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Joaquín Ferrándiz durante su juicio en la Audiencia Provincial de CatellónEFE

Los juicios que conmocionaron a España (III)

El «quijote violador», el conductor que asaltaba a sus víctimas para abusar de ellas y asesinarlas

Ferrándiz mató en los años 90 a cinco mujeres tras ganarse su confianza. Fue condenado a 69 años de prisión, pero saldrá de la cárcel en julio de 2023

Joaquín «Chimo» Ferrándiz Ventura desarrolló su modus operandi –que acabaría otorgándole el apodo del «quijote violador»– antes de convertirse en un asesino en serie. En agosto de 1989 y con tan solo 26 años, el también conocido como «el asesino en serie de Castellón», atropelló con su coche la moto de María, una chica de 18 años que acabó herida del tobillo. Ferrándiz, presentándose como un galán –algo que también hará con sus próximas víctimas– le pidió perdón y le ofreció llevarla a un hospital, a lo que la joven aceptó. Sin embargo, Chimo se trasladó hasta un descampado, donde violó a la joven. En 1990 la Audiencia Provincial de Castellón le condena por estos hechos a 14 años de prisión, sin que se le detectara ninguna anomalía psíquica.

La actitud de Ferrándiz en la cárcel fue completamente ejemplar. El Juez de Vigilancia Penitenciaria subrayó «su buen comportamiento, aplicación en estudios, participación en concursos literarios y culturales, y la dirección de una revista para internos del Centro Penitenciario». Por ello se decidió que su condena se extinguiría en 1997, siete años antes de lo previsto. Además, en 1995 se le concedió el tercer grado, lo que le permitió salir de prisión en libertad condicional. Pero Chimo había aprendido de su antiguo crimen, y pensaba que para evitar la cárcel no podía dejar a sus víctimas con vida.

Se convierte en asesino en serie

A los tres meses de salir de la cárcel Ferrándiz comete su primer asesinato. Tras una noche de fiesta en el municipio de Benicasim, le ofreció a Sonia –una profesora de inglés de 25 años con la que había coincidido en la discoteca– llevarla a su casa. La joven aceptó, tal y como recoge la sentencia, «confiada por la buena presencia y los correctos modos» de Chimo. Sin embargo, Sonia pronto se dio cuenta de las posibles intenciones de su conductor, por lo que empezó a protestar y a gritar. En ese momento «el quijote» para el coche, saca una navaja, le corta la camiseta a la joven, y decide atarle las manos con cinta adhesiva. Además, «el acusado le quitó las bragas rasgándolas y con ellas la amordazó, colocando la prenda dentro de la boca». Tras ello, condujo su automóvil hasta un páramo, obligó a Sonia a andar alrededor de 20 metros, y la estranguló mientras estaba maniatada y herida, acabando con su vida. Después, ocultó el cuerpo con un saco, que no fue encontrado hasta más de cuatro meses después.

Adolece un trastorno de la personalidad polimorfo, compartiendo rasgos anancásticos, esquizoides y neuróticos que obedecen a un origen psicógenoSentencia condenatoria de Joaquín Ferrándiz

Los tres siguientes asesinatos de Ferrándiz fueron bastante similares y sucedieron en un corto espacio de tiempo. En agosto y en septiembre de 1995, y tras haber tomado «varias copas en diversos establecimientos», Chimo se dirigía a una zona de prostitución al aire libre en el sur de Castellón. Una vez había contratado los servicios, y cuando las mujeres ya se encontraban desnudas en el interior del coche de Ferrándiz, este acometía sus crímenes. En el primer caso, «el quijote» rodeó el cuello de la víctima con sus propias mallas hasta lograr matarla por asfixia.

Menos de un mes después, y con una mujer en la misma situación, Ferrándiz «propinó repetidos golpes logrando reducirla para atarle ambas manos por la espalda con las propias bragas de ésta y con una bolsa de plástico». Tras ello, el asesino en serie la asfixió con sus manos, provocándole la muerte. A los pocos días, y tras haber contratado los servicios de una prostituta en idéntica zona, Chimo estranguló y mató a su cuarta víctima. Además, tras los crímenes, Chimo abandonó los tres cadáveres en el cauce del rio Mijares «donde existía abundante matorral y maleza, y quedando ocultos entre la pared del desnivel y una acequia allí existente».

