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La actual ministra de Justicia, y expresidenta del Senado, Pilar LLop

La actual ministra de Justicia, y expresidenta del Senado, Pilar LLop

El perfil de la semana

Pilar Llop, ministra de Justicia, feminista y viajera en metro y autobús

La expresidenta del Senado ha asegurado que oye a la gente, en el transporte público, hablar del bloqueo en el CGPJ

A buen seguro si hace unos días hubiésemos preguntado a los españoles por el nombre de la actual ministra de Justicia, pocos habrían sabido contestar con rotundidad que la cartera más polémica, en los últimos tiempos, la ocupa Pilar Llop. Pocos más sabrían que LLop, además, fue durante dos años la presidenta del Senado, en la segunda legislatura de Pedro Sánchez. Y, sin embargo, la cosa ha dado un vuelco inesperado tras las declaraciones con las que la socialista, de perfil aparentemente bajo, se descolgaba esta semana para carcajada general: «Antes decíamos que a nadie le importaba la renovación del CGPJ, que era algo que estaba como muy fuera de la órbita del día a día de cada ciudadano, pero es que ahora ya...». «Mire, yo a veces voy en metro, a veces voy en autobús, y escucho a la gente que habla de este tema», aseguraba en rueda de prensa ante los medios de comunicación. Los memes en redes sociales no se hacían esperar.

Desde entonces, Llop se ha convertido, por sí misma, en el tema de conversación de la gente que viaja en metro y en autobús, y de la que no; de la que hace cola en la carnicería para comprar sólo un par de lochas de mortadela, porque con la inflación hay que ajustar; de la que se toma el mismo café cada mañana como desde hace veinte años, en su bar de siempre, sólo que cada vez más caro; de la que debate sobre la cuadratura del círculo en la peluquería, eso sí, para encajar una factura de la luz, que no deja de subir, con un sueldo que no da. Toda esa gente para la que, según la ministra de Justicia, su máxima preocupación vital es la negativa del PP a plegarse a la voluntad del Gobierno por controlar el Poder Judicial.

Es la misma que anuló en el Senado la votación para bajar el IVA, al 10 %, a peluquerías como la que su madre, esteticista de profesión, regentó. Sí, sí, una de las «miembras» del «Gobierno de la gente» –ésa con la que de vez en cuando comparte vagón, un par de paradas, rodeada de escoltas– revocó, como presidenta de la Cámara Alta, la enmienda liderada por el PP para la rebaja del impuesto sobre el valor añadido. Y lo hizo dos días después de que el Pleno consiguiese, en julio de 2021, el respaldo de una sólida mayoría de senadores de izquierda a derecha, sin distinción.

Tan sólo un año antes, una desconocida LLop la liaba con su estilismo de falda morada y blusa dorada, con cinturón marrón, para asistir al homenaje de Estado a las víctimas de la pandemia del coronavirus y a los colectivos profesionales que le hicieron frente. Doña Pilar acudió al acto presidido por el Rey Felipe VI, en el Patio de la Armería del Palacio Real, con un atuendo más propio «de un botellón» trasnochado que de unas exequias fúnebres.

Magistrada especialista en violencia de género, la ministra se ha convertido, tras la vuelta del verano, en uno de los nombres de peso a los que la Moncloa trata de dar más presencia pública. En especial, para hablar del bloqueo en la renovación de las instituciones, dentro y fuera del transporte público.

La hoy ministra de Justicia –exparlamentaria en la Asamblea de Madrid, nacida políticamente en la Comunidad– y jueza de profesión, tendrá que tragar, todavía, con un sapo más: tramitar desde su cargo actual el polémico indulto del Gobierno a José Antonio Griñán, tras la sentencia de los ERE. No en vano, ha adquirido cierta práctica durante su mandato en esto del «perdón» que ya concedió, por ejemplo, a la secuestradora de niños Juana Rivas para evitar su ingreso en la cárcel.

Y, todo ello, mientras el Supremo todavía tiene pendiente la revisión de la «idoneidad» de la medida de gracia concedida por el Ejecutivo de Pedro Sánchez a los cabecillas del 'procés' catalán condenados, en firme, algunos de ellos, hasta a 13 años de prisión. Así las cosas, parece fácil de explicar la confusión de la ministra de Justicia –durante su réplica a la diputada de ERC, Montserrat Bassa, el pasado miércoles en el Congreso– en eso de combatir, pero poco y al revés, el relato secesionista: «Pero, ¿es que no hay catalanes viviendo en otros lugares de España?. Y, viceversa, ¿no hay españoles viviendo también en...pues... pues... allí también... en Cataluña?».

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