Los monopolios galos, exhaustos
La estrategia de Francia para aislar a España del resto de Europa, obsoleta por la guerra de Putin
Francia ha decidido dar un súbito giro en su política exterior energética. Durante años se ha opuesto al proyecto de un nuevo gasoducto entre nuestro país y Alemania que, por tanto, ha de cruzar las tierras galas
El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, ha manifestado que está dispuesto a «examinar» la posibilidad gasística que le piden el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, a los que ha calificado de «amigos».
«Desde el momento en que el presidente del Gobierno español y el canciller alemán lo piden, desde que los amigos lo piden, examinamos la demanda de nuestros amigos, de nuestros socios», fueron las palabras de Le Maire tras su intervención ayer martes en la universidad de verano de la patronal francesa, MEDEF, en París.
Para este cambio de posición, Le Marie ha invocado la amistad; una de las más nobles causas que existen. Sin desdecir este primer motivo, sobre el Gobierno galo también gravitan otros factores; como por ejemplo que Vladimir Putin esté valorando seriamente en restringir el suministro de gas para el invierno entrante a Francia. De ahí la apertura a que el MidCat, el proyecto de gaseoducto español que llevará a toda Europa un importante flujo de gas, entre por fin en Francia.
Putin esté valorando seriamente en restringir el suministro de gas para el invierno entrante a Francia
¿Cuál es el motivo de fondo para que Francia haya mantenido una reticencia durante tanto tiempo hacia España? Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores español, el MAEC, próximas a El Debate responden: «No olvidemos que el proyecto del MidCat encalló en 2019 tras el dictamen negativo del equivalente francés de la CNMV. Sucede que nuestro país vecino ejerce un monopolio de facto sobre su consumo gasístico, al que proveen empresas autóctonas en gran parte participadas por capital del Estado francés. Estas tendencias nacieron con la ley de nacionalización de la electricidad y el gas del 8 de abril de 1946, que promulgó Charles de Gaulle, y esta visión política mantiene vigencia en Francia tanto en el sector energético como el sector de los ferrocarriles».
El MidCat, ahora sí
Pero la amenaza de Putin de cortar por completo el suministro energético a toda Europa, también a Francia, puede hacer que el monopolio gasístico francés no tenga más remedio que abrirse a otras fuentes de suministro. «Por ejemplo, al MidCat español», ratifica interlocutor del MAEC desde el lounge de un céntrico hotel madrileño mientras realiza con la mano un gesto que denota familiaridad con el maître. Al poco tiempo, el camarero sirve sobre la mesa donde se desarrolla esta conversación el primer bloody mary de la tarde.
«Sea como fuere, el anuncio del ministro Bruno Le Maire», prosigue el alto funcionario, «resulta positivo para España, dado que nuestro país necesita poner fin cuanto antes a la situación de isla energética que en cierto modo aún caracteriza a la Península Ibérica. De este modo, podremos favorecer el incremento de las exportaciones de nuestras excelentes gasificadoras. Los Gobiernos de España de todo signo, conscientes de esta situación, trabajan desde hace años en multiplicar las interconexiones energéticas, eléctricas y gasísticas, ya sea a través de tierra o mar, y buscan hacerlo no solo con Francia».
El obstáculo a las interconexiones de transportes españoles procede de los monopolios ferroviarios franceses, la extrema derecha gala, el movimiento ecologista radical, más un sector de sus agricultores
Para las interconexiones eléctricas ya está en marcha el proyecto de conexión Golfo de Vizcaya, que entrará en servicio en 2025. Están en el aire, dada la resistencia francesa a su instalación, las demás futuras interconexiones eléctricas. Cuestión parecida acontece con las interconexiones gasísticas. España, por el freno francés, aún no ofrece salida internacional a su red de plantas de regasificación de gas natural licuado que importa de 10 países distintos, en primer lugar EE.UU.
Otro tanto sucede con las interconexiones españolas por autopista y ferrocarril con el resto de Europa. Aquí también se vive –más bien se sufre– la resistencia francesa. El obstáculo a las interconexiones de transportes procede de una conjunción de factores: los monopolios ferroviarios franceses, la extrema derecha gala, el movimiento ecologista radical, más un sector de sus agricultores, que se oponen a la competencia española.
El freno de mano francés
Esta oposición no solo es social, sino que también está asumida por el Ministerio francés de Transportes, tal y como muestra la remisión en mayo de 2018 del informe del diputado socialista Philippe Duron, el llamado Informe Duron, a la Asamblea Nacional; si bien es cierto que el presidente de la República, Emmanuel Macron, no es persona en principio desfavorable a las posiciones españolas.
Así, el freno francés está ralentizando el AVE Madrid-París tanto por el Mediterráneo, donde sigue pendiente de finalizar el tramo Perpiñán-Montpellier –el objetivo español sería que estuviera en servicio para 2030–, como por el Atlántico y la «Y» vasca; a España le gustaría aquí que el tramo francés Burdeos-Dax estuviese operativo también para 2030. Pero, de nuevo, se siente la mano ralentizadora francesa, que actúa para que estos proyectos no se pongan en funcionamiento antes de 2050.
La postura de Francia es dañina para España y para el conjunto de la UE, debido a la saturación del tráfico por los extremos mediterráneo y atlántico de la península
«La postura de Francia en este punto es resulta dañina para España, y por un motivo muy concreto: la saturación del tráfico por los extremos mediterráneo y atlántico de la península, donde ya se percibe un riesgo de asfixia de las comunicaciones terrestres con el resto de Europa. España precisa aumentar las conexiones de ferrocarriles de alta velocidad y mejorar los actuales accesos ferroviarios y por carretera para reforzar nuestro mercado único con la Unión Europea», enfatiza en interlocutor del Ministerio, que lanza una mirada cómplice al maître del hotel y, acto seguido, a su copa vacía; es su forma de solicitar el segundo –y todo parece indicar que no último– bloody mary de la tarde.
La guerra de Putin ha trastocado por completo el equilibro francés. Los monopolios galos ya no bastan para proveer a su consumo interno. Por eso, el Eliseo hace señales a su ministro de Economía para que facilite la apertura de sus redes de gas a España. «Y también por una cuestión de amistad, faltaría más».