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El alcalde de Ermua, Juan Carlos Abascal, y la hermana del concejal asesinado por ETA, Marimar Blanco

El alcalde de Ermua, Juan Carlos Abascal, y la hermana del concejal asesinado por ETA, Marimar BlancoEFE

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El alcalde de Ermua se esconde tras el Rey y Sánchez para justificar su veto a Marimar Blanco

Juan Carlos Abascal insiste en que había muchas instituciones implicadas en el homenaje a Miguel Ángel Blanco y revela que no dispone de ningún documento que se refiera a la organización del acto

Veinticinco años después del asesinato de Miguel Ángel Blanco y con Bildu incrustado en el Gobierno, la sensación de que el universo abertzale está ganado la partida es intensa y el polémico homenaje al concejal del PP ejecutado por ETA, de hace escasas semanas, es un gran ejemplo: su propia hermana estuvo a punto de no participar en un acto al que no la invitaron de inicio, y en el que al final le pidieron conocer cuáles iban a ser sus palabras.

Con esos antecedentes tétricos, el alcalde de Ermua, el socialista Juan Carlos Abascal, sigue intentando repartir culpas, tras intentar que Marimar Blanco no participase en el homenaje a su hermano. La Casa Real, el Gobierno, el Ayuntamiento… todos organizaron el acto, según se deprende del documento al que ha obtenido en exclusiva El Debate y que demuestra el intento del alcalde de eludir su responsabilidad.

Y es que la unidad que hizo que viera la luz el llamado «Espíritu de Ermua» hace 25 años se resquebrajó días atrás cuando Marimar Blanco tuvo que pedir por carta a Abascal participar en el homenaje de Estado que se celebraba en el municipio, conmemorando el aniversario del asesinato de su hermano, el concejal del PP Miguel Ángel Blanco, y en el que participaba también el Rey y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

«Jamás había tenido que perseguir altavoces de ningún tipo», aseguraba Marimar Blanco en su misiva pero consideró «justificado y necesario dirigirse al auditorio en representación de su familia y de la Fundación Miguel Ángel Blanco», en una fecha tan señalada.

Finalmente, el alcalde tuvo que recular ante la presión y darle un espacio a Blanco en el homenaje pese a que ahora, a preguntas de El Debate, intenta repartir responsabilidades entre las máximas autoridades del Estado.

El alcalde aceptó la presencia de Marimar Blanco en el último momento y, aunque se escudó en el protocolo del acto, no había nada que lo organizara

De hecho, según el documento al que ha accedido El Debate, rubricado por el propio alcalde el pasado martes 19 de julio, el acto institucional de homenaje a Miguel Ángel Blanco, que ha intentado diluir como un evento más de las jornadas tituladas 'La huella imborrable', «han sido fruto de la colaboración entre las instituciones y las entidades participantes o colaboradoras».

Aunque eso sí, deja claro que «todos los detalles del evento en cuestión los ha trabajado el gabinete de Alcaldía con los diferentes interlocutores involucrados», evidenciando que él ha sido el máximo responsable de las jornadas.

Entre dichos interlocutores implicados, el alcalde señala, en concreto, «a Casa Real, Presidencia del Gobierno y Lehendakaritza del Gobierno Vasco», instituciones que, a su juicio «han hecho posible y materializado el acto institucional de homenaje».

Archivo del Ministerio del Interior

Archivo del Ministerio del Interior

Sin embargo, el Ayuntamiento «no dispone de ningún informe o documento de acuerdo de pleno de la Corporación; ni tampoco de la Junta de Gobierno Local; ni del concejal/a, delegado/a o sustitutos/as; tampoco Decreto del alcalde o resolución relativo al acto institucional de homenaje y reconocimiento a las víctimas del terrorismo en general y a las del municipio en particular – Sotero Mazo y Miguel Ángel Blanco -, ni sobre la posible participación de Mari Mar Blanco».

De esta manera, el alcalde que ahora trata de diluir su propia responsabilidad intentando hacer ver que había tantas instituciones implicadas que él poco más tenía que decir, incluso llegó a asegurar que «un acto de estas características no lo organiza solo el alcalde de Ermua», no hace sino reconocer su personalísima decisión.

No se reguló nada

Así lo confirma el hecho de que no se debatiera en el Pleno de Ermua, ni hubiera acuerdo de la Junta de Gobierno Local que él preside como alcalde; tampoco rastro alguno de un decreto de Alcaldía o de cualquiera de sus concejales.

La asistencia de Marimar Blanco, en un acto y una fecha tan simbólica como el 25º aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, fue una elección política y personal del propio alcalde socialista Juan Carlos Abascal quien, tras la polémica desatada, finalmente se vio forzado a permitir la asistencia de Blanco. Sobre este cambio de postura final, el alcalde tampoco ha querido dar explicación alguna, a pesar de las preguntas de El Debate.

De hecho, la Casa Real se apresuró a aclarar que la también diputada del PP en la Asamblea de Madrid podría participar en el homenaje antes de que intervinieran el presidente del Gobierno, el lehendakari, Íñigo Urkullu; y Felipe VI.

Moncloa ya se lavó las manos en lo relativo a la organización de tan simbólico acto. Presidencia del Gobierno se puso en contacto con Mari Mar Blanco para transmitirle su disposición a que participase en el homenaje a su hermano, según fuentes de Moncloa consultadas por Europa Press. Al mismo tiempo le trasladaron que corresponde al alcalde de Ermua, Juan Carlos Abascal (PSE), invitarla a intervenir, dado que es la corporación municipal la que organiza el acto.

A pesar de manifestar Abascal que «todos los detalles del evento en cuestión los ha trabajado el gabinete de Alcaldía con los diferentes interlocutores involucrados», la presencia de Marimar Blanco en el «acto institucional de homenaje y reconocimiento a las víctimas del terrorismo en general y a las del municipio en particular – Sotero Mazo y Miguel Ángel Blanco», no fue siquiera objeto de valoración dice ahora el alcalde, para encubrir su infame veto, frustrado en el último momento por las ampollas que el mismo levantó.

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