Tras 25 años en la cárcel, en julio de 2023, saldrá por segunda vez de prisión, ahora con 58 años de edad.

El siguiente asesinato lo cometió un año después, el 14 de septiembre de 1996. A las 7 de la mañana, Ferrándiz se encontró en un local de Castellón con una joven de 25 años, conocida suya. Tras intimar, tuvieron relaciones sexuales en el coche del «quijote violador», y cuando la mujer estaba vistiéndose y desprevenida, Chimo «le golpeó la cabeza y el rostro con una piedra envuelta en una toalla», para después, «utilizando su propio sujetador, le ató las manos, por detrás de su propio cuerpo, procediendo en esa situación el acusado a estrangularla con sus manos provocándole la muerte por asfixia». Después de esto, tiró el cadáver a una balsa.

Con cinco asesinatos a sus espaldas, el posterior crimen se quedó en grado de tentativa gracias a la intervención de un vecino. Después de una fiesta Ferrándiz decidió seguir a una chica de 19 años que volvía sola a su casa. En un momento, Chimo «la abordó de súbito tratando de cogerla y de taparla la boca», pero la joven comenzó a emitir gritos de auxilio, oídos por un vecino desde su ventana que se decidió a bajar a la calle. Sin embargo, el agresor golpeó a su víctima hasta dejarla inconsciente, y justo cuando había conseguido meterla en la parte trasera de su coche, llegó el vecino, que tiró de las piernas de la joven. Ella recobró el conocimiento y salió corriendo, mientras que ambos hombres se quedaron discutiendo. Chimo argumentó que «se trataba de su novia y le había puesto los cuernos».

Demuestra un actuar frío y calculado a todas luces incompatible con un estado de intoxicación etílica mínimamente transcendenteSentencia condenatoria de Joaquín Ferrándiz

El último intento de crimen se frustró gracias a que la policía ya le seguía la pista al asesino en serie. El 12 de julio de 1998, Ferrándiz, que esa noche estaba siendo vigilado por una patrulla, le pinchó las ruedas del coche a una chica que había visto salir de una discoteca. La joven, seguida por Chimo en su automóvil, tuvo un accidente, y cuando «el quijote» fue a ofrecer de nuevo su ayuda, intervino la Policía y le detuvo, ya que había visto que él era el causante premeditado del suceso.

Atenuantes y agravantes: confiesa los delitos

Durante el juicio, y tal y como recoge su sentencia, se demostró que Ferrándiz padecía de un «trastorno de la personalidad polimorfo, compartiendo rasgos anancásticos, esquizoides y neuróticos que obedecen a un origen psicógeno». Sin embargo, todo ello «no le impide gobernarse a sí mismo», por lo que no supone un atenuante de la pena y debía responder por sus hechos. Asimismo, en la instrucción del caso el acusado confesó todos los crímenes cometidos, lo que le rebajó la condena considerablemente.

Por su parte, la defensa también trató de argumentar que «el quijote» actuaba en un grave estado de embriaguez, pero la Audiencia Provincial de Castellón concluyó que demostraba «un actuar frío y calculado a todas luces incompatible con un estado de intoxicación etílica mínimamente transcendente».

Condena

En cuanto a las indemnizaciones, la Fiscalía solicitó que el Estado fuera responsable civil subsidiario al haberle concedido la libertad provisional a Chimo. No obstante, el Tribunal dictaminó que «un liberado condicional no es empleado ni dependiente del Estado, ni siquiera en el sentido amplio expuesto por el Ministerio Fiscal», por lo que las indemnizaciones debían ser abonadas exclusivamente por Ferrándiz. Se le condenó a pagar 120.584.000 millones de pesetas en concepto de responsabilidad civil, lo que suponen actualmente en torno a 725.000 euros.

Así las cosas, el último día del siglo XX la Audiencia de Castellón dictó sentencia sobre el caso de Joaquín Ferrándiz Ventura, condenándole a 69 años de cárcel. En total, cinco delitos de asesinato, con penas de prisión de 16 años en uno de ellos, y de 11 años en los cuatro restantes, además de otros 9 años por un asesinato en grado de tentativa. Tras 25 años en la cárcel, en julio de 2023 –justo dentro de un año– saldrá por segunda vez de prisión, ahora con 58 años de edad.