Entrevista
El alcalde vallisoletano que se niega a quitar la calle a Calvo Sotelo: «Nos han felicitado de toda España»
El regidor de Camporredondo, Javier Izquierdo, asegura a El Debate que rebautizar la calle, como pide el Senado, «sería contrario al ordenamiento jurídico»: «El nombre de Calvo Sotelo no tiene cabida en la ley de Memoria Histórica»
La respuesta de este pequeño Ayuntamiento de la provincia de Valladolid, de apenas 155 habitantes, ante la petición del Senado de que cambie el nombre de la calle de Calvo Sotelo ha despertado aplausos y admiración a partes iguales. El Ayuntamiento de Camporredondo recuerda a los senadores que ninguno de los dos posibles Calvo Sotelo cumple los requisitos que recoge la Ley de Memoria Histórica. Ninguno vivió en el tiempo que recoge dicha legislación. «Este Ayuntamiento ni ha adoptado ni va a adoptar en el futuro acuerdo alguno al respecto dado que, a diferencia de otras instituciones, ello supondría adoptar un acto contrario al ordenamiento jurídico».
–¿Cómo ha vivido la repercusión de la carta de respuesta al Senado?
–Casi abrumado, pero muy contento porque hemos recibido mucho apoyo por parte de mucha gente. De muchos lugares de España nos han escrito felicitándonos y mostrando su respaldo. Pero, sobre todo, hemos recibido el apoyo de los vecinos de Camporredondo.
–¿Cómo recibió la notificación del Senado?
–No es la primera vez que nos escriben en torno a la calle Calvo Sotelo. Ya nos pidieron el cambio la legislatura pasada, en 2018. El anterior alcalde decidió dejarlo pasar, pero nosotros no. Pensamos que sería bueno zanjar la cuestión. Y creemos que así será. Creo que hemos demostrado y dejado bien claro que el nombre de nuestra calle no tiene cabida en la Ley de Memoria Histórica. Pero si, aún con todo, el senador se mantiene en el empeño, lucharemos hasta el final.
–Por cierto, ¿a qué Calvo Sotelo se refiere la calle?
–Por los años que lleva el nombre ahí, debe tratarse de José Calvo Sotelo.
–¿Fue iniciativa suya personal?
–La carta la redactamos y mandamos en el seno del equipo de Gobierno. La hicimos entre el teniente de alcalde, la secretaria y yo.
–En la carta, ustedes apuntan a que los senadores deberían preocuparse más por los problemas reales del pueblo. Utiliza el término de «la España Vaciada y Olvidada»
–Aquí no se ha molestado nadie en si nos hemos quedado aislados por la nieve con Filomena el año pasado o el temporal de hace quince días o no, en si hemos tenido problemas con el coronavirus, si hemos necesitado mascarillas… Solo se acuerdan de que existe Camporredondo, o cualquier otro pueblo de la España Vaciada y Olvidada para cobrar los impuestos.
–Pues se lo pregunto yo: ¿Han tenido problemas con el coronavirus?
–Como cualquier otro lugar de España. En el caso particular de Camporredondo, se cerró el consultorio médico durante el confinamiento pero afortunadamente después se volvió a abrir. Con las mascarillas hemos tenido la suerte de que un oriundo de la localidad las fabrica y, entre las que nos cedió, las que nos dio la Diputación y algunas que pudo comprar este Ayuntamiento, afortunadamente no hemos tenido problemas.
Solo se acuerdan de nosotros para cobrar los impuestos
–¿Cuáles son los problemas reales de Camporredondo? ¿De qué se quejan los vecinos cuando se juntan en la compra, en el bar?
–De la vejez, de que el pueblo va a desaparecer porque no hay relevo generacional.
–¿Y de eso no les han preguntado los senadores ni tan siquiera tras la misiva?
–A los senadores solo les pedimos una cosa, que nos dejen vivir.