de 2021. Su éxito no pudo resultar más rotundo. Con 65 diputados, ha duplicado el resultado obtenido en las elecciones a la Asamblea de 2019, logrando más diputados que la suma de las tres formaciones de izquierdas juntas. Sin embargo, las relaciones entre Génova y Sol en estos momentos están rotas. Ayuso quiere la presidencia del PP-M y desde la dirección nacional del partido le dicen que tiene que esperar, que los congresos uniprovinciales serán en la primera mitad de 2022. Génova, además, pretende que la modalidad de voto sea similar a la que permitió la llegada de Pablo Casado a la presidencia del PP en 2019; es decir, primera vuelta con voto de aliados y segunda vuelta con voto de compromisarios. Este formato permite mayor control por parte del aparato. Ayuso quiere que las dos vueltas sean votaciones de militancia, como las que permitieron la llegada de Cristina Cifuentes a la presidencia del PP madrileño en 2017. La presidenta autonómica, en la última junta directiva del partido, votó a favor de instaurar el modelo de elección, que ahora es el que defiende Génova. El espectáculo del enfrentamiento entre las dos direcciones está impactando en las perspectivas electorales del PP y, al menos durante las Navidades, las hachas de guerra permanecen enterradas. A partir de Año Nuevo ya se verá.

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